Planetario de Planeta
Qu¨¦ va, ni de co?a: no existe guerra entre Planeta y PRH, no importa que el supervendedor Posteguillo se vaya a la ¨²ltima y que ¡°el Tr¨ªo¡± haya sido abducido por la primera
1. El premio
Lo primero que hice cuando me despert¨¦ bruscamente tras una de mis frecuentes pesadillas, fue palparme el cuerpo. Ahora se me antoja un gesto est¨²pido con el que pretend¨ªa ilusoriamente confirmar mi identidad, quiz¨¢s mi independencia: hab¨ªa so?ado que me hab¨ªa integrado en el Grupo Planeta, que tambi¨¦n yo formaba parte de un lote, que me hab¨ªan comprado. Las pesadillas son como las mentiras de los ni?os, siempre contienen un punto de realidad. No es de extra?ar: el grupo multimedia controla, entre otras bagatelas, seis cadenas de televisi¨®n (unas de derechas, otras que completan el negocio por la izquierda), un diario nacional conservador, cuarenta y tantos sellos editoriales, varias emisoras de radio, revistas (incluida Playboy), una gran cadena de librer¨ªas, productoras de contenidos, una divisi¨®n universitaria, fundaciones y, algo muy importante, unos 15 premios literarios m¨¢s o menos intachables que son (ahora se ha comprobado una vez m¨¢s) a los autores lo mismo que a los peces el sabroso gusano o mosca que cuelga del anzuelo. Adem¨¢s, en su cat¨¢logo de autores figuran un buen n¨²mero de cr¨ªticos y comentaristas literarios de suplementos literarios o p¨¢ginas de cultura. Despu¨¦s de lo de 2019, con la abducci¨®n y absorci¨®n, premio mediante, de Cercas y Vilas, Planeta lo ha vuelto a hacer: el premio a una nueva novela de quien fue Carmen Mola deja otra vez a Penguin Random House (PRH) con tres palmos de narices, y a su (excelente) editora Mar¨ªa Fasce compuesta y sin tres novios. Los que ganan, claro (y no solo el kilo antes de impuestos), son las tres cabezas masculinas (hay quien las llama ¡°machirulas¡±) de la hidra Mola, a las que, imitando la f¨®rmula de los contratos de edici¨®n, me referir¨¦ como ¡°el Tr¨ªo¡±; y tambi¨¦n sale ganando (y bastante) su agente, Justyna Rzewska, que, miren por d¨®nde, hab¨ªa trabajado en Penguin y fue quien llev¨® a Mola a Alfaguara (PRH), donde sus obras ¡ªm¨¢s de 400.000 ejemplares vendidos¡ª han generado ping¨¹es beneficios. Y es que, para decirlo todo, ambos grand¨ªsimos grupos cuentan con excelentes equipos y magn¨ªficas editoras (hay m¨¢s mujeres que hombres) con m¨¢s olfato que sabuesos de cazador, y que saben aprovechar las evidentes ventajas que les brinda el trabajo en un gran grupo. Mar¨ªa Fasce, que ya he nombrado, es solo una entre ellas/os y, quiz¨¢s, elles.
2. El ¡®show¡¯
Nunca nadie en este pa¨ªs ha superado a Planeta a la hora de organizar el espect¨¢culo de sus logros. La tradici¨®n comenz¨® con el Fundador, Jos¨¦ Manuel Lara Hern¨¢ndez, aquel astuto charnego que plant¨® las primeras (y las segundas y terceras) piedras del imperio. Pero fue con uno de sus hijos, Jos¨¦ Manuel Lara Bosch, cuando Planeta entr¨® de lleno en la modernidad empresarial y se consolid¨® en el sistema global de producci¨®n de contenidos, hasta llegar a situarse entre los 10 primeros grupos editoriales del planeta (cuenta la leyenda que, en cierta ocasi¨®n, JMLB admiti¨®: ¡°No he tenido que hacer muchas putadas porque mi padre ya las hizo casi todas¡±. Si alguien desea saber m¨¢s de esas ascendencias, recomiendo la lectura del muy entregado trabajo de Jos¨¦ Mart¨ª G¨®mez Los Lara (Galaxia Gutenberg). Que el grupo consiga atraer a la entrega de su principal galard¨®n a las m¨¢ximas autoridades (este a?o volvieron a asistir los Reyes) es una de esas vergonzosas anomal¨ªas culturales que ya se dan por hechas, y que incre¨ªblemente nadie, ni siquiera en el sector ¡ªa menudo tan encantado de haberse conocido¡ª, pone en cuesti¨®n: se dir¨ªa que con el resto de la industria del libro los Reyes cumplen con el pase¨ªllo de do?a Letizia en la Feria del Libro de Madrid. En mi pesadilla, el habitualmente discreto se?or Creuheras, presidente del grupo, daba un pu?etazo en su mesa y exclamaba: ¡°?Sinergias!, ?hay que aprovechar las sinergias!¡±, y todos sus empleados, empezando por Patrici Tixis, ese director de comunicaci¨®n del grupo que tanto me quiere (y que ostenta m¨¢s cargos institucionales que nadie en el sector), se pon¨ªan manos a la obra. Y vaya si funcionan las sinergias: hasta en los informativos de sus teles se da como noticia la publicaci¨®n de sus propios libros.
3. La guerra
Qu¨¦ va, ni de co?a: no existe guerra entre Planeta y PRH, no importa que el supervendedor Posteguillo se vaya a la ¨²ltima y que ¡°el Tr¨ªo¡± haya sido abducido por la primera. Claro que hay muchas guerras que nunca se declaran y en esta asistiremos a m¨¢s escaramuzas: es el car¨¢cter de los grandes grupos, no hace falta releer El capital monopolista, de Sweezy y Baran, para comprenderlo. En cuanto a La bestia, la novela premiada de ¡°el Tr¨ªo¡±, su t¨ªtulo ya anuncia que, aunque esta vez su protagonista no sea la inspectora Elena Blanco, la historia no ser¨¢ menos gore, que es lo que hoy se lleva en la ¡°serie negra¡±. Se trata, al parecer, de una truculenta novela hist¨®rica (pero nada que ver con La b¨ºte humaine, de Zola) ambientada en la regencia de Mar¨ªa Cristina, poco despu¨¦s del giro ¡°moderado¡± de Mart¨ªnez de la Rosa y de la promulgaci¨®n del Estatuto Real (1834). En esa ¨¦poca tuvo lugar la ¡°masacre de los frailes¡±, cuando las enfurecidas hordas madrile?as apiolaron a una setentena de religiosos acusados de envenenar las fuentes (qu¨¦ pa¨ªs este). Aparentemente ese ser¨ªa el contexto en el que ¡°el Tr¨ªo¡± ha situado la peripecia de la joven que recorre un Madrid estremecido por los asesinatos de muchachas pobres (ya ven: gore y lucha de clases), mientras busca a su hermanita desaparecida. Me temo que con esta novela y con la finalista del premio (?ltimos d¨ªas en Berl¨ªn, de Paloma S¨¢nchez-Garnica, autora de la casa) Planeta efect¨²a el disparo de salida para otra temporada de thrillers hist¨®ricos. Veremos cu¨¢ntos buenos.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.