Todo lo que una imagen esconde: los secretos creativos de Stephen Shore y Alec Soth
Los nuevos libros de Stephen Shore y Alec Soth ahondan en sus respectivas pr¨¢cticas y en los encuentros e influencias que han dado forma a sus fotograf¨ªas
Cuenta el fot¨®grafo Robert Adams en su libro Why People Photograph que en cierta ocasi¨®n alguien pregunt¨® al poeta Robert Frost por el significado de uno de sus poemas y este contest¨®: ¡°?Quiere usted que lo diga peor?¡±. La cita refleja la reticencia de muchos artistas a verbalizar sus intenciones. No es este el caso de Stephen Shore (Nueva York, 1947) quien echa mano de la anterior menci¨®n, as¨ª como de otras ricas y certeras alusiones, para guiarnos por los entresijos de la creaci¨®n mediante su ¨²ltima y esencial publicaci¨®n, Modern Instances: The Craft of Photography. A Memoir (MACK). Probablemente, estas memorias, que ¨¦l mismo describe como impresionistas, vengan impulsadas por la facultad did¨¢ctica del artista (lleva cuatro d¨¦cadas dedicado a la ense?anza). Por ellas transita con el paso firme de un explorador que, alentado por su inagotable y anal¨ªtica curiosidad, logra establecer un profundo di¨¢logo intelectual sobre la naturaleza conceptual del arte y sus misterios.
Adentrarse en las p¨¢ginas de esta publicaci¨®n es sin duda una oportunidad para aventurarse en el camino de un artista y tambi¨¦n de penetrar por unos instantes en la mente de un fot¨®grafo. Instantes que se traducen en una variedad de im¨¢genes y se suman a los textos del autor para advertir al lector que, si bien las preguntas de Shore surgen de su necesidad y el prop¨®sito de dominar el medio en el que transita, la fotograf¨ªa, las respuestas proceden de otras muchas disciplinas. La m¨²sica, Shakespeare, la poes¨ªa, la arquitectura, la pintura, el cine, las tradiciones de los pueblos y los mapas, configuran su universo e iluminan la b¨²squeda de su propia voz. Un periplo singular y esclarecedor, iniciado instintivamente y de forma precoz a los seis a?os ¡ªcuando se estren¨® en los procesos del laboratorio¡ª que se ensancha cuatro a?os m¨¢s tarde cuando el joven recibe su primer libro de fotograf¨ªa, American Photographs, de Walker Evans, donde comenzar¨¢ a vislumbrar que el verdadero significado de una fotograf¨ªa reside en su cualidad inconclusa, en aquello que queda sin decir.
¡°Una fotograf¨ªa sin estructura es como una frase sin gram¨¢tica¡±, asegura el autor norteamericano, subrayando la necesidad del fot¨®grafo de imponer un orden y otorgar una estructura a sus im¨¢genes. De esta suerte, Shore reflexiona sobre los procesos que le han llevado a internalizar la disciplina, a lograr que sus decisiones sean conscientes mientras cuestiona todo tipo de convenciones visuales, alterando y enriqueciendo nuestra forma de observar el mundo. A lo largo de su narraci¨®n, nos encontraremos con aquellas personas que desde sus comienzos ejercieron influencia y sirvieron de inspiraci¨®n al artista. ¡°No creo que me trataran con respeto porque fuera yo especial, sino porque eran ellos los especiales¡±, escribe aludiendo al cineasta Jonas Mekas y al legendario director de Fotograf¨ªa del MoMA John Szarkowski. No en vano, a los 16 a?os, Shore dej¨® de lado sus estudios para acudir a diario a documentar, en blanco y negro, el transgresor ajetreo de The Factory. Del pintor Turner aprender¨ªa a equilibrar la din¨¢mica de las fuerzas en una obra y de Vermeer, la consciencia del espacio. A trav¨¦s de Ed Ruscha alcanz¨® a comprender la importancia de esclarecer las intenciones est¨¦ticas y a valorar el poder del libro como obra de arte. Al igual que el matrimonio Becher, su obra parte de lo conceptual y se apoya en la informaci¨®n visual para llegar a alcanzar ¡°incluso la poes¨ªa visual¡±.
Experimentar el mundo con atenci¨®n
Experimentar lo cotidiano con inter¨¦s, atento a los propios pensamientos, es una de las ideas que reverberan en la obra de este pionero del color, autor de Uncommon Places y American Surfaces, dos de sus series m¨¢s famosas con las que contribuy¨® a redefinir la cultura visual del siglo XX. ¡°Uno de los motivos por los que me ha atra¨ªdo fotografiar el d¨ªa a d¨ªa es porque el mundo cotidiano es un terreno f¨¦rtil para comunicar la experiencia de vivir con atenci¨®n¡±, destaca este creador, para quien vivir es prestar atenci¨®n y prestar atenci¨®n es vivir. Una idea que comparte con Alec Soth (Minnesota, 1969), uno de los fot¨®grafos m¨¢s influyentes de las ¨²ltimas d¨¦cadas, en cuya obra, enraizada en tradici¨®n documental americana, se reflejan algunas de las particularidades de la obra de Shore. ¡°La atenci¨®n es lo contrario a la neurosis. La fotograf¨ªa no me fuerza a abandonar mi casa, me fuerza a abandonar mi cabeza (brevemente)¡±, escribe Soth en su ¨²ltima monograf¨ªa, A Pound of Pictures, (MACK). As¨ª, mientras trabaja, asegura que uno de sus objetivos es ¡°prestar atenci¨®n a su propia atenci¨®n¡±. Una pr¨¢ctica que se acerca a un ejercicio de meditaci¨®n, durante la cual el fot¨®grafo se mantiene alerta para no dejar pasar ese momento de reconocimiento en el que aprieta el disparador.
A Pound of Pictures es quiz¨¢s el libro m¨¢s ¨ªntimo del autor. Una balada de Am¨¦rica que late al ritmo del Canto del camino abierto de Walt Whitman y que dedica a sus maestros para ahondar en lo que significa ser fot¨®grafo y en las distintas formas en las que la fotograf¨ªas habitan el mundo. Una ventana abierta a su proceso creativo a lo largo de 65 im¨¢genes acompa?adas de un ¨ªndice donde aparecen referencias a William Eggleston, Minor White, Eugene Smith, Duane Michals, Eug¨¨ne Atget, Francesca Woodman, Sophie Calle, Sid Kaplan, Henri Cartier-Bresson y Allen Ginsberg , entre otros. ¡°Si las fotograf¨ªas en este libro tratan de algo m¨¢s all¨¢ de sus relucientes superficies, es del proceso de su propia realizaci¨®n¡±, escribe Soth. Aluden a ese momento en que ¡°lo ef¨ªmero (la luz, el tiempo)¡± conectan con ¡°lo f¨ªsico (el globo ocular, la pel¨ªcula)¡±.
Insertadas entre las paginas se encuentran cinco fotograf¨ªas an¨®nimas de distintos tama?os y ¨¦pocas, posiblemente encontradas en uno de los mercadillos a los que el autor acude de forma habitual en busca de fotograf¨ªas. En Los ?ngeles, el autor se encontr¨® con una vendedora de fotograf¨ªas al peso. ¡°?Cu¨¢nto pesa una fotograf¨ªa?¡±, se pregunta el artista. En su respuesta se suma el peso del tiempo y el de la historia. El hecho de que las fotograf¨ªas existen con el prop¨®sito de conmemorar la vida, una vida que se prolonga m¨¢s all¨¢ de nuestra propia existencia. As¨ª, en la b¨²squeda del artista est¨¢ establecer conexiones v¨¢lidas entre estas im¨¢genes. ¡°Uno puede tumbarse en el suelo y mirar al casi infinito n¨²mero de estrellas en el cielo de la noche¡±, escribe John Berger, ¡°pero para lograr contar historias sobre esas estrellas deben ser observadas como constelaciones, las l¨ªneas invisibles que las conectan deben ser asumidas¡±.
Modern Instances: The Craft of Photography. A Memoir. Stephen Shore. Mack Books. 224 p¨¢ginas. 38 euros.
A Pound of Pictures. Alec Soth. Mack Books. 156 p¨¢ginas. 70 euros.
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