Las cuevas de los sue?os olvidados
El arte prehist¨®rico surgi¨® en todos los continentes, aunque su verdadero significado se mantiene hoy como un misterio
El descubrimiento de la cueva de Chauvet (Francia), en la Navidad de 1994, cambi¨® la concepci¨®n de la prehistoria europea e, incluso, de la propia humanidad. Hasta entonces, siempre se hab¨ªa pensado que el arte prehist¨®rico hab¨ªa evolucionado desde lo m¨¢s sencillo a lo m¨¢s complejo, de los puntos rojos y las manos en las paredes a los bisontes de Altamira o los caballos de Lascaux, dos cuevas consideradas hasta entonces las capillas sixtinas del arte parietal. Las figuras policromadas m¨¢s importantes de estas dos grutas fueron pintadas en la roca en la prehistoria tard¨ªa, hace unos 15.000 a?os, durante el magdaleniense.
Sin embargo, Chauvet lo transform¨® todo. Dado que los dibujos hab¨ªan sido realizados con carboncillo, pudieron datarse con cierta precisi¨®n: los paneles de los leones y de los caballos, obras maestras indiscutibles, fueron realizados hace m¨¢s de 30.000 a?os y demostraban un dominio del dibujo sorprendente. Entre los rinocerontes lanudos de Chauvet y los bisontes de Altamira hay m¨¢s distancia temporal que entre Picasso y la cueva c¨¢ntabra. Los tiempos de la prehistoria son siempre enormemente largos, casi incomprensibles: entre algunos dibujos de Chauvet, realizados unos encima de los otros, existe una distancia de 5.000 a?os, la misma que nos separa de las civilizaciones de Mesopotamia. En Lascaux y Altamira tambi¨¦n se han encontrado dibujos de casi 30.000 a?os, lo que quiere decir que durante milenios los seres humanos entraron a esas cavidades para plasmar su mundo simb¨®lico.
Dado que el homo sapiens, el hombre moderno, lleg¨® a Europa hace unos 40.000 a?os y que los primeros dibujos y obras de arte, como la venus de Hohle Fels, tallada en marfil de mamut, aparecen casi inmediatamente en este continente, quiere decir que el arte ya vino con ellos desde ?frica durante su larga migraci¨®n. De hecho, el arte parietal aparece en todos los continentes y cada vez existen m¨¢s indicios de que los neandertales, la especie humana m¨¢s cercana a la nuestra, tambi¨¦n ten¨ªan capacidad simb¨®lica (aunque no se conocen representaciones figurativas).
All¨ª donde ha habido seres humanos modernos han producido representaciones de la realidad. Sin embargo, un abismo nos separa de los dibujos de las cavernas porque hemos perdido cualquier conexi¨®n cultural con aquel mundo remoto: hemos olvidado su significado.
¡°Estas im¨¢genes son memorias de sue?os olvidados hace mucho tiempo¡±, explica sobre los dibujos de Chauvet Werner Herzog, narrador y director de uno de los documentales m¨¢s bellos realizados sobre la prehistoria, La cueva de los sue?os olvidados (que se puede ver en Filmin). ¡°?Podremos ser capaces de entender alguna vez la visi¨®n de los artistas a trav¨¦s de tal abismo de tiempo?¡±, se pregunta. La respuesta es que no, porque ya no existe ning¨²n v¨ªnculo cultural con las civilizaciones de la prehistoria europea.
Los dibujos y grabados que decoran cientos de cuevas en Europa ofrecen un espect¨¢culo emocionante y se mantienen como la ¨²nica ventana al mundo cultural y simb¨®lico de seres humanos que vivieron hace decenas de miles de a?os; pero nunca sabremos lo que quisieron decir con ellos. Los expertos en arte paleol¨ªtico se dedican por encima de todo a la clasificaci¨®n ¡ªqu¨¦ animales aparecen m¨¢s veces, cu¨¢ndo fueron realizadas las pinturas, qu¨¦ informaci¨®n podemos extraer de las manos en las paredes¡ª. Adem¨¢s, todas las teor¨ªas se mantienen vivas hasta el siguiente descubrimiento, que las puede desbaratar en una tarde, como ocurri¨® con Chauvet. ?Aparecen m¨¢s herb¨ªvoros que carn¨ªvoros porque se pintaban m¨¢s o porque hemos tenido la mala suerte de que unos dibujos se han borrado a lo largo de los milenios y otros no? Los dibujos de seres humanos son esquem¨¢ticos y mucho menos elaborados que los de animales. ?Existir¨¢ alguna cueva en alg¨²n lugar esperando a ser descubierta que cambien esta teor¨ªa?
El periodista estadounidense Gregory Curtis es autor de un libro extraordinario sobre el arte parietal: Los pintores de las cavernas. El misterio de los primeros artistas (Turner). Estudiado desde hace solamente un siglo, Curtis explica sobre el arte de las cavernas: ¡°No hay a¨²n ninguna teor¨ªa global sobre el significado de las pinturas rupestres. Esto es frustrante para cient¨ªficos y aficionados por igual, puesto que, como obras de arte, las pinturas logran comunicar directamente y con suma eficacia. Fueran cuales fuesen las razones culturales que movieron a los antiguos cazadores a pintar en las cuevas, los grandes artistas que hab¨ªa entre ellos ¡ªque fueron muchos¡ª se tomaron la molestia de crear pinturas de l¨ªneas elegantes, colorido sutil, perspectiva precisa y una sensaci¨®n f¨ªsica de volumen. Puede que los pintores de las cavernas concibieran el arte como nosotros lo entendemos o puede que no, pero cuando decidieron dibujar unos trazos atractivos a la vista en lugar de unos garabatos torpes, pensaban y actuaban como artistas, intentando crear arte en el sentido que nosotros le damos al t¨¦rmino¡±.
Est¨¢ claro que existe una unidad estil¨ªstica y unas t¨¦cnicas que se mantienen a lo largo de los milenios y en territorios relativamente alejados, aunque no sabemos, y no sabremos nunca, c¨®mo se transmit¨ªan esas ideas. Todo lo que rodeaba aquella tradici¨®n oral ¡ªlos relatos, la m¨²sica, los mitos, la relaci¨®n con lo divino¡ª se ha perdido en el sue?o de los siglos. Solo existe un lugar en el que, tal vez ¡ªporque nunca se puede estar totalmente seguro de lo que ha cambiado a lo largo de los milenios¡ª, aquellas canciones y aquellos mitos se han mantenido vivos: Australia.
Los homos sapiens llegaron a Australia mucho antes que a Europa: las ¨²ltimas teor¨ªas hablan de que alcanzaron este territorio hace 65.000 a?os y, hasta la llegada de los europeos en 1770, se mantuvieron aislados del resto del mundo. Pese a haber sido exterminados sin piedad por los occidentales, mantuvieron vivos lo que Bruce Chatwin llam¨® Los trazos de la canci¨®n (Pen¨ªnsula) en su libro sobre la isla continente, los relatos ancestrales ligados a la tierra. Los abor¨ªgenes se mantienen como la cultura viva m¨¢s antigua de la tierra.
La ¨²ltima temporada de la estupenda serie policiaca australiana Mystery Road ¡ªno ha llegado a ninguna plataforma espa?ola, pero se puede comprar en DVD¡ª tiene una subtrama en la que una asociaci¨®n de abor¨ªgenes protesta contra una excavaci¨®n arqueol¨®gica porque considera que viola sus tradiciones ancestrales. Sin embargo, al final llegan a un acuerdo y una l¨ªder aborigen ayuda a la antrop¨®loga: cuando desentierra una piedra te?ida de pigmentos de hace m¨¢s de 60.0000 a?os le explica que se trata de colores y de t¨¦cnicas que, milenios despu¨¦s, su pueblo utiliza todav¨ªa en los funerales. En ese rinc¨®n del norte de Australia, la memoria de los sue?os olvidados no se ha perdido.
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