Acento propio, lengua com¨²n: la poes¨ªa que llega de las ant¨ªpodas
La traducci¨®n al espa?ol de los poemas de Judith Wright se suma a un inter¨¦s creciente por la tradici¨®n l¨ªrica de Australia, de la que tambi¨¦n forman parte Les Murray, Fay Zwicky o John Kinsella
Estar escrita en lengua inglesa y compartir, en buena medida, los c¨®digos est¨¦ticos de la poes¨ªa estadounidense contempor¨¢nea no ha servido, sin embargo, para que la poes¨ªa australiana sea bien conocida fuera de sus extensas fronteras. Quiz¨¢s la excepci¨®n m¨¢s conocida, entre los poetas en activo, sea Les Murray (¡°el Usain Bolt de la poes¨ªa moderna¡±, en palabras del tambi¨¦n poeta Daljit Nagra, y quiz¨¢s la inteligencia visual m¨¢s viva de esta poes¨ªa) de quien Lumen public¨® aqu¨ª una antolog¨ªa hace veinte a?os y cuya obra s¨ª es conocida y admirada en otros pa¨ªses del orbe angl¨®fono. Otros casos ser¨ªan Robert Adamson o John Kinsella. Es una pena esta escasez, pues poetas como Fay Zwicky (1933-2017) merecen un puesto de honor en el canon de la poes¨ªa del ¨²ltimo siglo. Que nadie la busque editada fuera de Australia: sus Collected Poems los public¨® The University of Western Australia en 2017. M¨¢s reconocida por su libro Kaddish, en el que trata sus problemas de identidad jud¨ªa, es en libros posteriores como el esencial The Gatekeeper¡¯s Wife donde su capacidad para desarrollar el poema de largo aliento que a¨²na la reflexi¨®n personal con la indagaci¨®n hist¨®rica la sit¨²an a la altura de los grandes poetas de su tiempo.
Con todo, poco a poco algunos libros venidos de all¨¢ empiezan a hacerse un hueco en las colecciones de poes¨ªa de las editoriales espa?olas, siempre m¨¢s atentas a la poes¨ªa en otras lenguas que sus colegas de otros pa¨ªses. Pre-Textos trae ahora una antolog¨ªa de Judith Wright (1915-2000). M¨¢s conocida por su perfil ambientalista en su pa¨ªs, ha sido fuera de ¨¦l donde su poes¨ªa ha alcanzado m¨¢s resonancia y un cierto n¨²mero de traducciones. Su poes¨ªa, como la de tantos autores australianos, encaja a la perfecci¨®n en lo que uno espera de un poeta contempor¨¢neo estadounidense, como dec¨ªa: l¨ªnea clara, experiencia, correcci¨®n estil¨ªstica. Wright entrega poemas sobresalientes por este camino, aqu¨ª fielmente traducidos por Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez Castillo. Conmovedor es por ejemplo ¡®Petici¨®n a un a?o¡¯: ¡°Si el a?o est¨¢ pensando en hacerme un regalo, / quisiera que eligiera la actitud / de mi tatarabuela, / legendaria devota de las artes¡±. El poema desarrolla una an¨¦cdota: la abuela salva a un hijo a quien arrastraba la corriente de un r¨ªo. ¡®A?o¡¯, concluye: ¡°Si ¨²n no tienes regalo para el d¨ªa de la madre, / de aquel entonces tr¨¢eme la firmeza de su mano¡±. Otras veces ensaya el poema de tema b¨ªblico (como en el sutil ¡®Eva a sus hijas¡¯), pero sus mejores logros los halla por el lado de la poes¨ªa de la experiencia: ¡®Recordando a una t¨ªa¡¯, ¡®Piel de serpiente en una cancela¡¯: ¡°Despu¨¦s, por fin, la vi, bajo el sol estir¨¢ndose, / resplandeciente; su largo estampado de joya tallada. / Libre de oscuros verlos, su ojo f¨²lgido vio / sin temor s¨®lo luz y movimiento. / As¨ª, de nuestros cambios, sepamos, alma m¨ªa, bebamos renovaci¨®n¡±. L¨ªnea clara, an¨¦cdota, ligero exotismo en paisaje y fauna, imagen reveladora: la Australia po¨¦tica nos es, est¨¦ticamente, muy cercana. Y poetas como Judith Wright est¨¢n sin duda a la altura de sus colegas de otros pa¨ªses angloparlantes m¨¢s conocidos.
Uno de los autores que citaba al principio es John Kinsella (1963). En 2019, en traducci¨®n de Katherine M. Hedeen y V¨ªctor Rodr¨ªguez N¨²?ez, el sello de poes¨ªa La Gar¨²a nos tra¨ªa El silo. Este libro de Kinsella, por buscar una referencia m¨¢s conocida, nos recuerda a un Seamus Heaney reducido al tronco de su experiencia campesina, podadas las ramas de la historia y la pol¨ªtica; o a un beat con menos m¨ªstica y m¨¢s tecnolog¨ªa rural. El subt¨ªtulo del libro, Una sinfon¨ªa pastoral, no esconde ninguna iron¨ªa (algo bien curioso, siendo ese uno de los t¨¦rminos m¨¢s denostados por la ecocr¨ªtica ¡ªKinsella es tambi¨¦n ambientalista¡ª desde los pioneros tiempos de Raymond Williams). Los poemas del libro son tambi¨¦n poemas de la experiencia, an¨¦cdotas de las que se intenta extraer una imagen que sirva como moraleja, como en ¡°Intervenci¨®n (o de un encuentro con un murci¨¦lago)¡±: ¡°Camin¨¢bamos descalzos de Happy Valley / hacia el pueblo ¡ªcomo si fuera en peregrinaci¨®n¡ª¡±, comienza; ¡°nos mantenemos alerta / por los pitones y los canguros¡±, hasta que llega el anunciado encuentro con el murci¨¦lago. Cuando el murci¨¦lago por fin desaparece, ya no lo ven pero ¡°lo sentimos all¨ª y nos mantenemos desafiantes, / aligerando nuestras almas antes de seguir / hacia el pueblo, pero que, eventualmente, // a nuestro regreso, podamos valorar / la noche rica en luna, y detectarlo -como un radar / harto de vuelo brillante, de descubrimiento¡±. Pese a lo dicho, la oda de Kinsella a la vida rural es sincera y no exenta de matices, escrita desde dentro y no desde la visi¨®n del dominguero.
Pese a esta est¨¦tica com¨²n, ahondar en una perspectiva de la poes¨ªa australiana nos llevar¨ªa a la lectura de la escrita por los poetas procedentes de otras zonas del mundo. Los autores asi¨¢tico-australianos han dado lugar a antolog¨ªas espec¨ªficas y un libro como Captive and Temporal, del vientamita-australiano Nguy?n Ti¨ºn Ho¨¤ng, es uno de los m¨¢s sobresalientes del ¨²ltimo quinquenio. Poes¨ªa geogr¨¢ficamente en las ant¨ªpodas, pero est¨¦ticamente tan cercana; sobre todo para un lector, el espa?ol, tan acostumbrado a la traducci¨®n de casi todos los poetas buenos, regulares y malos de los EE UU. Merece la pena ampliar el campo de b¨²squeda y acercarse a una poes¨ªa, la australiana, que mira el mundo desde la periferia extrema, con acento propio y en la lengua com¨²n.
Poemas escogidos
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.