Georges Brassens, 100 a?os de mala reputaci¨®n
En el centenario de su nacimiento, el cantautor se mantiene como un referente que va mucho m¨¢s all¨¢ de la m¨²sica
Una frase resume la filosof¨ªa vital y pol¨ªtica de Georges Brassens (1921-1981), el gran cantautor franc¨¦s. Anarquista recalcitrante, Brassens sosten¨ªa sin embargo que ¡°una bandera negra es tambi¨¦n una bandera¡±. El hecho de que esta sentencia ni siquiera sea suya, sino de L¨¦o Ferr¨¦, dice mucho sobre uno de los personajes m¨¢s c¨¦lebres de la Francia del siglo XX, que siempre huy¨® de los oropeles de la fama parapet¨¢ndose detr¨¢s de una nada falsa modestia. ¡°El ¨¦xito es siempre un malentendido¡±, declar¨® una vez. Brassens, cuyo centenario se celebra el 22 de octubre, rechazaba todas las banderas, incluida la del credo que guio su vida.
Siempre quiso permanecer al margen de la pol¨ªtica y le llovieron cr¨ªticas por negarse a firmar manifiestos o pronunciarse claramente sobre los problemas de su tiempo, como la guerra de Argelia. Dec¨ªa que con sus canciones solo pretend¨ªa contar historias y que en muchos casos eran autobiogr¨¢ficas, peque?os cuentos que describ¨ªan su vida. Y mostraba un rotundo rechazo cuando alguien le dec¨ªa que con su discograf¨ªa hab¨ªa construido algo parecido a una filosof¨ªa. ¡°Los fil¨®sofos son demasiado categ¨®ricos para m¨ª¡±, se?al¨® en otra de sus frases reunidas en el libro Los caminos que no llevan a Roma (Navona).
Sin embargo, las canciones de Brassens ofrecen una filosof¨ªa de la vida, un retrato reflexivo y profundo ¡ªlleno de tacos, incluso de versos machistas y groseros¡ª de un mundo rabiosamente individualista ¡ª¡±M¨¢s de cuatro somos una banda de gilipollas¡±¡ª, pero a la vez profundamente solidario, antimilitarista, antinacionalista y defensor de la libertad individual por encima de todo. La mala reputaci¨®n es un aut¨¦ntico himno al derecho de cada uno a hacer lo que le d¨¦ la gana. Con una m¨²sica solo aparentemente sencilla y unas letras en un franc¨¦s sublime ¡ªnaturalmente rechaz¨® entrar en la Academia cuando se lo ofrecieron¡ª, las canciones de Brassens ofrecen una gu¨ªa vital, una forma de comportarse en el mundo, casi a la manera de los fil¨®sofos c¨ªnicos. Como Di¨®genes, era capaz de mezclar la provocaci¨®n con la lucidez en su radiograf¨ªa de la sociedad francesa. Pocas canciones resumen todo esto como El gorila.
Junto a La mala reputaci¨®n, fue la primera canci¨®n que grab¨® Brassens, el 19 de marzo de 1952, cuando ya hab¨ªa comenzado a actuar en directo y circulaba por Par¨ªs la especie de que un tipo extraordinario estaba actuando en el Cabaret de Patachou solo con su guitarra. El gorila es una canci¨®n rijosa, grosera, machista, pero resulta imposible no acabar tarare¨¢ndola. Cuenta la historia de un gorila con unos atributos masculinos enormes que se escapa de la jaula con la intenci¨®n de perder la virginidad. Todo el mundo se esconde en el pueblo, menos una se?ora mayor (¡°La centenaria suspiraba que ser¨ªa extraordinario que alguien la desease todav¨ªa¡±) y un juez (¡°Es imposible que me tomen por una mujer¡±). El gorila acaba violando al juez, ¡°que en el momento cumbre gritaba mam¨¢ como el condenado al que hab¨ªa hecho cortar el cuello unas horas antes¡±. As¨ª, con este golpe de teatro, convierte una canci¨®n cafre en un alegato contra la pena de muerte, que en Francia no se aboli¨® hasta 1981.
Daba igual que estuviese prohibida en las radios francesas: todo el pa¨ªs se la sab¨ªa de memoria, porque el ¨¦xito de Brassens se basaba en que superaba las clases y las ideolog¨ªas. Antimilitarista radical, una vez le sentaron a debatir en el c¨¦lebre programa Apostrophes con el general Marcel Bigeard que encarnaba todo aquello de lo que Brassens se burlaba. H¨¦roe de las guerras coloniales francesas, uno de los militares m¨¢s condecorados del pa¨ªs, todo el mundo pensaba que aquello iba a acabar como el rosario de la aurora. Hasta que Bigeard confes¨® su pasi¨®n por el cantautor.
Su fuerza reside precisamente en eso: en que est¨¢ por encima de los credos. Reflejaba las contradicciones de cualquier vida: era un ateo convencido ¡ª¡±Dios, si existe, exagera¡±, escribi¨® en una de sus ¨²ltimas canciones¡ª; pero a la vez estaba obsesionado con el m¨¢s all¨¢ ¡ª?S¨²plica para ser enterrado en la playa de S¨¨te es considerado uno de los monumentos de la poes¨ªa francesa¡ª. Dedic¨® una canci¨®n al tipo que le rob¨® la casa ¡ª?Stances ¨¤ un cambrioleur¡ª en la que pr¨¢cticamente le daba las gracias: le elogiaba por haber cerrado la puerta al irse y por haberle dejado la guitarra, su medio de vida ¡ª¡±Solidaridad santa de los artesanos¡±¡ª. Para el cantante no exist¨ªan ni los malos ni los buenos. Quer¨ªa contar las historias de seres decentes, que pod¨ªan ser un ladr¨®n o sus gatos, a los que adoraba porque dec¨ªa ¡°que siempre se ponen donde uno no lo espera¡±. Algo que tambi¨¦n se puede aplicar a Brassens: nunca dejar¨¢ de sorprendernos, ni de mostrarnos el camino.
¡®Poemas & canciones¡¯. Georges Brassens. Ilustraciones de Emilio Urberuaga. Traducci¨®n de Mar¨ªa Teresa Gallego y Amaya Garc¨ªa. N¨®rdica, 2021. 216 p¨¢ginas. 22,50 euros. Se publica el 25 de octubre.
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