Para matar el tiempo
De una antolog¨ªa de poetas latinoamericanas que hablan de la violencia y el exilio a testimonios dolientes sobre la enfermedad y el dolor, una selecci¨®n de las novedades m¨¢s destacadas en poes¨ªa
Si el sintagma nueva normalidad fue hace un a?o motivo de rechifla por lo pintoresco del adjetivo, ahora hemos llegado a la descorazonadora conclusi¨®n de que la normalidad era esto: tomar por asalto las terrazas de los bares, comprobar c¨®mo se suceden los d¨ªas perdidos en los parques p¨²blicos y afrontar la vida laboral (o la ausencia de ella) con una mascarilla que transforma cualquier expresi¨®n facial en un rictus de polipropileno. A las cifras funerarias ya nos hemos ido acostumbrando, al igual que los informativos, que han relegado la estad¨ªstica al apartado de econom¨ªa nacional. Mientras la poblaci¨®n mundial se distribuye entre vacunados, invacunados y antivacunas, seguimos esperando el regreso a la casilla de un 2019 que se nos antoja tan escurridizo como Godot. Lo que s¨ª tiene fecha de caducidad es el estado de alarma, que probablemente ya sea carne de hemeroteca cuando lean estas l¨ªneas. En todo caso, como el que espera suele desesperar, es aconsejable matar el tiempo con un libro de poes¨ªa ¡°antes que el tiempo muera en nuestros brazos¡±, seg¨²n declaraba la Ep¨ªstola moral a Fabio.
Pensar con el cuerpo
Bajo esta divisa podr¨ªan agruparse las trece autoras convocadas en El cielo de abajo (Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara, 2021). Lejos de la voluntad jerarquizadora que se atribuye a las operaciones antol¨®gicas, el libro editado por Mar¨ªa Alcantarilla revela un prop¨®sito singular: ofrecer un panorama de aquellas escritoras hispanoamericanas que hicieron de la corporeidad el centro de su pesquisa est¨¦tica. Al margen de compartir continente y cierta condici¨®n exocan¨®nica, las distintas voces reunidas construyen una rica polifon¨ªa en torno a preocupaciones recurrentes: la violencia y el exilio, la pregunta sobre la identidad, el desgarro existencial o la experimentaci¨®n con el lenguaje. As¨ª se observa en algunos de los itinerarios sugeridos en las p¨¢ginas, desde los desdoblamientos especulares de la argentina Olga Orozco hasta el desenmascaramiento epif¨¢nico de la chilena Mar¨ªa Eugenia Brito, pasando por la vibraci¨®n cordial rastreable en los poemas en prosa de la colombiana Mery Yolanda S¨¢nchez. Por su parte, el car¨¢cter personal de esta apuesta nos invita a interpretar El cielo de abajo no solo como un libro recopilado por Mar¨ªa Alcantarilla, sino tambi¨¦n de Mar¨ªa Alcantarilla: en efecto, la impronta subjetiva de la autora se hace patente, m¨¢s all¨¢ de la selecci¨®n de nombres, en el sesgo tem¨¢tico del volumen e incluso en un corpus fotogr¨¢fico que ilustra las contradicciones de un cuerpo en mutaci¨®n.
La reflexi¨®n sobre lo que significa ser mujer en Nicaragua constituye la premisa constante de la obra de Gioconda Belli, que obtuvo el Premio Gil de Biedma con El pez rojo que nada en el pecho (Visor, 2021). La maternidad, el erotismo o los rescoldos de la utop¨ªa revolucionaria recorren unos versos que oscilan entre las grandes tragedias y los peque?os placeres, que llaman al empoderamiento feminista y que izan la bandera de la sororidad: ¡°Atesora tu poder. / Defi¨¦ndelo. / Hazlo por ti. / Te lo pido en el nombre de todas nosotras¡±.
Los que vienen
Los premios de poes¨ªa joven son siempre un reto para el cr¨ªtico, que se ve obligado a abandonar la zona sagrada de las evidencias para desplazarse por las arenas movedizas de las promesas. Prometedor, y mucho, es Peachtree City (Visor, 2021), con el que Mario Obrero se hizo con el Premio Loewe a la Creaci¨®n Joven. Antes de alcanzar la mayor¨ªa de edad legal, sorprende la desenvoltura con la que el poeta disecciona paisaje y paisanaje para revisitar la American way of life entre el desenfado pop, el turbi¨®n imagin¨ªstico y una elasticidad versicular que poco tiene que envidiarle al aquelarre dionisiaco de Allen Ginsberg. Juan de Beatriz es otro que tal canta, pues no solo cuece las lecturas previas en su crisol verbal, sino que las enriquece con fundamento l¨ªrico: de este modo, aunque los poemas de Cantar qu¨¦ (Pre-Textos, 2021, Premio Emilio Prados) se presentan a menudo bajo el disfraz de glosas, variaciones o sampleos, las (re)escrituras del autor abarcan la meditaci¨®n metapo¨¦tica, la resemantizaci¨®n de los t¨®picos eternos y la constataci¨®n de que el canto solo crece en la intemperie. Otra clase de intemperie protagoniza Toda la violencia (Rialp, 2021), que le vali¨® a Abraham Guerrero Tenorio el Premio Adon¨¢is. Frente a la vertiente paisaj¨ªstica e intrahist¨®rica que suele asociarse con el galard¨®n, el libro nos sit¨²a en un ¨¢spero entorno urbano donde el fracaso se asume como herencia gen¨¦tica y donde la falta de oportunidades se erige en consigna generacional. Con ecos del primer Garc¨ªa Casado, pero con una modulaci¨®n propia, Guerrero Tenorio destaca tanto por la contundencia de su denuncia social como por el desarraigo que transmiten sus vi?etas dom¨¦sticas.
Geograf¨ªa e historia
Hace m¨¢s de un lustro obtuvo el Adon¨¢is Constantino Molina, que en Cingla (Visor, 2020, Premio Hermanos Argensola) plantea una indagaci¨®n de costra neorrural, pero de trasfondo existencial, en la que reivindica la importancia de lo simple y lo mal asfaltado, como el vuelo de los vencejos o las carreteras comarcales. Soterradamente ir¨®nico y resignadamente vitalista, Constantino Molina trasciende la an¨¦cdota ¡°para espantar la voz de lo gregario¡±. La puerta es el territorio fronterizo de Apuntes para un diccionario (Renacimiento, 2021), donde Gracia Morales transforma el recinto privado (la casa de hormig¨®n y la morada interior, el edificio y el hogar) en un espacio conflictivo en el que se encadenan los juegos infantiles, las grietas de la identidad y las pasiones cuerpo a cuerpo. Lugares y tiempos configuran la memoria cultural de Antonio Lucas, que avanza en Los desnudos (Visor, 2020) por los pasadizos secretos que conectan la casa nueva con las viejas costumbres, los viajes prepand¨¦micos con el pante¨®n literario, las trampas de la edad con el malestar colectivo ante un siglo que no da tregua ni respiro. Nomadismo hay tambi¨¦n en Egipc¨ªaco (Visor, 2021), con el que Mart¨ªn L¨®pez-Vega revalida su versatilidad a la hora de dibujar una escena trivial con levedad de acuarelista o autorretratarse en momentos sucesivos con densas pinceladas al ¨®leo. Ecfr¨¢stico e intertextual como la vida misma, Egipc¨ªaco es la radiograf¨ªa de un alma durante su traves¨ªa por el desierto.
Ritualidades
En los fogones de Bartleby han coincidido dos libros (ahora s¨ª) realmente inclasificables, ambos de 2021: Sacrificio, de Marta Agudo, y Ritual del laberinto, de Julio Mas Alcaraz. En la senda de su anterior t¨ªtulo (Historial), la primera firma un testimonio conturbador acerca de la enfermedad y el dolor. Sin embargo, en los ant¨ªpodas del autobiografismo descarnado, la autora proyecta su inquisici¨®n sobre un escenario de hondas resonancias m¨ªtico-simb¨®licas: las ofrendas humanas entregadas a la voracidad del minotauro legendario y la imagen de un glaciar que condensa ¡°la caligraf¨ªa gozosa del mar¡±. No menos complejo es el resorte discursivo de Ritual del laberinto, en el que confluyen dos historias superpuestas mediante la t¨¦cnica cinematogr¨¢fica del montaje en paralelo. En tanto que Luc¨ªa nos habla de un tiempo de guerras y alambradas, de sonajeros fr¨ªos y terror insondable, su nieta Lorea reconstruye el ¨¢rbol geneal¨®gico y el libro de familia para completar un ciclo regenerativo. Entre la reparaci¨®n de la memoria hist¨®rica y el desbordamiento imaginativo, Julio Mas se instala en un universo tel¨²rico de irreductible originalidad, de una sentenciosidad lapidaria y un subyugante metaforismo.
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