P¨¢jaros en tierra
En ¡®Los vencejos¡¯, su primera novela despu¨¦s de ¡®Patria¡¯, Fernando Aramburu teje un brillante artefacto narrativo con un nutrido grupo de personajes en un barrio de Madrid
Conviene que el lector de Los vencejos tenga presente el dibujo que figura en las primeras p¨¢ginas de esta novela: un c¨ªrculo encierra el nombre de su protagonista, Toni, y de ¨¦l surgen l¨ªneas que lo enlazan con los c¨ªrculos que corresponden a todos los personajes que vamos a conocer y que, a su vez, tambi¨¦n est¨¢n enlazados entre s¨ª. El artificio podr¨ªa ser un homenaje a los proyectos narrativos que gustaba de maquinar Georges Perec ¡ªpensemos en La vida instrucciones de uso¡ª, pero lo cierto es que ya en su primer relato, Fuegos con lim¨®n, Aramburu hab¨ªa armado un artefacto de 600 p¨¢ginas con muchos personajes, a medias entre el humor, la fantas¨ªa y la realidad. Y en su m¨¢s reciente relato, Patria, ha movido con conmovedora maestr¨ªa los destinos y las desdichas de otro abultado censo de ciudadanos.
Los vencejos trata de las vidas, man¨ªas y andanzas de unos cuantos vecinos de Madrid ¡ªpadres, hermanos, esposos, hijos o amigos¡ª sobre los que escribe Toni, narrador y protagonista, a lo largo de todos los d¨ªas de un a?o entero, al final del cual ha decidido quitarse la vida. Y nadie queda muy bien parado, ni siquiera el narrador, en ese r¨ªo revuelto de frustraciones cotidianas y de d¨ªas sin brillo, de malos o medianos recuerdos que el narrador querr¨ªa dejar atr¨¢s con la misma obstinaci¨®n con la que va desprendi¨¦ndose de los libros de su biblioteca (es profesor de Filosof¨ªa en un instituto y piensa: ¡°?Para qu¨¦ he le¨ªdo tanto? ?De qu¨¦ me han salvado los libros?¡±), a la vez que lo hace de buena parte de su ajuar dom¨¦stico. ¡°Yo me morir¨¦ el 31 de julio de 2019, convencido de que no es posible conocer a nadie¡±.
Al cabo, Toni se equivoca, porque es menos ego¨ªsta y m¨¢s perspicaz de lo que cree. No tienen raz¨®n las aviesas notas an¨®nimas y vejatorias que recibe muchos d¨ªas y que nunca sabremos si vienen de su exmujer, de la mala sombra de un amigo o si las escribe ¨¦l mismo. No se tiene en gran aprecio, pero ha sido mucho mejor persona que su padre, un viejo militante de izquierdas, bebedor, pele¨®n y cabezota, y mejor que su madre, quien ¡ªmuerto su marido¡ª se enred¨® con un viejo millonario. Toni se cas¨® enamorado, pero Amalia y ¨¦l nunca fueron felices. No puede perdonarle que intent¨® matar a su perra Pepa, cuando era un cachorro, y menos todav¨ªa que Amalia le haya abandonado por Olga, una amante mandona y despectiva que adem¨¢s se instal¨® en su casa. Tampoco tiene ning¨²n afecto por su hermano Ra¨²l, pero cuando este necesita operar de urgencia a su hija Julia no vacila en prestarle todo el dinero de la herencia de su madre. Y aunque haya sido su mayor decepci¨®n, muestra su afecto por Nikita, un hijo de escasas luces, tan violento como desamparado.
Los seres m¨¢s cercanos a la intimidad del narrador son una perra ¡ª?Pepa¡ª de la que una vez quiso desprenderse culpablemente, un primer amor que todav¨ªa le sigue queriendo ¡ªla entra?able, patosa y desali?ada ?gueda¡ª y un amigo atrabiliario y confidente que perdi¨® un pie en los atentados yihadistas de marzo de 2004 y al que desde entonces bautiz¨® en secreto como Patachula. Estos son los personajes m¨¢s intensos de esta novela que se escribi¨® en el a?o uno de la pandemia y en la que late el agobio de la circunstancia espa?ola en que desembocaron los a?os finales del Gobierno de Rajoy, las pugnas por formar otro en torno a la geometr¨ªa variable de la oposici¨®n y que tuvieron, de fondo, los ecos de los indignados, los alumbramientos de nuevos partidos, la lucha contra los desahucios y los sucesos que conocemos con el t¨¦rmino que acu?aron sus inventores, el proc¨¦s (a prop¨®sito de estos ¨²ltimos, comenta Toni: ¡°O¨ªamos lo de Catalu?a como quien oye a trav¨¦s de las paredes una ri?a en un piso de la vecindad y sacude la cabeza en se?al de fastidio¡±).
Tiempos inciertos en los que no ha sido f¨¢cil encontrar un asidero. Ni Aramburu pretende d¨¢rnoslo aqu¨ª¡ Quiz¨¢ por hambre de certezas, Toni mira a menudo los vencejos a los que ve volar con una irreprimible sensaci¨®n de envidia: ¡°Adoro los vencejos. Vuelan sin descanso, libres y laboriosos (¡). Si nada se tuerce y mi vida sigue por el camino trazado estar¨¦ aqu¨ª la pr¨®xima primavera cuando ellos regresen¡±. Los vencejos viven en vuelo la mayor parte del a?o, salvo los dos meses en que nidifican; lo que no cuenta Toni, su admirador, es que no pueden posarse en el suelo porque lo exiguo de sus garras se lo impide¡ ?No son quiz¨¢ una met¨¢fora de la experiencia colectiva de estos a?os?
En 2018, justo entre Patria y Los vencejos, Aramburu public¨® un excelente Autorretrato sin m¨ª que dice mucho de la pugna entre la autobiograf¨ªa y la ficci¨®n que late tras todas sus novelas. El autor tiene la sensaci¨®n inevitable de no haber podido vivirlo todo y est¨¢ lleno de lo que llama ¡°invivencias¡± potenciales: la sospecha de aquello que pudimos haber sido porque ¡°infinito es el n¨²mero de las bifurcaciones, pero a la postre el trayecto solo es uno¡±. No era f¨¢cil, tras el ¨¦xito de Patria, publicar otro relato tan ambicioso, pero Aramburu atesoraba, sin duda, muchas m¨¢s de aquellas invivencias y de estas ha surgido el despliegue de Los vencejos, una admirable novela que volar¨¢ alto y lejos.
Los vencejos
Autor: Fernando Aramburu.
Editorial: Tusquets, 2021.
Formato: 704 p¨¢ginas. 21,75 euros.
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