Juan Mars¨¦, desatado
En 2004, el a?o del 11-M, el novelista barcelon¨¦s llev¨® un diario que retrata con acidez el mundillo literario
Quien toca este libro toca a un hombre. Descre¨ªdo, harto de la mediocridad nacional que, adem¨¢s, cuando Juan Mars¨¦ escribe este diario ¡ª2004 y cinco d¨ªas del a?o siguiente¡ª asiste al mayor drama de la Espa?a contempor¨¢nea, los atentados yihadistas de aquel 11 de marzo. Ya se sabe que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, hasta entonces presidente del Gobierno, es su bestia negra de la pol¨ªtica. Lo siguen en ese ranking los variados protagonistas del proc¨¦s que desemboca en los a?adidos al diario (las libretas de 2006 a 2019) propiamente dicho.
En su ¨¢mbito literario no deja vivo un t¨ªtere, aunque Baltasar Porcel, Camilo Jos¨¦ Cela y Francisco Umbral son cabezas de lista de los latigazos de este paseo por nombres propios de los que se salvan algunos amigos, como Eduardo Mendoza; Carmen Balcells, que siempre r¨ªe y lo celebra; Elena Ram¨ªrez, su editora en Seix Barral; Joan de Sagarra, o Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao¡ Su h¨¦roe es un muchacho que entonces ten¨ªa cinco a?os, Guillermo Torena Mars¨¦, su nieto, con el que juega y que es el hijo de Berta, novelista a la que estimula y reprocha que no escriba m¨¢s. Su esposa, Joaquina, es el eje de la casa, le gusta lo que cocina, pero le reprocha que no se lleve bien con la nevera. El diario son confesiones del tiempo que va pasando y tambi¨¦n es un abrazo al ni?o que fue, a la madre que tuvo, y al hombre que se ve envejeciendo y necesita ¡°c¨¢lidas palabras¡±. Lo escribe en el diario y en esas implacables libretas que fue juntando, con sus dibujos o postales, y que tambi¨¦n aparecen en estas Notas para unas memorias que nunca escribir¨¦.
Ignacio Echevarr¨ªa subraya en el pr¨®logo que fue el autor el que entreg¨® sus diarios y los restantes materiales a sus editoras, Silvia Querini y Mar¨ªa Fasce. Lo recalca por si acaso alguien piensa que fueron sus herederos, tras su muerte el 18 de julio de 2020, los que quisieron que este testimonio de su tiempo viera la luz. Fue Mars¨¦ quien lo escribi¨®, lo corrigi¨® y lo entreg¨®. Era una purga en la que se zahiere como un escritor ¡°desle¨ªdo¡± y falto ya de estima por parte de sus contempor¨¢neos. A veces este documento le parece un diario ¡°sonso¡±, pero lo mantiene igual que persiste en su pasi¨®n por nadar.
Mars¨¦ desnuda aqu¨ª su alma civil, con su estilo montaraz, insobornable. Arremete contra periodistas y escritores, deplora la novela negra, no soporta la autoficci¨®n. Los hermanos Goytisolo, Juan y Luis, merecen sus descalificativos; desiguales tratamientos reciben Javier Mar¨ªas, Mill¨¢s, P¨¦rez-Reverte, Ruiz Zaf¨®n, Cercas o Mu?oz Molina. En el lado de los que no reciben paliativos la que se lleva la nota m¨¢s oscura es Isabel Clara Sim¨® seguida por N¨²ria Amat. Periodistas que lo acosan con peticiones (entre ellos, este periodista de EL PA?S) lo impacientan o lo irritan, aunque en ese ¨¢mbito quienes le parecen dignos de su mayor desprecio son Jaime Campmany, Juan Manuel de Prada o J. J. Armas Marcelo. Algunos amigos que se le acercan, como Benjam¨ªn Prado o Javier Rioyo, traspasan las l¨ªneas rojas de las confidencias y eso a ¨¦l lo encocora. El episodio que acab¨® con la salida de EL PA?S de Ignacio Echevarr¨ªa, a ra¨ªz de una cr¨ªtica a Bernardo Atxaga por una novela publicada por Alfaguara, entonces del grupo editor de este diario, lo enciende contra el peri¨®dico y contra Prisa.
En alg¨²n momento se reclama obligado a contener sus ¡°arrebatos pol¨¦micos¡±, pero mantiene el pu?al en alto, tambi¨¦n contra s¨ª mismo. Por todo el libro, como se?ala el editor, hay ¡°tantas y tantas declaraciones pol¨ªticamente incorrectas¡± que se?alarlas reclama el espacio de otro libro. Pero ah¨ª van unas muestras. ¡°Aznar es un pol¨ªtico marrullero y mediocre. Nunca, salvo con Franco, hab¨ªamos estado en manos de un sujeto tan nefasto durante ocho a?os¡¡±. ¡°Veo que Juan Manuel de Prada comparte p¨¢gina en el Abc con el pelmazo de Jaime Campmany, ?y por Cristo que lo tiene bien merecido el joven carca de aprendiz de facha!¡±. ¡°Mal sabor del Premio Planeta todav¨ªa [lo gan¨® Luc¨ªa Etxebarria y ¨¦l fue jurado] (¡) Y recuerdo la inveros¨ªmil defensa de la novela ganadora que hizo Pere Gimferrer, y el benepl¨¢cito de Rosa Reg¨¤s, la exaltaci¨®n de Alberto Blecua. (¡). Mi deseo es dimitir¡±. ¡°S¨¢nchez Ferlosio: grand¨ªsimo intelectual y sin embargo novelista¡±. ¡°Pilar Rahola, afectada por una incontinencia verbal descerebrada y obscena, es el paradigma del oportunismo period¨ªstico y la desverg¨¹enza intelectual, catalanufa y patriotera¡±.
Por el libro circula una creciente melancol¨ªa, de la que sale para ofrecer, por ejemplo, esos chispazos. Pero quien se fije tan solo en esa ya conocida capacidad de s¨¢tira del autor de Se?oras y se?ores se perder¨¢ la esencia que se revuelve al final de la vida con una versi¨®n nueva de su grito callado: ¡°C¨¢lidas palabras. Necesito c¨¢lidas palabras¡±. El 27 de marzo de 2019, en la ¨²ltima entrada de sus libretas, lo dej¨® dicho a¨²n de otra forma, ¡°recordando caprichosamente a Machado¡±, en estos versos: ¡°Yo estimo la vida / por encima del arte / que representa la vida, / que la vida es corta / y el arte es largo, / y adem¨¢s qu¨¦ importa¡±.
Notas para unas memorias que nunca escribir¨¦
Autor: Juan Mars¨¦.
Edici¨®n: Ignacio Echevarr¨ªa.
Editorial: Lumen, 2021.
Formato: Tapa dura. 448 p¨¢ginas. 23 euros.
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