Lise Davidsen, el pasado recobrado
El nuevo disco de la soprano noruega la confirma como la voz wagneriana del momento y digna heredera de su compatriota Kirsten Flagstad
Hacia 1936, una soprano noruega llamada Kirsten Flagstad cambi¨® para siempre el canto wagneriano. Irrumpi¨® entre Bayreuth, Nueva York y Londres como la encarnaci¨®n vocal de un esp¨ªritu puro, radiante y heroico, seg¨²n Desmond Shawe-Taylor en Wagner in Performance (Yale University Press, 1992). Pero este destacado cr¨ªtico musical de The Sunday Times, que falleci¨® en 1995 a los 88 a?os, admite a continuaci¨®n que no cree posible el nacimiento de otro talento similar en la actual ¡°era del jet¡±.
Otra soprano noruega parece desmentir su vaticinio. Lise Davidsen (Stokke, 34 a?os) irrumpi¨® internacionalmente en 2019, enlazando impresionantes debuts tanto en el Festival de Bayreuth como en la Metropolitan Opera de Nueva York, junto a un sensacional primer disco como solista, con Wagner y Richard Strauss, en el sello Decca. Le sigui¨®, en marzo de 2020, su primera Leonora en Fidelio, de Beethoven, en la Royal Opera de Londres, que la confirm¨® como moderna sucesora de Flagstad, seg¨²n escribi¨® en este diario Luis Gago: ¡°Si nada se tuerce, Lise Davidsen marcar¨¢ una ¨¦poca en todos los grandes papeles de soprano dram¨¢tica¡±.
Pero lleg¨® la maldita pandemia y todo se par¨®. Hoy Davidsen sabe que cant¨® esa producci¨®n londinense de Fidelio infectada por la covid-19; en junio reconoci¨® que la p¨¦rdida de olfato y gusto la hab¨ªa atribuido simplemente a los nervios. Afortunadamente, se recuper¨® sin secuelas vocales y pas¨® el confinamiento aislada en su apartamento de Oslo, entre las quejas de un vecino que odiaba la ¨®pera y la frustraci¨®n de las cancelaciones: La Valquiria y Tannh?user en Bayreuth, Ariadna en Naxos en Viena, Fidelio en Nueva York, Elektra en Par¨ªs y Los maestros cantores en Roma. Tan solo consigui¨® salvar una funci¨®n de La Valquiria en la Deutsche Oper de Berl¨ªn, una colaboraci¨®n dentro del Anillo retransmitido desde Par¨ªs y su primera Jenufa, que cant¨® en ?ms?terdam sin p¨²blico. Pero acaba de iniciar una colaboraci¨®n con su compatriota Leif Ove Andsnes y ha podido cantar varios recitales de lied, por streaming y con p¨²blico, junto a James Baillieu.
En estos meses se han publicado en formato audiovisual las referidas producciones de Tannh?user en Bayreuth (DG) y Fidelio en Londres (Opus Arte). Pero tambi¨¦n grab¨® en junio la ¨®pera de Beethoven para Pentatone, con Marek Janowski, y acaba de aparecer su segundo disco como solista para Decca que registr¨® entre agosto y octubre con la Filarm¨®nica de Londres y Mark Elder. Sesenta y cuatro minutos marcados por el ¡°s¨ªndrome de la segunda novela¡±, que pens¨® titular ¡°Cap¨ªtulo siguiente¡±, pues pretend¨ªa exhibir sus metas venideras. Lo abre con su ¨²ltimo ¨¦xito: el aria de Leonora de Fidelio, al igual que hizo en el disco anterior con el aria de Elisabeth de Tannh?user que hab¨ªa lanzado su carrera en 2015 tras vencer en el concurso Operalia. Desde el principio asombra la carnosidad de su registro central y ese fuego interno que recuerda a Flagstad. Pero Davidsen exhibe adem¨¢s una asombrosa homogeneidad vocal junto a unos tronantes agudos que recuerdan a otra inolvidable wagneriana: la sueca Birgit Nilsson. Sin dejar a Beethoven, Davidsen se pasa al italiano para ofrecer una variada y poderosa versi¨®n de la escena y aria Ah perfido!
La soprano noruega evita encasillarse en Wagner. E inicia la defensa de su italianit¨¤ con arias de dos ¨®peras que ha cantado sobre las tablas: Medea, de Cherubini, y Cavalleria rusticana, de Mascagni. Pero su reivindicaci¨®n apunta hacia Verdi. En los dos fragmentos de La forza del destino y Otello escuchamos su admirable paleta din¨¢mica, aunque su fuego interior no prende igual que en Wagner. Queda claro en los Wesendonck Lieder que cierran el disco. Aqu¨ª escuchamos el acompa?amiento m¨¢s inspirado de Mark Elder al frente de una Filarm¨®nica de Londres socialmente distanciada. Y Davidsen nos adelanta, desde la contenci¨®n del lied, destellos de sus venideras Brunilda e Isolda. No hay prisa para afrontar ambos personajes. Esta soprano, alt¨ªsima en todos los sentidos, siempre ha encontrado un camino ideal. Iba para jugadora de balonmano, cuando se inici¨® en la m¨²sica, a los 15 a?os, para emular a Joni Mitchell con su guitarra. No acudi¨® a un teatro de ¨®pera hasta los 21 a?os, tras un primer inter¨¦s en la m¨²sica antigua. Entonces, una profesora la orient¨® hacia Dido y Eneas, de Purcell. Y ella descubri¨® en la biblioteca una grabaci¨®n de esa ¨®pera de 1952 protagonizada por Kirsten Flagstad. El resto se lo pueden imaginar.
Beethoven-Wagner-Verdi
Decca
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