El ¡®T¨ªo Vania¡¯ que surgi¨® de Lituania
El director Oskaras Korsunovas brinda un extraordinario montaje de la obra de Ch¨¦jov en el arranque del festival Temporada Alta
Para saber si un Ch¨¦jov funciona, es decir si un montaje de una de sus obras acierta en la diana del p¨²blico, han de producirse varios efectos en el espectador: ha de entrar en la atm¨®sfera emocional de la pieza y sentir que las vicisitudes y sentimientos de los personajes le aluden de alguna manera, debe en alg¨²n momento sentir que le inunda una tristeza indefinible, incluso que se le humedecen los ojos; ha de suspirar, ha de decirse que la vida es bella, y al instante siguiente abandonarse a la melancol¨ªa. Debe entender la historia, claro, y sentirse inteligente haci¨¦ndolo; ha de comprender las motivaciones de los personajes y proyectar algunas de las suyas en ellos. Y ha de sentir, como ellos, una alegr¨ªa especial indefinible, una luminosidad, y re¨ªr en ocasiones, s¨ª, re¨ªr en un Ch¨¦jov, aunque pueda parecer contranatura.
Todo esto se da en el extraordinario montaje de T¨ªo Vania en catal¨¢n (L¡¯oncle V¨¤nia) que ha estrenado el viernes en el teatro de El Canal, en Salt (Girona), como arranque del festival Temporada Alta (y que puede verse s¨¢bado y domingo), el c¨¦lebre director lituano Oskaras Korsunovas con un reparto de actores catalanes encabezados por un impresionante Julio Manrique en el r?le- titre que est¨¢ que se sale. S¨®lo por la escena en la que brota ante la idea de que vayan a vender la finca a la que ha dedicado toda su vida y esfuerzos ya valdr¨ªan la pena las tres horas de representaci¨®n (?y hay muchas m¨¢s!). Es un arrebato de locura y patetismo en el que Vania destroza un ramo de flores llenando de p¨¦talos como sangre el escenario y que presenciamos encogidos hasta que su propio exceso lo disuelve en una risa cat¨¢rtica. En algunos momentos Manrique, que se pasea por escena con un convencimiento y aplomo que te dejan patidifuso, parece Jude Law.
Pero es que todos los ocho actores est¨¢n enormes, pocas veces se ha visto en un Ch¨¦jov un reparto tan equilibrado, que hace que la emoci¨®n de la obra, que pasa como, precisamente, un suspiro, no decaiga ni un momento. Junto al insatisfecho Vania de Manrique, el Mijail protoecologista de Ivan Benet, m¨¦dico, como Ch¨¦jov, y entusiasta de los bosques (con algunas frases que suenan a proclamas verdes de hoy mismo, crisis clim¨¢tica incluida). Un Mijail que ama a Elena (Raquel Ferri, espl¨¦ndidamente sensual y a la vez atrapada en el ennui chejoviano de mecedora), la hermos¨ªsima, joven (veinte a?os menos) y, ay, fiel segunda esposa del viejo profesor Serebriakov (Llu¨ªs Marco, con tacataca), cuya primera mujer, fallecida, era la hermana de Vania; Mijail es a su vez amado por la joven Sonia (J¨²lia Truyol), sobrina de Vania que lleva con ¨¦l la finca. Y est¨¢n tambi¨¦n Mar¨ªa (Carme Sansa), la madre de Vania; la vieja nodriza Marina (Anna G¨¹ell), uno de esos personajes entra?ables del servicio tan imprescindibles en las casas de Ch¨¦jov como el samovar (que aqu¨ª tampoco falta), y el viejo terrateniente arruinado Ilia que encarna el compatriota de Korsunovas residente en Barcelona Kaspar Bindeman y cuya dicci¨®n ex¨®tica queda integrada perfectamente por la calidad art¨ªstica del int¨¦rprete y la hipn¨®tica calidez que imprime al personaje.
Bindeman, que toca la guitarra el¨¦ctrica en varias escenas (en una le acompa?a G¨¹ell a la arm¨®nica en un momento precioso, totalmente chejoviano) pone una de las notas de car¨¢cter de Korsunovas: otras son las rupturas de la cuarta pared, las repeticiones de movimientos, el uso de filmaciones y video realizado dentro del propio escenario y los poderosos efectos sonoros- en un montaje que, sin embargo, es absolutamente can¨®nico. Lo mejor de lo much¨ªsimo bueno que se puede decir de este L¡¯oncle V¨¤nia (que recala a partir del 18 de noviembre en el Teatre Lliure de Barcelona) es que est¨¢ absolutamente al servicio de la obra y ofrece una lectura meridianamente clara y emocionant¨ªsima. A destacar la nost¨¢lgica y pegadiza melod¨ªa, de Antanas Jasenka, que constituye el leit motiv del espect¨¢culo,
Para el recuerdo imborrable, la escena de encuentro amoroso de Elena y Mijail, tensada hasta el umbral de El amante de Lady Chatterley; el precioso efecto de ella como una ondina de provincias tendida desma?adamente sobre el piano; la c¨®mica persecuci¨®n a pistoletazos del profesor por parte de Vania al grito intranquilizador de ¡°?d¨®nde est¨¢ el puto cr¨ªtico!¡± y, al final de la primera parte, la imagen del piano ardiendo hasta que las llamas de las teclas se propagan a todo el escenario, una met¨¢fora preciosa de la incandescencia interna de unas vidas que en ¨²ltima instancia (Vania de vuelta a las cuentas de la finca con la calculadora) permanecen tan inamovibles como los abedules, o nuestras propias vidas.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.