Un misterio llamado Carmen Laforet
Entr¨® en la historia de la literatura con 23 a?os, se pas¨® la vida huyendo del ¨¦xito de ¡®Nada¡¯ y termin¨® abandonando la escritura. Una recopilaci¨®n de sus art¨ªculos inaugura su centenario
De nuevo, Carmen Laforet. Este es el a?o del centenario de su nacimiento, ocurrido un 6 de septiembre, en Barcelona, en un piso de la calle de Aribau al que volver¨ªa de joven huyendo de una experiencia familiar inc¨®moda y que se har¨ªa c¨¦lebre despu¨¦s de Nada. Su padre, Eduardo Laforet, un arquitecto atractivo y seductor, se cas¨® a los pocos meses de quedar viudo de Teodora D¨ªaz, madre de los tres hijos del matrimonio, y el revuelo en Las Palmas, donde viv¨ªa la familia desde 1923, fue notable pues era un hombre muy conocido en la ciu...
De nuevo, Carmen Laforet. Este es el a?o del centenario de su nacimiento, ocurrido un 6 de septiembre, en Barcelona, en un piso de la calle de Aribau al que volver¨ªa de joven huyendo de una experiencia familiar inc¨®moda y que se har¨ªa c¨¦lebre despu¨¦s de Nada. Su padre, Eduardo Laforet, un arquitecto atractivo y seductor, se cas¨® a los pocos meses de quedar viudo de Teodora D¨ªaz, madre de los tres hijos del matrimonio, y el revuelo en Las Palmas, donde viv¨ªa la familia desde 1923, fue notable pues era un hombre muy conocido en la ciudad. Sin embargo, los celos y las tiranteces entre la nueva esposa y los todav¨ªa muy j¨®venes hijos de Teodora hicieron de aquella nueva aventura conyugal una experiencia dif¨ªcil.
Sartre escribi¨® acerca de la falta de amor de Flaubert en su ni?ez: ¡°Cuando el amor est¨¢ presente, la masa del esp¨ªritu sube, y cuando est¨¢ ausente se hunde¡±. As¨ª ocurri¨®, al menos en parte, en la familia Laforet, y la primog¨¦nita de los tres hermanos puso mar de por medio a los 18 a?os ¡ªlos cumpli¨® durante el viaje¡ª rumbo a Barcelona, donde viv¨ªa la familia paterna. Lo hizo siguiendo en parte un amor de juventud, Ricardo Lezcano, al que hab¨ªa conocido en Las Palmas, y, en parte, con el objetivo de dejar atr¨¢s el vac¨ªo en que estaba creciendo y que recrear¨ªa con dureza en su segunda novela, La isla y los demonios (1952). Una obra que, en su momento, decepcion¨® pues todo el mundo esperaba la continuaci¨®n de la historia de Andrea.
Dio forma al desaliento moral que se viv¨ªa en Espa?a tras la Guerra Civil sin las estridencias de Camilo Jos¨¦ Cela
Podemos imaginarnos las esperanzas, la rebeld¨ªa, el af¨¢n de libertad con que aquella so?adora nata que era Carmen Laforet lleg¨® a la capital catalana. En ella viv¨ªan todav¨ªa sus abuelos, de los que guardaba un grat¨ªsimo recuerdo de ni?ez, y a la ciudad hab¨ªa llegado unos d¨ªas antes el joven Ricardo para seguir sus estudios en la escuela industrial. De modo que la futura escritora desembarc¨® esperando vivir los d¨ªas m¨¢s felices, pero ¡°nada¡± saldr¨ªa como esperaba. ¡°Nada¡± que ver aquella ciudad medio destruida por los bombardeos y la miseria despu¨¦s de tres a?os de guerra con los dulces recuerdos que atesoraba de su infancia. El impacto debi¨® de ser considerable si pensamos que en las islas Canarias los a?os de la guerra fueron solo un leve eco de lo que suced¨ªa en la Pen¨ªnsula.
La relaci¨®n con Ricardo tampoco prosper¨® y no prosperaron los estudios a los que se hab¨ªa comprometido con su padre. De hecho, la novela, escrita ya en Madrid entre 1942 y 1944 (aunque con esbozos anteriores), resume perfectamente su experiencia real en Barcelona. Aquello no sali¨® bien. O s¨ª. Porque la escritora sabr¨ªa proyectar literariamente su extra?o ¨¢nimo (extra?o por seductoramente distante y contenido) y en ¨¦l se fundir¨ªan miles de j¨®venes que como ella quer¨ªan pensar en sus vidas en medio de los escombros. En definitiva, Laforet dar¨ªa forma al desaliento moral que pod¨ªa sentirse en 1940 sin las estridencias de un Pascual Duarte, por ejemplo.
Nada es una novela fenomenol¨®gica, y lo digo aun siendo consciente de que la escritora no pod¨ªa conocer esta corriente filos¨®fica que se impuso a comienzos de siglo, pero esa es su intuici¨®n y la naturaleza de su mirada, de modo que en lugar de ofrecernos una narraci¨®n con amplias descripciones de la ciudad, de la acci¨®n y los personajes, la autora se centra en contarnos c¨®mo le va a la joven Andrea desde que llega a Barcelona hasta que huye a Madrid siguiendo a su amiga Ena ¡ªtrasunto de Linka Babecka, una amiga fundamental en su vida¡ª.
Entre la llegada y la partida se produce el desplome de sus ilusiones. Eso fue lo que ocurri¨® tambi¨¦n en el ¨¢nimo de la autora, aunque en el futuro negar¨ªa una y otra vez el indudable car¨¢cter autobiogr¨¢fico de la novela. Razonablemente, pues aquel autobiografismo, m¨¢s que l¨®gico en una autora novel, tendr¨ªa severas consecuencias familiares. En todo caso, a las ilusiones ca¨ªdas en Barcelona siguieron otras nuevas florecidas en Madrid. All¨ª se instala la autora, en el piso de su t¨ªa Carmen D¨ªaz, quien ejercer¨ªa como segunda madre de los hermanos Laforet en los a?os siguientes.
La correspondencia a la que pude tener acceso cuando escrib¨ªa la biograf¨ªa Una mujer en fuga, en colaboraci¨®n con Israel Rol¨®n, da idea de los dos a?os fren¨¦ticos que vive en la capital. Se matricula en Derecho, ampl¨ªa junto a Linka su c¨ªrculo de amistades ¡ªJuan Eduardo Z¨²?iga lo recordaba muy bien¡ª y se vuelca en un ¡°trabajo fuerte¡± que solo pod¨ªa ser la escritura de Nada. Ser¨¢ Linka quien le propone ofrecer su manuscrito a un joven editor y hombre de letras, Manuel Cerezales, entonces director de Pace, una editorial fundada junto a Ricardo P¨¢ez (de ah¨ª el acr¨®nimo) y que fenecer¨ªa pronto. Cerezales qued¨® prendado del relato de aquella joven que estaba en las nubes y era capaz de sumergir al lector en las andanzas de una adolescente que vive por primera vez la experiencia de su libertad en un medio dif¨ªcil.
Al poco tiempo, le propuso presentarla a la primera edici¨®n del premio convocado por Destino y probablemente colabor¨® en su redacci¨®n final d¨¢ndole valiosos consejos. La escritora y otra gran amiga de Laforet aquellos a?os Lola de la Fe recordaba que, pocos d¨ªas antes de cerrarse el plazo previsto, las cuartillas mecanografiadas ocupaban todos los espacios libres de la casa de la t¨ªa Carmen. Estaban repartidas por el comedor y prendidas con alfileres en la tapicer¨ªa de sillas y sillones. Aquello era una dura prueba para una joven que no har¨ªa del orden su principal virtud, como ella misma reconoce en algunos de sus art¨ªculos.
La conversi¨®n religiosa propiciada por la tenista Lil¨ª ?lvarez, su amiga y amor secreto, explica el giro m¨ªstico de su tercera novela, ¡®La mujer nueva'
Casi da apuro escribir que gan¨® el primer Premio Nadal el 6 de enero de 1945, a los 23 a?os: es la descripci¨®n m¨¢s desgastada de la historia de la literatura espa?ola ¡ªla otra es calificarla de ¡°chica rara¡±, como si no hubiera m¨¢s ideas en el mundo¡ª. El jurado, estimulado por su principal defensor, el cr¨ªtico Rafael V¨¢zquez Zamora, apenas dud¨® entre C¨¦sar Gonz¨¢lez Ruano ¡ªquien present¨® una novela a medio hacer¡ª, el gallego Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez Bl¨¢zquez y Laforet, aunque esta se impuso finalmente por solo tres votos sobre cinco. Josep Verg¨¦s vot¨® en la quinta ronda por En el pueblo hay caras nuevas, de Bl¨¢zquez ¡ªpara evitar un humillante cinco a cero, pero Juan Ram¨®n Masoliver cambi¨® de opini¨®n inesperadamente y quedaron tres a dos¡ª. Es un dato importante porque no dejar¨ªa de traer consecuencias en la relaci¨®n Verg¨¦s-Laforet: ambos ser¨ªan conscientes en el futuro de la distancia que hab¨ªa impuesto entre ellos el ¡°pecado original¡±, esto es, que el editor no la hubiera apoyado en la ¨²ltima votaci¨®n.
Con los a?os se producir¨ªa una situaci¨®n parad¨®jica, al tiempo que apasionante, y que recuerda la vivida en 1951 por Salinger a ra¨ªz de la publicaci¨®n de El guardi¨¢n entre el centeno. Y es que ambos escritores har¨ªan lo imposible por desvincularse del ¨¦xito obtenido con sus primeras novelas, aunque nunca lograran recuperar su libertad vital. Laforet se ver¨ªa forzada en lo sucesivo a publicar todo lo que escrib¨ªa porque le llov¨ªan los compromisos. El hecho de verse tratada, de un d¨ªa para otro, como una escritora profesional, con todas sus exigencias ¡ªcuando lo que ella deseaba, dada su juventud, era crecer como persona, ver mundo, tener experiencias y encontrarse a s¨ª misma¡ª, resultar¨ªa traum¨¢tico y Nada se convertir¨ªa en una pesadilla, una hipoteca existencial, una carga muy pesada de llevar porque carec¨ªa de cierre. Juan Ram¨®n Masoliver, resentido con Laforet, comparaba su obra con la de ?lvarez Bl¨¢zquez escribiendo: ¡°El de Carmen Laforet es un libro bomba, una novela que compromete mucho a su autora para ulteriores salidas. Porque despu¨¦s de Nada no caben f¨¢ciles lirismos, ni amores desgraciados y dem¨¢s historias de jovencita¡±.
Este era el contexto cr¨ªtico. ?Qu¨¦ pod¨ªa hacer Laforet? Tardar¨ªa siete a?os en dar publicidad a una segunda novela, La isla y los demonios, concebida con toda la presi¨®n imaginable. En ella daba un paso atr¨¢s en el tiempo, regresando a los espacios de su infancia y adolescencia en Las Palmas, con la l¨®gica decepci¨®n de sus lectores. Porque, sin desearlo, se hab¨ªa convertido, junto a Camilo Jos¨¦ Cela, en el eje de la vida literaria espa?ola, una referencia indiscutible cuando se hablaba de la narrativa escrita despu¨¦s de la Guerra Civil, la mejor demostraci¨®n de que no todo se hab¨ªa perdido con el exilio de tantos valiosos intelectuales. Pero mientras el autor de La familia de Pascual Duarte desplegaba una actividad asombrosa ¡ªentre 1942 y 1945 public¨® cinco obras¡ª para afirmar su liderazgo literario, Laforet recomendaba los libros de Cela en la revista Destino y lo ¨²nico que deseaba era tomar un tren y escaparse. As¨ª se lo dec¨ªa a Elena Fort¨²n, a quien tambi¨¦n confesar¨ªa sus temores, su precipitado matrimonio con Manuel Cerezales. ¡°Sea usted feliz muchos a?os y acepte la responsabilidad de vivir una vida que no le estaba destinada¡±, le responde en un primer momento la autora de Celia, que despu¨¦s cambiar¨ªa de opini¨®n.
¡°Es m¨¢s urgente descubrir nuestra cara oculta que la cara oculta de la Luna¡±, escribi¨® sobre el silencio de las mujeres
Lo cierto es que a partir de Nada cada novela supondr¨ªa un calvario para la escritora, aturdida por el matrimonio, la maternidad ¡ªcinco hijos¡ª, las presiones editoriales, las expectativas de sus lectores, las colaboraciones regulares, las necesidades econ¨®micas y los ¨ªntimos deseos de libertad y vagabundaje. En 1951, conocer¨ªa a la tenista Lil¨ª ?lvarez, quien hab¨ªa regresado a Espa?a despu¨¦s de la guerra abandonando el deporte y volc¨¢ndose en la gestaci¨®n de un pensamiento cat¨®lico seglar que frenara el imperio de la Iglesia en la relaci¨®n de los creyentes con Dios. La escritora qued¨® fascinada ante una personalidad tan arrolladora que parec¨ªa tener respuestas para todo ¡ªun art¨ªculo en Destino dedicado a ella marca el comienzo de su amistad¡ª.
La conversi¨®n religiosa propiciada por su amiga y secreto amor explica el giro m¨ªstico que toma su tercera novela, La mujer nueva (1955), tan distante de Nada, aparentemente. Una obra que trata sobre la sublimaci¨®n del deseo femenino, explorando, ante el dilema de desear o inhibirse, una tercera v¨ªa, y es el encuentro con una misma a trav¨¦s de Dios. ?Era una opci¨®n emancipadora su propuesta? En todo caso, aquel libro fue el pre¨¢mbulo de la huida que la escritora adoptar¨ªa muy pronto en la vida real. Pero no fue todav¨ªa su ¨²ltima palabra, la tuvo La insolaci¨®n (1963), con su valiente defensa de la dignidad homosexual y la denuncia del oscurantismo en que se viv¨ªa entonces. Una novela que la enfrentar¨ªa, equivocadamente, al mundo editorial catal¨¢n por su ruptura con Destino. La public¨® Planeta, fruto del nuevo y m¨¢s sustancioso contrato firmado con Jos¨¦ Manuel Lara. En el aventurado pr¨®logo promet¨ªa una trilog¨ªa, Tres pasos fuera del tiempo, pero ya no pudo ser. La escritora estaba a punto de romperse.
Cuando en 1965 viaja por Estados Unidos, invitada por su Gobierno en unas condiciones fant¨¢sticas, Graciela Palau de Nemes advierte el cambio f¨ªsico experimentado: ¡°En 1965 no era la misma persona. Me dio la impresi¨®n de que hab¨ªa envejecido prematuramente¡±. De aquel viaje saldr¨ªa el libro Paralelo 35, escrito con una tr¨¢gica simplicidad descriptiva. Hasta su muerte, ocurrida el 28 de febrero de 2004, casi 40 a?os despu¨¦s, la autora intent¨® rehacer su vida en solitario. En un art¨ªculo en La Actualidad Espa?ola ¡ªagosto de 1966¡ª se enfrentaba valientemente al problema que la inquietaba: ¡°Al ¡®t¨², calla¡¯ masculino, dicho en p¨²blico, ha habido la lenta, poderosa, terrible contestaci¨®n del poder femenino en silencio. El misterio femenino es cierto. Existe y no deber¨ªa existir¡±. Ella ten¨ªa la idea de abordarlo en un libro titulado El gineceo. No sali¨®, como no sali¨® la segunda entrega de Tres pasos fuera del tiempo, pero hay constancia documental de su ¨ªntima necesidad de sincerarse: ¡°Es m¨¢s urgente descubrir nuestra cara oculta que la cara oculta de la Luna¡±. Laforet ve¨ªa el problema al que se enfrentaba como novelista en Espa?a con una gran claridad. Pero estaba a un paso del bloqueo literario. Y lleg¨® la etapa oscura.
Anna Caball¨¦ es autora, junto a Israel Rol¨®n, de la biograf¨ªa ¡®Carmen Laforet. Una mujer en fuga¡¯ (RBA, 2010).
Cuentos, hijos y art¨ªculos
Puntos de vista de una mujer
Destino, 2021. 414 p¨¢ginas. 20 euros.