El ¡®shock¡¯ no para de estallar

Shock 1 (El c¨®ndor y el puma) y Shock 2 (La tormenta y la guerra) no pueden contarse f¨¢cilmente: imposible resumir todos los rostros, las historias, las guerras, las traiciones de unos y otros. Hay muchos relatos latiendo en esta singular y valiente combinaci¨®n de teatro, denuncia, humor y espacios de Sudam¨¦rica, EE UU y Asia. La aventura viene de lejos. Una c¨¢mara que viaja en un formidable tren de actores y actrices a toda m¨¢quina en el ciclo de los enfrentamientos. Muchos no est¨¢bamos o lo ve¨ªamos desde lejos, o ve¨ªamos lo que nos contaban los hermanos mayores desde Chile o Buenos Aires. O a trav¨¦s de lo que nos relataban en aquella ¨¦poca revistas como Triunfo, o las fotos que parec¨ªan estar all¨ª clavadas. Dicho de otro modo: olfateamos el miedo. Luego, para apurar la met¨¢fora, el olor del miedo combat¨ªa protegido por el tren de actores y actrices a toda m¨¢quina.

El director de ambas obras, Andr¨¦s Lima, formaba parte de la compa?¨ªa de Animalario, que sab¨ªa ser a la vez Magic y a veces Tragic Circus (o combinados). Comenz¨® como actor y en seguida encontr¨® a sus hermanos y hermanas. Ah¨ª van algunas de la banda: El fin de los sue?os (1999), de Alberto San Juan; Tren de mercanc¨ªas huyendo hacia el oeste (2002), de Alberto San Juan, Juan Mayorga y Juan Cavestany; Pornograf¨ªa barata (2002), de Lima; Alejandro y Ana (2003), de Mayorga y Cavestany; Hamelin (2005), de Mayorga; Marat-Sade (2007), de Peter Weiss; Urtain (2008), de Cavestany; Falstaff (2011), de Shakespeare; Penumbra (2011), de Cavestany y Mayorga; Capitalismo. Hazles re¨ªr (2013), de Cavestany. Y el ciento y la madre. Me viene ahora a la cabeza el se?or Robert Altman, entre lo dram¨¢tico y el humor negro, esto es, entre El volar es para los p¨¢jaros y Nashville. Lima y la banda juegan a tantas bolas que a veces ligan carambolas gloriosas, como el pasmoso y l¨ªrico Desde Berl¨ªn. Tributo a Lou Reed (2014), de Juan Villoro, Juan Cavestany y Pau Mir¨®; y a veces fuerzan un poco la cuerda de la farsa y se le tensa, como en Los Macbez (2014), de Casvestany. O Andr¨¦s Lima se arriesga a verdaderas historias de fantasmas como Sue?o (2017).

Animalario re¨ªa a carcajadas y pegaba buenos dentellazos. Aqu¨ª se mezcla todo. Shock 1 est¨¢ escrita por Albert Boronat, Juan Cavestany, Andr¨¦s Lima y Juan Mayorga, y comienza con el auge de la doctrina monetarista de Milton Friedman y sus Chicago boys. Shock 2, con textos de los mismos autores, empieza donde termina la primera parte, en los a?os ochenta, con la revoluci¨®n conservadora capitaneada en Europa por Margaret Thatcher y en EE UU por Ronald Reagan, y culmina con el primer gran shock del siglo XXI: la guerra de Irak, de la que Espa?a fue part¨ªcipe.

En ambas partes hay bastantes actores y actrices echando el bofe en el escenario. Ah¨ª va el peligroso hit parade de muchos. Antonio Dur¨¢n se juega el tipo interpretando a Allende, Pinochet, Bor¨ªs Yeltsin y Carl Smith (y bastantes m¨¢s). Natalia Hern¨¢ndez tambi¨¦n juega a se?oras tan indefinibles como Luc¨ªa Hiriart, Marta S¨¢nchez, Ana Botella y Nancy Reagan. No son las ¨²nicas, desde luego. Esteban Meloni se convierte en Richard ?Helms, Jorge Videla y Marito Kempes, y repetici¨®n (pero distinta) del nuevo encuentro con Presley. Mar¨ªa Morales corta el hipo interpretando a Margaret Thatcher y Hebe de Bonafini. Guillermo Toledo es Richard Nixon, George Bush padre e hijo y Ronald Reagan zampando a la Animalaria usanza. M¨¢s, m¨¢s, m¨¢s: el imparable Juan Vinuesa se transmuta en Milton Friedman, Henry Kissinger, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, Jorgelino Vergara, El Mocito. Y no se pierdan a una actriz con el fuego de Alba Flores en los roles de mujer ¨¢rabe, Minal y periodista. Y ah¨ª va el dueto de Paco Ochoa: Tony Blair y Donald Rumsfeld.

Los episodios de Shock no solo atrapan por su narraci¨®n period¨ªstico-hist¨®rica, sino que adem¨¢s lo cuentan con extremo vigor. Hay pasajes que logran fijar cambios en espacios peligrosos, donde se mezclan la farsa y el miedo. Y hay momentos en los que las actuaciones de los int¨¦rpretes pueden resultar excesivas, pero est¨¢n a favor de la comprensi¨®n y el pacifismo. ?Adelante!

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