Miradas afines en busca de una identidad

En febrero de 2020, un mes antes de que la covid-19 parase el mundo, la fot¨®grafa, escritora y cineasta Moyra Davey (Toronto, Canad¨¢, 63 a?os) mostraba su obra en la galer¨ªa Buchholz de Berl¨ªn. Sus fotograf¨ªas colgaban en las paredes junto a las de uno de los grandes paradigmas de la bohemia neoyorquina, Peter Hujar, (Nueva Jersey, 1934-Nueva York, 1987). A pesar de que la fama y la fortuna esquivaron al enigm¨¢tico creador durante su corta pero intensa vida (muri¨® a los 53 a?os en la pobreza, v¨ªctima de una neumon¨ªa derivada del sida), su legado quedar¨ªa para siempre entrelazado con el retrato de la escena creativa del underground de los a?os setenta y ochenta.

FOTOGALER?A: Mora Davey y Peter Hujar

El reconocimiento de Hujar tard¨® en llegar. No fue hasta 2011, tras la inclusi¨®n de su obra en la exposici¨®n Night Vision: Photography After Dark, organizada por el Metropolitan Museum, cuando su obra y su tr¨¢gica figura comenzaron a atraer la atenci¨®n de los agentes del mercado art¨ªstico. Hoy es un icono a la altura de Nan Goldin y Mapplethorpe, Hujar llevaba m¨¢s de una d¨¦cada fotografiando a sus amigos artistas y amantes, vagando por los s¨®rdidos escenarios del downtown, cuando Mapplethrorpe cogi¨® la c¨¢mara por primera vez, e incluso de Diane Arbus, quien, como se?alaba Davey, en el texto que introduce la exposici¨®n, lleg¨® a ¡°desairarle, en parte porque pens¨® que su trabajo derivaba del suyo, y lo hiri¨®¡±.

Entre aquellos artistas de otra generaci¨®n para quienes la obra de este artista ha resultado una continua fuente de inspiraci¨®n se encuentra Davey. ¡°Descubr¨ª su obra en 1989, al tiempo que descubr¨ªa la de su amante, David Wanorowick. Mi respuesta fue inmediata. Surgi¨® una profunda fascinaci¨®n por ambos. Llevo pensando en ellos d¨¦cadas¡±, asegura la autora en una charla organizada por la editorial MACK a trav¨¦s de videoconferencia. La firma brit¨¢nica acaba de publicar el libro The Shabbiness of Beauty, en el cual, al igual que en la exposici¨®n celebrada en Berl¨ªn, la artista canadiense mantiene un dialogo visual con el fot¨®grafo estadounidense. Cuando Davey fue invitada a comisariar el proyecto, lo consider¨® ¡°un acto arriesgado, pero fue una invitaci¨®n a la que no me pude resistir¡±, confiesa. Ambos utilizaban la misma c¨¢mara de formato medio y muchas de las im¨¢genes que la fot¨®grafa tom¨® en los ochenta no solo eran en blanco y negro, sino que permit¨ªan establecer un v¨ªnculo a trav¨¦s de sus sujetos. La fot¨®grafa visit¨® el archivo de Hujar que se conserva en Queens. ¡°Mientras repasaba los miles de copias, Stephen Koch, administrador de la colecci¨®n, me contaba historias y an¨¦cdotas del artista¡±, recuerda la autora. Ambos coincidieron en hacer uso de algunas de las im¨¢genes menos conocidas del fot¨®grafo. ¡°Me maravillaba la personalidad de Hujar, sobre todo por la actitud que adopt¨® frente al mundo del arte. Rehu¨ªa del autobombo. Cuando viaj¨¦ a Calcuta supe de los renunciantes; aquellos que en un etapa de la vida renuncian a todo y viven de la caridad. Es un t¨¦rmino que se lo aplicar¨ªa a Hujar. Era un renunciante del fruto de la fama¡±.

As¨ª, The Shabinnes of Beauty constituye un hermoso di¨¢logo entre dos artistas de distinta generaci¨®n a trav¨¦s del tiempo. Una intima conversaci¨®n que nos habla de la importancia de los referentes a la hora construir una obra art¨ªstica. De c¨®mo forjamos nuestra identidad a trav¨¦s de la idolatr¨ªa y la imitaci¨®n. Algunas de las im¨¢genes de Davey son imitaciones del malogrado icono, en las que se superponen dos sensibilidades, creando una armon¨ªa que consigue aguantar airosa las comparaciones. ¡°Pretend¨ªa emular a Hujar, aprender de ¨¦l, devorarlo, regurgitarlo... algo que ya hab¨ªa hecho con Jean Genet. Pero con Hujar me dominaba una verdadera fascinaci¨®n¡±, se?ala la artista. ¡°Mi fin era aproximarme lo m¨¢s posible a su obra, pero sin copiarla ?C¨®mo conseguirlo? Se trataba de aprender de alguien y entender su proceder. Virginia Woolf siempre dec¨ªa que una forma de comprender una novela es intentar acceder a ella copiando el mismo estilo literario¡±. De igual forma, el tambi¨¦n artista y escritor Gregg Bordowitz, sostiene durante la charla: ¡°El autor ¨²nico no existe. Todos trabajamos en conjunto¡±.

Las im¨¢genes de los autores se intercalan a lo largo de las paginas de esta primorosa publicaci¨®n, sin t¨ªtulos ni firmas. En las hojas finales, dos listados revelan la autor¨ªa de cada imagen. Los animales, el agua, las partes del cuerpo, la ciudad de Nueva York, los ni?os y los retratos, temas con los que Hujar dio forma a su corpus art¨ªstico, encuentran su eco en el de Davey. ¡°No ten¨ªa ni idea de que MACK fuese a prescindir del nombre de los autores en el libro¡±, asegura la fot¨®grafa. ¡°En la exposici¨®n las fotograf¨ªas de Hujar se expusieron enmarcadas, mientras las m¨ªas colgaban simplemente protegidas por un cristal, de esa manera era quedaba claro a quien pertenec¨ªa cada una. En cambio, en el libro, y no trato de ser humilde, me resulta imposible creer que haya alguien que no pueda diferenciarlas¡±. Algo que realmente en algunas im¨¢genes resulta dificultoso. ¡°No era mi intenci¨®n, dada la estima que me merece su trabajo. Honestamente no sab¨ªa muy bien qu¨¦ esperar al juntar las obras. Tem¨ªa que todo fuese tan confuso que resultase una humillaci¨®n publica¡±, a?ade. ¡°Al escribir, uno se permite las citas y las alusiones, de una forma que no podr¨ªa trasladarse a la hora de componer una imagen. La manera de absorber, de ajustar y al mismo tiempo hacer algo distinto, que pertenezca a uno mismo, resulta m¨¢s directo con las im¨¢genes, pero al mismo tiempo m¨¢s dificultoso. Con la escritura, debido a las capas que esta implica, uno puede ser m¨¢s explicito en cuanto al significado y sus intenciones¡±.

Los perros de Davey resultan tan sorprendentemente meditabundos como los del autor norteamericano. Hujar dignificaba a los animales concedi¨¦ndolos la misma atenci¨®n que otorgaba a los humanos, y sin pretender humanizarlos. ¡°Los dos son misteriosos, indiscriminadamente, como organismos¡±, apuntaba el fot¨®grafo y escritor Max Kozloff. ¡°Los animales no se quedan quietos, excepto para Hujar¡±, destaca Davey. Su afici¨®n por el mundo animal proced¨ªa de los a?os de su ni?ez. De los d¨ªas que vivi¨® en una granja en compa?¨ªa de sus abuelos polacos. Su madre trabajaba como camarera en Nueva York. Alcoholizada, fue abandonada por el que fuera su padre estando embarazada, un contrabandista. La empat¨ªa del artista hac¨ªa los desheredados de la sociedad proced¨ªa de sus vivencias m¨¢s tempranas.

El libro incluye un texto de la escritora Eileen Myles, referente de la contracultura de los ochenta y del activismo LGTBQ. Myles reconoce durante la charla que para escribir el texto pas¨® d¨ªas literalmente conviviendo con las im¨¢genes, colgadas en su estudio y encima de su cama. ?C¨®mo animarlas a trav¨¦s de la escritura? ?Traducirlas de un medio a otro?, se preguntaba. Al tiempo que sugiere la idea de la ¨¦cfrasis subyacente en la publicaci¨®n. ¡°Algo que distingue a la fotograf¨ªa es que en ella convive la vida y la perdida de forma simult¨¢nea¡±, subraya la escritora. ¡°Cada imagen se convierte en una reliquia en s¨ª misma, en un una pieza donde el tiempo ha quedado congelado. En una pieza sorprendentemente devocional¡±. As¨ª, su texto alude a la inevitable desaparici¨®n de aquellos momentos de esplendor y belleza que nunca volver¨¢n. ¡°De alguna manera, el retrato absoluto de nuestro tiempo es la abstracta suma total de conciencia de todas las criaturas con las que convivimos en ¨¦l¡±.

La publicaci¨®n incluye la reproducci¨®n de una carta que Hujar escribe a Wojnarowicz con la llegada de 1984: ¡°La TV me dice que es el diciembre m¨¢s fr¨ªo de la historia. Hace fr¨ªo afuera. ?Te compraste un buen abrigo? [...] Espero que est¨¦s contento y sano y tus pies calientes. Si besas a una rana, ?se convertir¨¢ en una princesa?¡±.

¡®The Shabbiness of Beauty, Moyra Davey & Peter Hujar¡¯ . Mack Books. 128 p¨¢ginas. 41 euros.

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