La tropa hace al comandante

Plauto escribi¨® El soldado fanfarr¨®n, El aparecido y Pseudolus mientras Roma le disputaba a Cartago el dominio del Mediterr¨¢neo. Burt Shevelove y Larry Gelbart reciclaron los personajes y los argumentos de estas tres farsas en una sola, Golfus de Roma, mientras los EE UU intentaban impedir a toda costa la reunificaci¨®n de Vietnam bajo un l¨ªder revolucionario. La tecnolog¨ªa y las modas han variado vertiginosamente en los 2.200 a?os que median entre Plauto y sus ¨¦mulos, pero la naturaleza humana no se ha movido un ¨¢pice: pasa el agua, el cauce permanece.

Golfus de Roma sigue resultando hoy tan entretenido como en su d¨ªa: da para pasar un buen rato. En la versi¨®n estrenada en el Teatro de La Latina, de Madrid, los m¨²sicos ocupan palcos enfrentados y los personajes tienen una impronta circense todos ellos. Daniel Angl¨¨s y Roger Juli¨¤, codirectores de esta funci¨®n, han convertido el coro original, acompa?ante espor¨¢dico de Pseudolus, en una tropa de payasos omnipresente, trapisondista y polifac¨¦tica. Ellos son el excipiente que vehicula la acci¨®n de los protagonistas, la milicia que les desbroza el camino y el pellizco que mantiene al p¨²blico alerta. Son seis, que se van turnando seg¨²n las habilidades canoras, musicales y coreogr¨¢ficas que cada escena requiere. Oriol Boixader, contraugusto formidable, es tambi¨¦n el sargento que ordena las idas y venidas de tan bulliciosa cuadrilla.

Carlos Latre afronta su debut en este negociado con actitud resuelta: tiene buen o¨ªdo, voz suficiente para interpretar las canciones de Sondheim y se defiende como actor. El p¨²blico r¨ªe las breves imitaciones que va calzando en el curso de los di¨¢logos. La que m¨¢s alborozo causa es su parodia del rey em¨¦rito, al hilo de una menci¨®n a la monarqu¨ªa. Su imitaci¨®n de Javier Gurruchaga trae al recuerdo de quienes la presenciamos la vigorosa interpretaci¨®n que el cantante vasco hizo de Pseudolus en el Golfus de Roma de 1993.

Frank Capdet hace de Hysterium un cruce divertido entre clown y Arlequ¨ªn. La Domina de Eva Diago es un hurac¨¢n en la voz y en el gesto. Eloi G¨®mez y Ana San Mart¨ªn componen una graciosa parejita asim¨¦trica, de voces bien timbradas. Tiern¨ªsimo, el asombro impreso en el rostro de la payasita de Mireia Morera; efervescente y escurridiza, la clown de ?ngels Cervell¨®; ingr¨¢vido, el Cupido bufo de Pol Rosell¨®. El vestuario de Montse Amen¨®s acrisola ¨¦pocas y estilos del arte circense. La funci¨®n transmite siempre buena energ¨ªa, tambi¨¦n por el impulso coreogr¨¢fico de Oscar Reyes, la direcci¨®n musical de Xavier Mestres y la labor soterrada de Gara Roda. Aunque la primera parte no acabe de carburar, la segunda va como un tiro. Latre debiera arrastrar siempre a sus compa?eros a recoger los aplausos con ¨¦l.

¡®Golfus de Roma¡¯. M¨²sica y letra de Stephen Sondheim. Libreto de Bruce Shevelove y Larry Gelbart. Direcci¨®n de Daniel Angl¨¨s. Teatro La Latina. Madrid. Hasta el 23 de octubre.

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