Cinco agujeros de la teor¨ªa oficial sobre los cr¨ªmenes de Charles Manson
Tras m¨¢s de 20 a?os investigando, el periodista Tom O¡¯Neill publica un libro que desmonta varios puntos y lugares comunes sobre los asesinatos que conmovieron a EE UU en 1969
La noche del s¨¢bado 9 de agosto de 1969 algo cambi¨® para siempre en la sociedad estadounidense. Los asesinatos perpetrados por los secuaces de Charles Manson en el 10050 de Cielo Drive (Los ?ngeles) que acabaron de manera salvaje con la vida Sharon Tate y el beb¨¦ que llevaba en su vientre, Abigail Ann Folger, Wojciech Frykowski, Steven Earl Parent y Jay Sebring ¡ªcompletados la noche siguiente con la macabra muerte de Leno y Rosemary Labianca¡ª perduran en la memoria colectiva y siguen creando teor¨ªas y motivando cientos de publicaciones. Ahora que se acerca el 50 aniversario llega este 18 de julio a Espa?a Manson. La historia real (Tom O'Neill, Roca) un libro que parte con la misi¨®n suicida de rebatir la tesis oficial, establecida en el juicio por el fiscal Vincent Bugliosi y despu¨¦s remachada en el true crime m¨¢s famoso y vendido de la historia, Helter Skelter (Contra), elaborado por el propio fiscal y el escritor Curt Gentry.
Si estos cr¨ªmenes nos siguen fascinando, como bien dec¨ªa el escritor Kiko Amat, no es porque sean los m¨¢s brutales, ni los que m¨¢s v¨ªctimas causaron, que no lo fueron, sino porque son raros, muy raros, y algunas de las explicaciones son insuficientes. Fruto de 20 a?os de investigaci¨®n, el libro de Tom O'Neill no entra en teor¨ªas conspiranoicas y, como le pasa a cualquiera que se haya visto inmerso en este relato de horror, es incapaz de llegar a conclusiones definitivas. No esperen sorpresas ni teor¨ªas de la conspiraci¨®n. S¨ª un detallado inventario de manipulaciones, contradicciones y fallos de la investigaci¨®n y el posterior proceso contra la Familia.
O'Neill cree que hay un problema esencial con la narraci¨®n monumental que es y no deja de ser Helter Skelter: obvia personajes, l¨ªneas de investigaci¨®n, testigos¡ Lo que sigue es una recapitulaci¨®n de los mayores agujeros detectados por el autor de Manson. La historia real.
?Qui¨¦n era Terry Melcher y por qu¨¦ no fue interrogado?
Melcher era un famoso productor de m¨²sica, hijo de Doris Day, que tuvo una relaci¨®n amistosa con Manson -el grado depende de qui¨¦n lo cuente- al que promete un contrato para producir un disco y luego pasa de ¨¦l. Manson conoci¨® a Melcher a trav¨¦s de Dennis Wilson, bater¨ªa de The Beach Boys y adepto de la Familia, que lleg¨® a dejar vivir en su mansi¨®n a Susan Atkins, Tex Watson, Patricia Krenwinkel, Linda Kasabian y Leslie Van Houten y compa?¨ªa. Hasta ah¨ª, la historia conocida. Ahora bien, desde el entorno del grupo californiano se alert¨® a la polic¨ªa poco despu¨¦s de los cr¨ªmenes de la presunta implicaci¨®n de Manson y los suyos y el productor, John Sparksy, y el jefe de gira, Steve Despar, corroboran en sendas entrevistas con O¡¯Neill que ,tras los asesinatos, Wilson se convirti¨® en un paria en el mundo de la m¨²sica por su relaci¨®n con Manson. Entonces ?Por qu¨¦ no se investig¨® desde el principio esta l¨ªnea? ?Por qu¨¦ no se los detuvo hasta meses despu¨¦s? Melcher nunca fue llamado a testificar y no es uno de los personajes de Helter Skelter. Cuando O¡¯Neill contacta con ¨¦l para entrevistarlo, este suelta: ¡°Se supone que Vince [Bugliosi] ten¨ªa que ocuparse de esto y ahora resurge todo¡±.
O¡¯Neill habla con Bugliosi varias veces a lo largo de la elaboraci¨®n del libro. En esas conversaciones este lo amenaza y trata de amedrentarlo. El fiscal, fallecido en 2015, era conocido por su car¨¢cter altanero, su beligerancia y su inmenso ego. O¡¯Neill tiene, adem¨¢s, tres testigos que sit¨²an a Melcher en el rancho de Spahn, un lugar abandonado donde viv¨ªa la Familia, al menos tres veces tras los asesinatos, algo que la versi¨®n oficial niega. ?Por qu¨¦ se prescindi¨® del testimonio de alguien tan cercano a Manson?
?Por qu¨¦ se obvi¨® la relaci¨®n con otros cr¨ªmenes?
La teor¨ªa de Bugliosi era muy clara: Charles Manson controlaba al resto de miembros de la Familia y los manipulaba mediante el uso masivo de drogas, especialmente LSD, muy en boga en la ¨¦poca. Para poder condenarlo por conspiraci¨®n para asesinar, el fiscal necesitaba que esto quedara claro y que la sociedad viera a un hippy manipulador y violento -enloquecido con la idea de desatar una guerra racial haciendo creer que las muertes eran obra de los Panteras Negras- que ordena matar sin piedad. Los asesinatos de Labianca del d¨ªa siguiente ten¨ªan explicaci¨®n en el contexto de esta locura generalizada y peligrosa. Si hab¨ªa habido antes otros, estos ten¨ªan que quedar fuera del marco.
La plena dimensi¨®n del mal no est¨¢ en lo que sabemos de Manson. Est¨¢ en lo que no sabemos Tom O'Neill
Y ah¨ª es donde entra en juego Gary Allen Hinmann, un profesor de UCLA y gur¨² budista al que Manson y los suyos frecuentaban. Un grupo de miembros de la Familia lo tortur¨® con el objetivo de que les dijera d¨®nde estaban los 21.000 d¨®lares que en teor¨ªa hab¨ªa recibido como herencia. Al final, fue asesinado tras cortarle una oreja con una espada. En las paredes pintaron con su sangre dos palabras ¡°Political Piggy¡±. ?Les suena? Es casi lo mismo que pintaron en Cielo Drive unos d¨ªas despu¨¦s ("Pig"). El acusado formal por el asesinato, Bobby Beausoleil, hizo una llamada al rancho de la Familia en la que suger¨ªa que ten¨ªan que ayudarlo a salir. Es arriesgado afirmar que la masacre de la casa Roman Polanski (que estaba de viaje) fue solo una maniobra para demostrar que Beausoleil no era responsable de la muerte de Hinmann pero, entonces. ?Por qu¨¦ la investigaci¨®n oficial obvi¨® la sugerencia de Charlie Guenther -uno de los mejores agentes del Departamento del Sheriff de Los ?ngeles, que resolvi¨® entre otros el caso Cotton Club- de establecer una relaci¨®n entre ambos asesinatos? Adem¨¢s, Stephen Kay, de la oficina del fiscal en aquella ¨¦poca, reconoce ante la grabadora de O¡¯Neill que recibi¨® ¨®rdenes durante el juicio de no relacionar un caso con otro.
?Estuvo Manson en Cielo Drive?
Aqu¨ª no se trata de que Manson diga que s¨ª, no era para nada fiable, sino de que haya pruebas de que la escena del crimen no se conserv¨® bien, que hubo alteraciones. ?Imprudencia policial en un escenario convertido en circo? Puede ser. Pero entonces hay que explicar por qu¨¦ el cad¨¢ver de Tate ten¨ªa s¨ªntomas de haber sido movido y hab¨ªa en la alfombra manchas de sangre de la actriz- en las cantidades que se dan cuando un cuerpo yace tras ser acuchillado- muy lejos de donde encontraron el cad¨¢ver. ?Algui¨¦n los movi¨®? La fiscal¨ªa neg¨® esa posibilidad. M¨¢s todav¨ªa. Hay unas gafas que Manson asegura que dej¨® para despistar a la polic¨ªa cuando fue a ver que hab¨ªan hecho ¡°sus ni?os¡±. En otra muestra de su af¨¢n por probar cada teor¨ªa con un testimonio, O¡¯ Neill consigue la confirmaci¨®n del agente del SIS, una unidad especial de la polic¨ªa, que las encontr¨® y las present¨® como prueba al comprobar que no eran de ninguna de las v¨ªctimas. ?Por qu¨¦ nunca fueron tenidas en cuenta? Otra pregunta que queda en el aire.
?Era Manson un confidente? o ?por qu¨¦ no fue detenido tras violar repetidamente la condicional?
En este caso se evidencia mejor que en ning¨²n otro la locura que encierra todo este asunto. La idea de que pudiera ser un infiltrado de la polic¨ªa en grupos izquierdistas dentro de la estrategia de las fuerzas de seguridad para destruirlos tiene tantos detractores como gente a favor. Pero vayamos a los hechos. Dice O¡¯Neill: ¡°Manson forma la Familia ante las mismas narices de sus supervisores federales. A partir de entonces, tanto el Gobierno federal como las fuerzas policiales fueron alej¨¢ndose cada vez m¨¢s del grupo mientras sus miembros infring¨ªan la ley de la manera m¨¢s descarada¡±. Manson, que a los 30 a?os hab¨ªa pasado casi media vida en instituciones federales, viol¨® la libertad condicional decenas de veces. Su agente de la condicional, Roger Smith, no solo le permit¨ªa abandonar el Estado, sino que adem¨¢s enviaba informes al juez sobre la buena actitud del sujeto. Informes que O¡¯Neill consigue.
Lo que sigue hay que leerlo varias veces para dar cr¨¦dito. Pocos d¨ªas despu¨¦s de los asesinatos, el 16 de agosto, la oficina del Sheriff de Los ?ngeles -un monstruo con miles de agentes y una jurisdicci¨®n enorme- organiz¨® una operaci¨®n especial de gran magnitud para entrar en el rancho de la Familia, donde fueron detenidos 27 adultos acusados de diversos cr¨ªmenes (nada que ver con los asesinatos que ya hab¨ªan cometido algunos de ellos). Manson ten¨ªa en su poder cuatro tarjetas robadas, coches que no eran suyos, un arsenal, grandes cantidades de estupefacientes y varias menores fugadas de sus hogares. Tanto ¨¦l como sus seguidores fueron liberados poco despu¨¦s. Seg¨²n el fiscal Bugliosi, por un defecto de forma en la orden de registro dado que la fecha estaba mal (se consign¨® un 13). Sin embargo, O¡¯Neill prueba, con el aval de varios expertos, que las ¨®rdenes tienen una validez de 10 d¨ªas, con lo que era perfectamente legal. El 24 de agosto fue detenido de nuevo por incitar a delinquir a una menor con la que se acababa de acostar y junto a la que consumi¨® drogas. Fue liberado. El 26 de agosto se dict¨® otra orden de registro por haber sido sorprendido de nuevo con drogas y una menor. Los agentes no llegaron ni a ponerla en marcha. Ninguno de los polic¨ªas entrevistados por O¡¯Neill se explica por qu¨¦. No hay tampoco una l¨ªnea dedicada a esto en Helter Skelter.
Puede que Manson no fuera alguien que estuviera trabajando para la amplia gama de agencias de las fuerzas de seguridad de EE UU, pero entonces se cometieron con ¨¦l enormes negligencias que costaron vidas.
?Jug¨® alg¨²n papel la CIA en todo esto?
O¡¯ Neill reconoce en Manson. La historia real, que cuando encontr¨® conexiones entre este tema y el espionaje estadounidense, la emoci¨®n y el miedo le abrumaron por igual. Miedo no por la CIA, sino por d¨®nde le estaba llevando este camino, un proceso que le oblig¨® a aplazar varias veces la entrega del manuscrito y a incumplir su contrato con Penguin. As¨ª que merece la pena echar un vistazo. En su versi¨®n original, el libro se llama Chaos, como el programa implantado por la CIA en 1967 para socavar y destruir los movimientos de izquierdas mediante la infiltraci¨®n de agentes en el movimiento contracultural o los Panteras Negras. Por sus principios fundacionales, la CIA no puede actuar en territorio estadounidense, salvo en condiciones muy especiales, pero durante la Guerra Fr¨ªa todo val¨ªa.
Una de las obsesiones de la Agencia era encontrar la manera de manipular el cerebro de la gente mediante el uso de drogas. Y ah¨ª el precursor, el genio, era Jolly West, creador del proyecto Mkultra. West frecuentaba la Cl¨ªnica Gratuita Haight Ashbury, un programa alternativo montado por un m¨¦dico de izquierdas para atender a gente sin recursos y por donde Manson y su gente estuvieron pasando un a?o (sobre todo porque hab¨ªa LSD en cantidad). Vinculados con la cl¨ªnica estaban David Smith y Roger Smith (s¨ª, el agente de la condicional de Manson) que publicaron sendos art¨ªculos en Life sobre el control mental gracias al LSD y otras drogas. En Helter Skelter Bugliosi entrecomilla fragmentos de estos art¨ªculos que hace pasar por declaraciones que nunca se produjeron, puesto que ni los entrevist¨® para el libro ni los subi¨® al estrado. ?Por qu¨¦ no quiso que hablaran ante el juez dos de los expertos que sustentaban la tesis oficial, es decir, que Manson controlaba la mente de sus seguidores mediante las drogas? Dice el fiscal: ¡°La cuesti¨®n m¨¢s desconcertante de todas era c¨®mo Manson hab¨ªa transformado sus d¨®ciles adeptos en asesinos impenitentes. Adem¨¢s del LSD, el sexo, el aislamiento, la privaci¨®n del sue?o o el abandono social, ten¨ªa que haber alguna cualidad intangible... tal vez, algo que aprendi¨® de otros¡±. ¡°Algo que aprendi¨® de otros¡± viene a ser como el ¡°solo o en compa?¨ªa de otros¡± de la sentencia contra Rafael Escobedo en el caso de los marqueses de Urquijo.
Dudas y zonas oscuras, en definitiva, en una reconstrucci¨®n que pone los pelos de punta y que va la ra¨ªz incomprensible de lo oscuro. Dice O¡¯Neill: ¡°La plena dimensi¨®n del mal no est¨¢ en lo que sabemos de Manson. Est¨¢ en lo que no sabemos".
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