Charles Lloyd: ¡°El negocio musical est¨¢ montado como una plantaci¨®n¡±
Leyenda viva del jazz y ¨²ltimo hombre en pie de la larga tradici¨®n del saxo tenor, el m¨²sico regresa a Espa?a tras el par¨®n de la pandemia con dos fechas en Madrid y Mallorca
A Charles Lloyd podr¨ªamos otorgarle la insignia de ¡°¨²ltimo hombre en pie¡± de la tradici¨®n del saxo tenor, con permiso de sus coet¨¢neos vivos. El tit¨¢n Sonny Rollins est¨¢ retirado hace a?os. Wayne Shorter sigue en activo, pero ya no sale de gira. Pharoah Sanders, tres cuartos de lo mismo. Archie Shepp no mantiene su buena forma y el m¨¢s veterano, y no menos legendario, Benny Golson no ha protagonizado una carrera como saxofonista tan relevante como los mencionados. Sin embargo, a sus 83 a?os, Lloyd permanece en el centro de la actualidad jazz¨ªstica, publica ¨¢lbumes a ritmo anual, mantiene al menos dos grupos estables con algunos de los mejores m¨²sicos de la escena y sigue tocando en directo de forma incansable, siempre con un gran nivel. Despu¨¦s de muchos meses sin pisar Europa a causa de la pandemia, Lloyd ha vuelto al viejo continente para una gira que lo llevar¨¢ el domingo a Mallorca y el martes a Madrid.
Una de las paradas m¨¢s especiales de esta gira fue el pasado d¨ªa 12 en el festival Jazztopad que se celebra en Wroclaw (Polonia). Fue en ese festival donde Lloyd grab¨®, en 2013, uno de sus grandes ¨¢lbumes de los ¨²ltimos tiempos, Wild Man Dance, que fue tambi¨¦n su regreso al sello Blue Note y que abri¨® nuevas puertas en su carrera. Desde entonces, la relaci¨®n entre el saxofonista y el festival polaco se ha estrechado con diferentes obras comisionadas y actuaciones especiales, convirtiendo su regreso a la ciudad en algo especial. ¡°Pero yo vivo en el ahora¡±, afirmaba Lloyd al d¨ªa siguiente de su actuaci¨®n en Jazztopad. ¡°Un ¨¢lbum o un concierto pueden ser especiales, pero despu¨¦s he de seguir mi camino y, aunque tengo el beneficio de la experiencia, tambi¨¦n intento tener la mente de un principiante, mantenerme fresco¡±.
A pesar de esta visi¨®n, Lloyd recuerda cada tramo del recorrido: nacido en Memphis en 1938, toc¨® con varias bandas de blues antes de mudarse a Nueva York para sumergirse en la escena del jazz. ¡°Cuando era ni?o y escuch¨¦ a todos esos bluesmen, y despu¨¦s pude tocar con ellos, fue una experiencia muy poderosa: llegaban hasta el fondo de los auditorios, eran verdaderos comunicadores, y siempre hablaban de algo muy visceral¡±.
Enseguida se estableci¨® en la escena, tocando con Chico Hamilton, Cannonball Adderley, y formando su propio grupo junto al guitarrista G¨¢bor Szab¨®, pero nadie vio venir lo que se le ven¨ªa encima. En 1967, con su cuarteto en el que tocaban unos debutantes Keith Jarrett y Jack DeJohnette, public¨® Forest Flower, un ¨¢lbum que vendi¨® m¨¢s de un mill¨®n de copias y que lo llev¨® a la primera l¨ªnea no solo del jazz, sino de la m¨²sica popular; una experiencia que, lejos de colmarle, le satur¨®. ¡°El negocio de la m¨²sica no est¨¢ montado para gente creativa. Con el ¨¦xito del ¨¢lbum dijeron que iban a ponerme a actuar en estadios, pero tambi¨¦n quer¨ªan que repitiese una y otra vez lo mismo, as¨ª que lo dej¨¦ todo y me fui a Big Sur, en California. Necesitaba alejarme. Me pasaron tantas cosas tan r¨¢pido y tan joven que tuve que poner distancia¡±. Los setenta fueron a?os de retiro parcial en los que Lloyd se mantuvo lejos de la primera l¨ªnea del jazz, aunque, al mismo tiempo, bandas como los Beach Boys llamaban a su puerta. ¡°Eran grandes fans de mi m¨²sica y vinieron a m¨ª en ese momento en el que yo hab¨ªa huido de ese negocio musical montado como una plantaci¨®n [?haciendo referencia a la esclavitud en Estados Unidos], as¨ª que me dieron acceso a estudios de grabaci¨®n, trabajo¡ Algunas veces tocaba con ellos, pero en aquel momento yo no hac¨ªa giras con mi m¨²sica, viv¨ªa en el campo intentando sanarme despu¨¦s de varios a?os viviendo muy r¨¢pido¡±.
Fue en los ochenta cuando Lloyd protagoniz¨® un verdadero regreso al jazz. Primero, junto a un joven Michel Petrucciani, y luego, a mediados de esa d¨¦cada, junto al pianista sueco Bobo Stenson, con una estimulante oportunidad discogr¨¢fica: ¡°Mi buen amigo Steve Cloud, el m¨¢nager de Keith Jarrett, me dijo que ECM ser¨ªa una buena discogr¨¢fica para m¨ª porque ten¨ªa una forma de trabajar m¨¢s pausada y m¨¢s respetuosa con el m¨²sico. Podr¨ªa hacer lo que quisiera sin que nadie me molestase, que es exactamente lo que yo quer¨ªa¡±. El idilio con el prestigioso sello alem¨¢n se prolong¨® m¨¢s de 20 a?os, y produjo varios ¨¢lbumes memorables en los que Lloyd siempre supo rodearse de m¨²sicos extraordinarios, como Billy Higgins, Geri Allen, Brad Mehldau, John Abercrombie o Jason Moran. Pero a principios de la pasada d¨¦cada, Lloyd reclam¨® algo que ECM no contemplaba. ¡°Lleg¨® un momento en el que quise tener control de mi obra, poseer mis masters, y en eso no era posible ponernos de acuerdo. Y entonces, cuando Don Was cogi¨® el tim¨®n de Blue Note, vino a m¨ª y me dijo: ¡®Lo que quieras¡¯. Aun as¨ª, no fue f¨¢cil tomar esta decisi¨®n; yo sent¨ªa lealtad por ECM, porque siempre fueron buenos conmigo, pero quer¨ªa m¨¢s libertad y que mis ni?os estuviesen conmigo¡±, recuerda.
¡°Los Beach boys fueron grandes fans. Vinieron a m¨ª en un momento en el que hab¨ªa huido de la industria. Viv¨ªa en el campo intentando sanarme despu¨¦s de varios a?os viviendo muy r¨¢pido¡±
La autonom¨ªa que le ha dado su nueva discogr¨¢fica le ha llevado a publicar ¨¢lbumes muy diferentes en los que lo mismo afronta largas improvisaciones como graba canciones acompa?ado de Willie Nelson, Norah Jones o Lucinda Williams, reinventa a Ornette Coleman o a Leonard Cohen o contin¨²a con su afici¨®n a versionar canciones tradicionales. ¡°Yo vengo de la m¨²sica folk, la tradici¨®n siempre me ha sido muy cercana. Vivimos en un planeta muy peque?o, que est¨¢ en uno de muchos sistemas solares y yo siempre he querido ser un arque¨®logo y un astr¨®nomo al mismo tiempo¡±, asegura Lloyd. ¡°Tengo esos dos lados. Una vez, all¨¢ por los sesenta, estaba tocando en Rumania con mi grupo con Keith Jarrett y Jack DeJohnette y, despu¨¦s del concierto, la organizadora se me acerc¨® y me dijo: ¡®Nos has hecho llorar a todos, has tocado nuestras canciones tradicionales¡¯. La cuesti¨®n es que yo no conoc¨ªa sus canciones, pero ellos las escucharon en la m¨²sica que tocamos. Aquello fue revelador para m¨ª, porque vivo en un mundo espiritual; soy un recipiente, un compositor, un reportero¡¡±.
En plena conexi¨®n con ese lado espiritual est¨¢ su sonido como saxofonista, ¨¢gil y ligero, muy c¨¢lido, y quiz¨¢ la mayor virtud de un Charles Lloyd al que los a?os le sientan muy bien. ¡°A medida que se forja el car¨¢cter, el sonido mejora. Y cuando toco con el cuarteto es igual, porque tengo todos esos mundos a mi lado para conectar con la audiencia, con esa conexi¨®n de los viejos bluesmen que llegaban a cada rinc¨®n de la sala cuando tocaban. Howlin¡¯ Wolf, B. B. King y tantos otros¡ Supongo que hab¨ªa una raz¨®n para que yo naciese en Memphis¡±.
En concierto el 28 de noviembre en el Jazz Voyeur Festival (Son Amar, Mallorca) y el 30 en JazzMadrid (teatro Kamikaze).
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