¡®?rase una vez en... Hollywood¡¯, ahora en versi¨®n libro
Siguiendo la tradici¨®n de novelizar pel¨ªculas, el cineasta Quentin Tarantino publica su primera novela, basada en su largometraje de 2019 ¡®?rase una vez en... Hollywood¡¯, que sale a la venta este martes. ¡®Babelia¡¯ adelanta sus primeras p¨¢ginas
El Cadillac Coupe de Ville de 1964 de Rick Dalton, con Cliff Booth al volante, sale del aparcamiento subterr¨¢neo del edificio de la William Morris para tomar Charleville, y al rebasar una manzana dobla por Wilshire Boulevard.
Mientras el Cadillac de ¨¦poca y los dos tipos de ¨¦poca circulan por la concurrida calle, la subcultura hippy que ha invadido la ciudad como un enjambre de langostas desfila por las aceras con sus mantas, sus vestidos largos y sus pies descalzos sucios. Un nervioso Rick Dalton, que todav¨ªa no ha compartido la raz¨®n de su ansiedad con su colega Cliff, echa un vistazo por la ventanilla del coche y se permite un comentario asqueado sobre los transe¨²ntes hippies:
¨CMira a todos esos putos bichos raros. Esta ciudad era un sitio agradable para vivir, joder. M¨ªrala ahora. ¨CY luego comenta con desd¨¦n fascistoide¨C: Te juro que tendr¨ªan que ponerlos a todos contra una pared y fusilarlos.
Salen del concurrido Wilshire y emprenden el regreso a la casa de Rick en Cielo Drive por calles residenciales m¨¢s tranquilas. Rick saca con brusquedad un cigarrillo del paquete de Capitol W, se lo mete en la boca, lo enciende con su Zippo y cierra de golpe la tapa plateada con sus ademanes de tipo duro. Mientras consume un cuarto de pitillo de una calada, le dice al conductor:
¨CEn fin, ya es oficial, colega. ¨CSe sorbe ruidosamente los mocos¨C. Estoy acabado.
Cliff intenta consolar a su jefe:
¨CVenga ya, socio, ?qu¨¦ dices? ?Qu¨¦ te ha dicho el tipo ese?
¨C?Me ha dicho la pu?etera verdad, eso me ha dicho! ¨Cle espeta Rick.
¨C?Qu¨¦ te ha disgustado tanto? ¨Cpregunta Cliff. Rick vuelve la cabeza en direcci¨®n a su amigo. ¨C?Pues mira, enfrentarme al hecho de que he tirado toda mi pu?etera carrera por el retrete, eso es lo que me ha disgustado, joder!
¨CPero ?qu¨¦ ha pasado? ¨Cpregunta Cliff¨C. ?El t¨ªo ese te ha rechazado?
Rick da otra larga calada a su cigarrillo.
¨CNo, quiere ayudarme a entrar en el cine italiano.
La r¨¦plica de Cliff es r¨¢pida: ¨CEntonces ?qu¨¦ problema hay?
¨C?Que tengo que hacer pel¨ªculas italianas, joder! ¨Cgrita Rick¨C. ?Ese es el puto problema!
Cliff decide seguir conduciendo y dejar que Rick se desfogue. El actor traga otra bocanada de humo mientras se entrega a la autocompasi¨®n. En cuanto suelta el humo, reanuda su cr¨®nica:
¨CCinco a?os de ascenso, diez a?os manteni¨¦ndome a flote, y, ahora, a pique a toda pastilla.
Mientras se abre paso por entre el tr¨¢fico de Los ?ngeles, Cliff le ofrece un poco de perspectiva:
¨CA ver, para ser sinceros, yo nunca he tenido una gran carrera, as¨ª que me cuesta entender c¨®mo te sientes.
¨CPero ?qu¨¦ dices? ¨Clo interrumpe Rick¨C. Eres mi doble de acci¨®n.
Cliff responde con franqueza:
¨CRick, soy tu ch¨®fer. Desde que hiciste El avisp¨®n verde y te quitaron el permiso de conducir, solo soy eso, tu recadero. Y no me quejo. Me gusta llevarte a los sitios. A las pruebas de reparto. A las reuniones y esos rollos. Me gusta quedarme cuidando tu casa de Hollywood Hills cuando est¨¢s fuera. Pero ya hace mucho que no soy doble de acci¨®n a tiempo completo. As¨ª que, desde mi punto de vista, ir a Roma para protagonizar pel¨ªculas no parece esa muerte en vida de la que hablas.
Rick le replica enseguida: ¨C?Has visto alguna vez un western italiano? ¨CY responde su propia pregunta¨C: ?Son espantosos! Son una puta farsa.
¨C?Ah, s¨ª? ¨Cse extra?a Cliff¨C. ?Cu¨¢ntos has visto? ?Uno? ?Dos?
¨C?He visto los suficientes! ¨Cdice Rick en un tono autoritario¨C. A nadie le gustan los spaghetti westerns.
Cliff dice por lo bajo:
¨CSeguro que hay italianos a quienes les gustan.
¨CMira ¨Cdice Rick¨C, crec¨ª viendo a Hopalong Cassidy y a Hoot Gibson. Ver una mierda de western italiano, dirigido por Bernardino Merdolino y protagonizado por Mario Bananano, no me va a tocar la fibra precisamente. ¨CY concluye su diatriba sobre Italia tirando el cigarrillo por la ventanilla del coche¨C. Enti¨¦ndelo, todav¨ªa estoy cabreado por haber visto a ese bujarr¨®n italiano de Dean Martin en R¨ªo bravo. Y no hablemos del puto Frankie Avalon muriendo en el puto ?lamo.
¨CRepito ¨Cse aventura Cliff¨C, yo no soy t¨². Pero a m¨ª me parece que puede ser una experiencia vital bastante chula.
¨C?Qu¨¦ quieres decir? ¨Cpregunta Rick con curiosidad genuina.
¨CPues pasarte el d¨ªa rodeado de fot¨®grafos. Beber c¨®cteles en mesitas con vistas al Coliseo. Comer la mejor pasta y pizza del mundo. Follarte a chicas italianas ¨Cconjetura Cliff¨C. Si me preguntas a m¨ª, es mejor que quedarte en Burbank perdiendo peleas con Bingo Martin.
Rick suelta una risotada.
¨CBueno, en eso tienes raz¨®n.
Luego los dos r¨ªen, y muy pronto a Rick le empieza a aflorar una sonrisa. El hecho de que Cliff siempre est¨¦ apagando incendios para Rick ha sido una parte esencial de su din¨¢mica desde que los dos formaron equipo. A veces son incendios figurados, como el de ahora mismo. El incendio que forj¨® su amistad, en cambio, fue un incendio literal.

Sucedi¨® durante la tercera temporada de Ley y recompensa (la temporada 61-62). A Cliff Booth lo hab¨ªan llamado para que hiciera de doble del protagonista de la serie. De entrada, a Rick no le cay¨® bien Cliff. Y por una raz¨®n excelente: Cliff era demasiado apuesto para ser doble. Y Ley y recompensa era el har¨¦n de Rick. No necesitaba a ning¨²n chulito, a quien adem¨¢s le quedaba mejor su vestuario que a ¨¦l, metiendo baza en toda aquella reserva de mujeres. Pero luego empez¨® a o¨ªr historias de las haza?as de Cliff durante la Segunda Guerra Mundial. Se enter¨® de que no era un simple h¨¦roe. Era uno de los mayores h¨¦roes de la Segunda Guerra Mundial. Hab¨ªa ganado la Medalla al Valor dos veces: la primera, por matar italianos en Sicilia; y la segunda vez le hab¨ªan concedido aquel honor tan distinguido por numerosas razones. Pero la principal era que, a excepci¨®n de los tipos que hab¨ªan tirado la bomba de Hiroshima, ning¨²n otro soldado estadounidense hab¨ªa matado a m¨¢s soldados enemigos japoneses confirmados que el sargento Clifford Booth.
Rick habr¨ªa estado dispuesto a pasarse meses saltando desde su silla de la cocina al suelo si con eso hubiera conseguido unos pies planos y as¨ª quedar exento del ej¨¦rcito (sobre todo en tiempos de guerra). Aun as¨ª, admiraba a los hombres que hab¨ªan servido a su pa¨ªs y lo hab¨ªan hecho con honor.
El fuego que hab¨ªa forjado el v¨ªnculo entre ambos hombres tuvo lugar cuando Cliff llevaba alrededor de un mes en Ley y recompensa. A uno de los directores de la serie, Virgil Vogel, se le ocurri¨® que el personaje principal de la serie, Jake Cahill, llevara un voluminoso chaquet¨®n de invierno y que ese mismo chaquet¨®n estuviera te?ido de blanco bet¨²n de zapato de enfermera. En la vida real se habr¨ªa visto rid¨ªculo, pero en una pel¨ªcula en blanco y negro quedar¨ªa bien. El problema fue que los dise?adores de vestuario tardaron tanto en preparar el chaquet¨®n que result¨® imposible tenerlo listo para el episodio de Vogel. De manera que los productores simplemente lo dejaron para el siguiente episodio. Y, al final del siguiente episodio, a Jack Cahill le prend¨ªan fuego. Todo el mundo pens¨® que ser¨ªa una buena forma de utilizar aquel enorme chaquet¨®n de invierno que hab¨ªan pasado tanto tiempo preparando.
Cliff estaba listo y dispuesto para rodar la escena del fuego. Pero, despu¨¦s de que le explicaran a Rick los riesgos que aquello implicaba, el actor decidi¨® probar a hacerla ¨¦l mismo. As¨ª que le echaron l¨ªquido inflamable en la parte de atr¨¢s del enorme chaquet¨®n blanco, bien lejos de la cara y el pelo.
Sin embargo, lo que no sab¨ªa el equipo y tampoco los dise?adores de vestuario (porque hab¨ªan mandado la chaqueta a te?ir fuera) era que el tinte blanco que hab¨ªan usado ten¨ªa un 65 por ciento de contenido de alcohol. Lo desconoc¨ªan, y no se lo hab¨ªan dicho porque en el episodio al que estaba destinada inicialmente la prenda blanca no hab¨ªa ninguna escena con fuego. As¨ª pues, cuando aplicaron una llama a la parte de atr¨¢s del chaquet¨®n de Jake, con Rick dentro, la prenda se convirti¨® al instante en una antorcha.
Cuando Rick oy¨® el rugido de las llamas de su chaquet¨®n, su p¨¢nico se aviv¨® en la misma medida que aquella prenda inflamable. De inmediato sinti¨® que las llamas le pasaban por los hombros y le danzaban y le crepitaban en torno a la cabeza. En aquel momento estuvo casi a punto de hacer lo peor que podr¨ªa haber hecho en aquella situaci¨®n: echar a correr presa del p¨¢nico ciego. Pero, justo antes de perder la chaveta, Rick oy¨® que Cliff Booth le dec¨ªa con calma:
¨CRick, est¨¢s encima de un charco. D¨¦jate caer al suelo.
Y este obedeci¨® y las llamas se apagaron enseguida, antes de que pudieran causar alg¨²n da?o. Y fue entonces cuando Rick y Cliff se convirtieron en el equipo de Rick y Cliff.
La otra credencial realmente molona que hab¨ªa aportado Cliff Booth a la fiesta: adem¨¢s de ser un buen amigo, un buen doble de acci¨®n y h¨¦roe de guerra, en aquel mundo de fantas¨ªa, Cliff hab¨ªa matado de verdad. Solo en su serie de televisi¨®n, Rick se hab¨ªa cargado a unas doscientas cuarenta y dos personas. Eso sin contar a todos los indios y forajidos que hab¨ªa matado en sus pel¨ªculas del Oeste, ni a los ciento cincuenta en Los catorce pu?os de McCluskey. Interpretando al retorcido asesino psic¨®pata con guantes de cuero de Jigsaw Jane, hab¨ªa despachado a la mayor¨ªa de sus v¨ªctimas con un reluciente estilete plateado.
Rick recordaba un d¨ªa en que su doble de acci¨®n y ¨¦l hab¨ªan estado bebiendo y discutiendo sobre su personaje de Jigsaw Jane en el bar que hab¨ªa dentro del Smoke House, junto a Riverside Drive. Mientras hablaban y beb¨ªan, Rick le pregunt¨® a Cliff si hab¨ªa matado alguna vez a un soldado enemigo con un cuchillo.
¨CA muchos ¨Ccontest¨® Cliff.
¨C?A muchos? ¨Crepiti¨® Rick, sorprendido¨C. ?Cu¨¢ntos son muchos?
¨C?C¨®mo? ¨Cpregunt¨® Cliff¨C. ?Quieres que me ponga a contarlos ahora?
¨CBueno, s¨ª ¨Cdijo Rick.
¨CPues a ver¡ ¨CCliff pens¨®. Se puso a contar en silencio para s¨ª mismo con los dedos, hasta que se le acabaron los dedos y tuvo que empezar otra vuelta al circuito. Por fin se detuvo y dijo¨C: A diecis¨¦is.
Si en aquel momento Rick hubiera estado bebiendo de su whisky sour, poco le habr¨ªa faltado para protagonizar una escena c¨®mica donde lo escup¨ªa.
¨C?Has matado a diecis¨¦is cabrones con un cuchillo? ¨Cpregunt¨®, incr¨¦dulo.
¨CA diecis¨¦is japos en la guerra ¨Cpuntualiz¨® Cliff¨C. S¨ª.
Rick guard¨® silencio, se inclin¨® hacia delante y pregunt¨® a su amigo: ¨C?Y c¨®mo lo hiciste?
¨C?Quieres decir c¨®mo fui capaz de hacerlo mental y emocionalmente? ¨Cpregunt¨® Cliff¨C. ?O c¨®mo lo hice f¨ªsicamente y en t¨¦rminos pr¨¢cticos?
?Uau, buena pregunta?, pens¨® Rick.
¨CBueno, supongo que, en primer lugar, c¨®mo lo hiciste.
¨CPues no siempre, pero la mayor¨ªa de las veces me acercaba por detr¨¢s de alg¨²n payaso y lo cog¨ªa por sorpresa. Al tipo se le mete una piedra en el zapato; entonces se queda rezagado respecto a su compa?¨ªa para descalzarse y quitarse la piedra. Yo me acerco por detr¨¢s, le clavo el cuchillo en las costillas, le tapo la boca con la mano y retuerzo el cuchillo hasta que siento que la palma.
?Joder?, pens¨® Rick.
¨CAhora bien ¨Cdijo Cliff, con el ¨ªndice en alto¨C, est¨¢ claro que yo lo mat¨¦. Pero ?muri¨® por mi culpa o muri¨® porque se le meti¨® una piedra en el zapato? ¨Cfilosof¨® Cliff.
¨CA ver si lo entiendo entonces. ?Le clavas un cuchillo a un japo en las costillas ¨Caclar¨® Rick¨C, le tapas la boca con la mano para ahogar el grito y luego lo tienes agarrado durante toda su pu?etera agon¨ªa, hasta que se te muere en los brazos?
Cliff dio un trago de su vaso de tubo lleno de Wild Turkey a temperatura ambiente y dijo: ¨CEso mismo.
¨C?Uau! ¨Cexclam¨® Rick, mientras se beb¨ªa una parte de su whisky sour fr¨ªo.
Cliff Booth sonri¨® para sus adentros mientras ve¨ªa c¨®mo su jefe intentaba asimilar aquella idea y entonces le pregunt¨® en un tono provocador:
¨C?Quieres saber c¨®mo se siente uno?
Rick levant¨® la vista y mir¨® a Cliff.
¨C?Qu¨¦ quieres decir?
Cliff repiti¨® en voz baja y en un tono lento y pausado:
¨CTe pregunto si quieres saber c¨®mo se siente uno. ¨CY luego a?adi¨®, encogi¨¦ndose de hombros¨C: Ya sabes, para tu personaje.
Rick no dijo nada durante un momento. El bar pareci¨® quedarse en silencio y por fin Rick Dalton dej¨® escapar un ?s¨ª? muy bajito.
Cliff sonri¨® a su amigo y jefe, dio un trago largo a su bebida, dej¨® el pesado vaso con un golpe sobre la barra y dijo encogiendo de nuevo los hombros:
¨CPues mata a un cerdo.
??Qu¨¦??, pens¨® Rick.
¨C?Qu¨¦? ¨Cdijo Rick en voz alta.
¨CMata. A un. Cerdo ¨Crepiti¨® Cliff en un tono siniestro.
Tras un momento de silencio, durante el cual las palabras ?mata a un cerdo? quedaron flotando en el aire, Cliff se explic¨®:
¨CTe compras un gorrino bien gordo. Te lo llevas al jard¨ªn de casa. Luego te pones a su lado de rodillas. Lo abrazas, lo palpas, sientes su vida, lo hueles y lo oyes gru?ir y roncar. Y entonces, con el otro brazo, le clavas un cuchillo de carnicero en el costado y esperas, hermano.
Sentado en el taburete de la barra, Rick escuch¨® a Cliff, hipnotizado.
¨CChillar¨¢ como un cabr¨®n y sangrar¨¢ como un hijo de puta. Y pelear¨¢. Pero t¨² lo tienes bien agarrado con un brazo mientras le sigues clavando el cuchillo con la otra mano. Y, aunque te parezca que ha pasado una eternidad, en alg¨²n momento del primer minuto notar¨¢s c¨®mo se te muere en los brazos. Y ese ser¨¢ el momento en que de verdad sientas la muerte. La vida es un cerdo que sangra, chilla y patalea violentamente entre tus brazos. Y la muerte eres t¨², abrazando un mont¨®n de carne inm¨®vil y pesada.
Cliff describ¨ªa paso a paso la matanza del cerdo imaginario, Rick se iba poniendo m¨¢s y m¨¢s p¨¢lido, imagin¨¢ndose que llevaba a cabo aquellas instrucciones en su jard¨ªn.
Cliff se dio cuenta de que ten¨ªa a su p¨²blico agarrado por el cuello, as¨ª que se lanz¨® a deg¨¹ello:
¨CSi quieres experimentar qu¨¦ se siente al matar a un hombre, matar a un cerdo es lo m¨¢s parecido haci¨¦ndolo de forma legal.
Rick trag¨® saliva mientras intentaba imaginar si ser¨ªa capaz de hacer una cosa as¨ª.
¨CLuego te llevas el cerdo a la carnicer¨ªa y les pides que te lo despiecen. Beicon¡ chuletas¡ paletas¡ pies de cerdo. Y te comes al animal entero. As¨ª demuestras tu respeto por la muerte de esa bestia.
Rick dio otro trago de whisky sour.
¨CNo s¨¦ si ser¨ªa capaz de algo as¨ª.
¨COh, s¨ª que eres capaz ¨Cle asegur¨® Cliff¨C. Puede que no quieras hacerlo, pero s¨ª que eres capaz. De hecho, se podr¨ªa argumentar que, si no eres capaz, no mereces comer cerdo.
Al cabo de un momento, Rick dio una palmada sobre la barra y dijo:
¨CVale, joder, voy a hacerlo. Vamos a buscar un cerdo.
Por supuesto, Rick no lo hizo. El experimento planteaba tantos obst¨¢culos que a Rick pronto se le fue el ¨ªmpetu. ??D¨®nde compro un cerdo? ?C¨®mo limpio toda la sangre del patio de la piscina? ?C¨®mo saco el cerdo muerto del jard¨ªn? Seguro que pesa una tonelada. ?Y si el cabr¨®n me muerde?? Pero, aunque Rick nunca lleg¨® a hacerlo, s¨ª se lo plante¨®. Y eso ya supon¨ªa homicidio premeditado a sangre fr¨ªa, parecido a los del asesino de guantes negros de Jigsaw Jane.

'?rase una vez en Hollywood'
Traducci¨®n de Javier Calvo.
Reservoir Books, 2021. 400 p¨¢ginas. 19,90 euros.
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