Dante en sus colores
Traducir la ¡®Divina comedia¡¯ consiste en quitarle ¡°el humo de las velas¡±, como cuando se restaur¨® la Capilla Sixtina, la p¨¢tina negruzca que int¨¦rpretes y traductores han ido depositando sobre el texto
Lo peor que le puede ocurrir a un traductor es tener que traducir un libro como la Divina comedia. Y a m¨ª me ha ocurrido: es una bendici¨®n infernal. Nadie me forz¨®, empec¨¦ hace ocho a?os sin saber si iba a culminar. For the sake of the Song, que dir¨ªa Townes Van ?Zandt. Lo peor es empezar y acabar. El comienzo y el final son de una dureza desoladora. Abrirse paso por la Divina comedia y ser capaz de acabarla son dos etapas en las que la psique del traductor, no exagero, se tambalea. Los primeros ocho cantos son inexpugnables, entre otras cosas por la cantidad de pasajes c¨¦lebres, que a menudo piden una traducci¨®n distinta de las conocidas. El d¨¦cimo es una condena: el traductor ya sabe que puede hacerlo, que solo hay que repetir el esfuerzo nueve veces para alcanzar los cien cantos, por lo que abandonar ser¨ªa cobard¨ªa. Ya est¨¢ dentro, lo mismo que el Dante personaje entra poco a poco y casi sin quererlo en el viaje ultramundano.
Y ya ha resuelto, o m¨¢s le vale, su principal problema: el dise?o ret¨®rico de la traducci¨®n. Es lo primero que ten¨ªa que hacer. Es algo obligado en cualquier traducci¨®n, pero de una importancia decisiva al traducir las obras maestras de la literatura universal, que han conocido otras versiones antes, y de las que existe una imagen, a las que se asocia un decir y una figuraci¨®n.
El dise?o ret¨®rico de un libro como la Divina comedia es muy complejo. Consta de dos planos: el instintivo (relativamente asequible si el traductor es adem¨¢s poeta) y el anal¨ªtico, que requiere el auxilio de la erudici¨®n dantiana. Esto ya plantea problemas, pues la erudici¨®n dantiana es un campo inabarcable hasta para los especialistas mismos. Sin embargo, el traductor tiene que abrirse paso por ¨¦l y hacerse su idea. Su idea de lo que los eruditos piensan de Dante y, finalmente, su propia idea de la Comedia, un texto poli¨¦drico donde los haya, del que a menudo se han dado interpretaciones f¨¦rreas, estables, olvidando que tiene el dinamismo y la multiplicidad de lo que es: un poema, gigantesco y narrativo, pero un poema.
Y a eso es a lo que han de conducir precisamente el dise?o ret¨®rico y la idea que el traductor se haga de la Comedia: a un poema. Aunque no a un monstruo de poema h¨ªbrido y con aire de pastiche de no se sabe qu¨¦, sino a un poema contempor¨¢neo, que albergue multitud de cosas impensadas, como hacen los poemas contempor¨¢neos: por ejemplo, un habla natural de los personajes, es decir, con inflexiones y aut¨¦ntico vaho oral; o algo tan poco asociado a Dante como el humor, muy fino, que solo se aprecia con la asiduidad, como ocurre con tantos autores ¡°serios¡±; o la habilidad para conjugar lo sint¨¦tico y lo anal¨ªtico; o las debidas resonancias diacr¨®nicas que toda gran poes¨ªa tiene, que se logran apurando el sentido y la palabra. Con Dante resulta que una po¨¦tica contempor¨¢nea de lo impensado y lo poli¨¦drico es la po¨¦tica medieval de Dante, tan calculada, omn¨ªmoda y enciclop¨¦dica como gobernada por la imprevisibilidad de la poes¨ªa, que se convoca a s¨ª misma y a cada paso crea su propio conocimiento.
En esencia se trata de presentar a Dante con sus colores originales, bastante vivos, bastardeados por el uso ideol¨®gico y ret¨®rico. Como en la Capilla Sixtina cuando la restauraron, se trata de quitarle, entre otras cosas, ¡°el humo de las velas¡±, la p¨¢tina negruzca que int¨¦rpretes y traductores han ido depositando sobre el texto. En castellano este barniz tiene su origen en las traducciones del conde de Cheste (que presidi¨® la Real Academia Espa?ola) y de Bartolom¨¦ Mitre (que presidi¨® Argentina). De la mezcla de ambos sali¨® el patr¨®n ret¨®rico Cheste-Mitre, todav¨ªa vigente 100 a?os despu¨¦s en la traducci¨®n de ?ngel Crespo, y, algo m¨¢s adelgazado, en las subsiguientes. Es un patr¨®n que ha creado un Dante que oscila entre el duque de Rivas y La venganza de don Mendo; as¨ª suena en Crespo: ¡°Si algo parece que les da pavura, / s¨²bitamente dejan la comida, / pues les ataca entonces mayor cura¡±.
Este Dante se acompasa muy bien con las horribles ilustraciones de Dor¨¦ (cavernosas hasta en el para¨ªso) y con la consideraci¨®n de la Comedia como literatura fant¨¢stica, otro de los abusos que m¨¢s da?o han hecho a una lectura plausible del poema.
Porque el mayor problema de la Comedia ha sido siempre la tendencia de los int¨¦rpretes a escoger, a quedarse con lo que m¨¢s les interesa (a Dante le interesan demasiadas cosas, el poema es una summa pol¨ªtico-teol¨®gica, esto es, una summa po¨¦tica) y a privilegiar aspectos parciales, en menoscabo de la lectura de conjunto, m¨¢s exigente, y que apunta a un lugar que quiz¨¢ no les interesa: el para¨ªso, el tercer reino de ultratumba, y a la uni¨®n m¨ªstica con que acaba el poema.
Jorge Gimeno es poeta. Su ¨²ltimo libro es ¡®Barca llamada Every¡¯ (Pre-Textos) y su ¨²ltima traducci¨®n es la ¡®Divina comedia¡¯, de Dante Alighieri (Penguin Cl¨¢sicos).
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