Emily St. John Mandel: ¡°En Estados Unidos est¨¢s completamente solo ante el peligro¡±
La ganadora del Arthur C. Clarke reconstruye en su ¨²ltima novela, ¡®El hotel de cristal¡¯, el sonado caso de estafa multimillonaria de Bernie Madoff y lo convierte en una f¨¢bula sobre los fantasmas del pasado
Emily St. John Mandel naci¨® en 1979 en un lugar llamado Merville, en la British Columbia, Canad¨¢. A los ocho a?os empez¨® a escribir poemas y relatos en un diario que, recuerda, era de un azul precioso. Se lo hab¨ªa regalado su madre. Por entonces, la futura ganadora del Arthur C. Clarke y finalista del National Book Award ¨Cese mismo a?o, 2015, y por una novela, Estaci¨®n Once, que tiene hoy algo de visionaria¨C no iba al colegio. ¡°Mis padres me dieron clase en casa. Los colegios de la zona no les convenc¨ªan, y eran muy hippies¡±, dice. Una de las tareas fijas de su peculiar escuela en casa era la de escribir. ¡°Cada d¨ªa deb¨ªa escribir un cuento o un poema¡±, recuerda. Algo que le encantaba. ¡°Lo que me atrajo desde un principio de la escritura es que era como tener un mundo propio en el que no ten¨ªa que relacionarme con nadie m¨¢s que conmigo misma. Era una ni?a muy t¨ªmida¡±, asegura.
Est¨¢ sentada a la mesa de su cocina, en su casa, en Nueva York. Tiene un poemario de Czeslaw Milosz al alcance de la mano. Dice que siempre le atrajo lo fant¨¢stico. ¡°Siempre me fascinaron las historias de fantasmas y la ficci¨®n especulativa¡±, recuerda. Lo que no imagin¨® es que acabar¨ªa situando su nombre entre los m¨¢s destacados de cuantos se han dedicado a imaginar un futuro indeseablemente posible. Ni que alguien calificar¨ªa lo que hace de cruce perfecto entre lo que hicieron Raymond Chandler y J. G. Ballard. ¡°Lo que me interesaba era lo que ocurrir¨ªa despu¨¦s. Yo quer¨ªa escribir sobre el aspecto que podr¨ªa tener el mundo 15 o 20 a?os despu¨¦s de que la civilizaci¨®n se hubiese pr¨¢cticamente extinguido, y pens¨¦ que una pandemia ser¨ªa ideal¡±, dice. Habla de Estaci¨®n Once, su premiada novela sobre una sociedad postecnol¨®gica.
Habiendo escrito sobre ello, ?c¨®mo encaj¨® las primeras noticias sobre la pandemia? ¡°Este ha sido un a?o muy complicado, pero no puedo dejar de sentirme afortunada, porque mi principal problema es que no puedo ver a mi familia. Mi madre vive en Canad¨¢ y siempre que me imagino yendo a visitarla, creo que voy a pillar la covid por el camino y a contagiar a todo su peque?o pueblo al llegar. As¨ª que llevo casi un a?o sin ver a mis padres ni a mis hermanos. Les echo much¨ªsimo de menos, pero no puedo quejarme. Mi marido y yo trabajamos desde casa, y cuidamos de nuestra hija de cuatro a?os, a la que no estamos llevando al colegio porque no nos parece seguro. Hemos montado una peque?a red con otras familias y compartimos ni?era, y nosotros mismos no salimos de ese grupo burbuja que hemos formado para no correr riesgos¡±, relata.
A todo eso, se suma la no renuncia de Donald Trump tras perder las elecciones presidenciales. ¡°Estamos viviendo una ¨¦poca muy extra?a en Estados Unidos¡±, dice. El abuso de poder es algo que no puede soportar. Su ¨²ltima novela, El hotel de cristal (?tico de los Libros), trata precisamente de eso, y de c¨®mo el delito compartido es menos delito. Es decir, de c¨®mo, por ejemplo, pueden sentirse alentados y por completo legitimados los seguidores de Donald Trump a hacer todo tipo de destrozos all¨¢ donde les parezca siempre que no est¨¦n solos. ¡°Lo que me pareci¨® fascinante del caso Bernie Madoff ¨Cel caso de estafa multimillonaria en el que se basa su novela¨C es la manera en que el crimen se normaliz¨® hasta el punto de que para sus empleados estafar era un trabajo. Llegaban cada ma?ana a la oficina y no hac¨ªan otra cosa que robar, y les parec¨ªa que hac¨ªan lo correcto, o que era lo que ten¨ªan que hacer¡±, asegura.
El inversor, banquero y todopoderoso hombre de Wall Street Bernie Madoff fue condenado en 2009 a 150 a?os de c¨¢rcel por estafar a una innumerable cantidad de grupos de inversi¨®n, empresas, organizaciones ben¨¦ficas y hasta personas f¨ªsicas utilizando el llamado esquema Ponzi, esto es, un tipo de estafa piramidal en el que los estafados acaban, sin darse cuenta, estafando a otros, y que por lo tanto, se vuelve tan indetectable que puede funcionar durante a?os, como ocurri¨® en el caso de Madoff, que lleg¨® a desfalcar m¨¢s de 68.000 millones de d¨®lares. En la novela, el esp¨ªritu corrupto de Madoff lo encarna Jonathan Alkaitis, due?o, entre otras muchas cosas, casi infinitas, del hote Caiette, suerte de palacio de cristal situado en la salvaje isla de Vancouver al que s¨®lo puede accederse con barco. All¨ª trabaja como camarera la rebelde y atormentada Vincent.
A los clientes del Caiette, un lujoso cinco estrellas, no les interesa en absoluto el mundo real. Quieren contemplar lo salvaje desde la seguridad y la comodidad de una habitaci¨®n con vistas y un mueble bar bien surtido. ¡°La tragedia de Vincent es que pese a ser una chica inteligent¨ªsima, no sabe qu¨¦ hacer con su vida. A veces pasa. Y es horrible cuando ocurre. De ah¨ª que la relaci¨®n que establece con Jonathan sea tan extra?a¡±, cuenta la escritora. Porque Jonathan, ya adentr¨¢ndose en el fango de la inminente condena, necesita dar una imagen de estabilidad ¨Cy para ello necesita, cree, a una esposa¨C, mientras que ella quiere escapar de all¨ª. ¡°Su relaci¨®n tiene algo de mercenaria, s¨ª, pero a la vez se acaba convirtiendo en una forma de amistad¡±, dice St. John Mandel. El antagonista es Paul, el hermano amargado y rabioso de Vincent, que ¡°cree que el mundo le debe algo¡±.
¡°Creer que el mundo te debe algo convierte tu vida, por defecto, en algo horrible, y te convierte a ti en alguien que no puede pensar en otra cosa que en s¨ª mismo. Paul cree que conoce a su hermana, pero no tiene ni idea¡±, a?ade la escritora, que juega con la estructura en la trama tratando de imitar la estructura desordenada de El atlas de las nubes, de David Mitchell. Viajando del pasado al futuro presente de los protagonistas. ¡°Fue un libro complicado de escribir¡±, admite. Tambi¨¦n por lo que tiene de salvaje. Porque podr¨ªa decirse que Vincent tiene algo ¨Cy no solo el nombre¨C de la rebeld¨ªa de Edna St. Vincent Millay. ¡°Sin ninguna duda, su vida m¨¢s all¨¢ de toda convenci¨®n es una inspiraci¨®n para el personaje, y para m¨ª¡±, confiesa la autora. Pero tambi¨¦n sobre lo salvaje de la vida en Estados Unidos que estafas como la de Madoff ponen de manifiesto. ¡°En Estados Unidos est¨¢s completamente solo ante el peligro¡±, dice.
Se refiere a lo multitudinariamente catastr¨®fico de una estafa como la que plantea la novela ¨Cque la utiliza como veh¨ªculo para contar, sobre todo, la historia de Vincent, y su relaci¨®n con su madre ausente, y lo complicado que es abrirse camino en un mundo que no espera que lo hagas¨C para una enorme cantidad de personas que se quedan en la cuneta sin poder pedir ayuda a nadie. ¡°Soy de Canad¨¢, pero he vivido lo suficiente en Estados Unidos como para ser consciente ya de que, s¨ª, hay un mont¨®n de oportunidades aqu¨ª, pero pase lo que pase, vas a estar solo. No hay ning¨²n tipo de red social, as¨ª que perder tus ahorros de la manera en la que los perdieron las v¨ªctimas de Madoff puede ser catastr¨®fico¡±, considera la escritora, que, cuando tiene que hablar de maestros, no del crimen sino de los literarios, se le vienen a la mente cuatro: ¡°Dan Chaon, Jennifer Egan, Irene Nemirovsky y Raymond Chandler¡±.
El hotel de cristal
Traducci¨®n de Claudia Casanova/p>
?tico de los Libros, 2020. 320 p¨¢ginas. 17,90 euros
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