C¨¦line Curiol: ¡°Los que m¨¢s saben son los que m¨¢s dudan. Los m¨¢s ignorantes, los que menos¡±
La escritora firma un gran fresco sobre la Francia contempor¨¢nea con ¡®Las leyes de la ascensi¨®n¡¯, monumental novela de mil p¨¢ginas donde designa 2015 como ¡°el a?o de todas las cat¨¢strofes¡±
A C¨¦line Curiol (Lyon, 1975) no le hace excesiva gracia escuchar el nombre de Balzac al comienzo de la conversaci¨®n, en un caf¨¦ del barrio parisiense de Belleville, en las elevadas colinas del nordeste de la capital francesa, donde transcurre la totalidad de su nueva novela, Las leyes de la ascensi¨®n (Perif¨¦rica/Errata Naturae). Las diferencias son obvias, pero argumentamos que este relato polif¨®nico de casi mil p¨¢ginas, con una amplitud novelesca fuera de lo com¨²n y una agudeza infrecuente al analizar los grandes asuntos de nuestro tiempo, comparte la ambici¨®n de aquellas obras decimon¨®nicas que diseccionaron, con el esmero de un entom¨®logo, los cambios que acontec¨ªan en una sociedad en plena transformaci¨®n. Salvando las distancias, de las p¨¢ginas escritas por Curiol emana un id¨¦ntico rigor narrativo, la misma severidad impenitente sobre la comedia humana que le ha tocado vivir a ella. ¡°A diferencia de los escritores del siglo XIX, yo no aspiro a la objetividad, porque s¨¦ que no existe. Eso lo aprend¨ª con el periodismo¡±, afirma Curiol, antigua corresponsal de Radio France y Lib¨¦ration en Nueva York, donde vivi¨® 11 a?os antes de regresar a Par¨ªs.
En realidad, Curiol no iba para reportera ni para escritora. Antes quiso convertirse en ingeniera, porque en el Lyon de clase media-baja en el que creci¨® las letras no parec¨ªan un destino razonable. Se licenci¨®, pero no lleg¨® a ejercer. ¡°Aun as¨ª, me sirvi¨® de mucho, incluso a la hora de escribir. Aspiro a adaptar la exigencia cient¨ªfica de la ingenier¨ªa al campo de la literatura¡±, asegura. En ese sentido, su novela es como una catedral. La protagonizan seis personajes a los que el lector seguir¨¢ a lo largo de cuatro d¨ªas distintos de los a?os 2015 y 2016. Una periodista que una noche se cruza con un migrante en su portal y no hace nada para socorrerlo. Su hermana, especialista en medio ambiente reci¨¦n instalada en Dub¨¢i, el lugar menos natural del planeta. La empleada de una empresa que recuerda sospechosamente a Amazon, despedida por no producir lo suficiente. Un responsable asociativo enfrentado a su prejubilaci¨®n. Un psic¨®logo v¨ªctima de un atentado. Y un joven tentado por la radicalizaci¨®n tras frecuentar una mezquita salafista. ?Qu¨¦ tienen en com¨²n? ¡°Todos se dan cuenta de que existe un desfase o una disonancia entre sus ideales y su manera de actuar¡±, responde la autora.
¡°Empezar un libro es como iniciar una relaci¨®n sentimental: si supi¨¦ramos lo complicado que va a ser, seguramente preferir¨ªamos no darle comienzo¡±
De los cruces al azar entre esos hombres y mujeres ¡ªno es casualidad que su primer valedor fuera Paul Auster¡ª surgir¨¢ algo parecido a una radiograf¨ªa del presente, que no elude todos sus grandes temas: racismo, terrorismo, capitalismo salvaje, consumo desaforado y crisis medioambiental. El resultado tiene hechuras de gran novela hist¨®rica, que la sit¨²an lejos de la sobreabundancia de testimonios y autoficciones que reina en la literatura francesa actual. ¡°Me apetec¨ªa hacer algo grande, plantearme un reto como autora. Pero nunca imagin¨¦ que ser¨ªa tan dif¨ªcil. En realidad, uno siempre empieza un libro por inconsciencia. Es como iniciar una relaci¨®n sentimental: si supi¨¦ramos lo complicado que va a ser, seguramente preferir¨ªamos no darle comienzo¡±, sonr¨ªe.
Si la sit¨²o en el barrio donde reside es porque es uno de los ¨²ltimos distritos de Par¨ªs donde conviven ¡°personas de clases sociales distintas y or¨ªgenes diferentes¡±, en un relativo melting pot que puede evocar, en el imaginario franc¨¦s, el desgastado ideal republicano de la fraternit¨¦. Cuando se public¨® en 2021, el libro se convirti¨® en un fen¨®meno de boca a oreja, a pesar de su extensi¨®n descomunal. Tal vez le benefici¨® llegar tras el confinamiento, cuando muchos lectores se pusieron a leer novelas casi interminables, de las obras de Proust al Ulises. ¡°Puede que haya una mayor tolerancia por los textos largos, pero depende de su contenido. Beneficia, sobre todo, a la literatura que quiere ser solo entretenimiento. Soy pesimista, porque el lugar de la literatura retrocede¡±, rebate Curiol. ¡°Soy profesora en una universidad y veo hasta qu¨¦ punto mis alumnos no leen. Cuando les pregunto cu¨¢l es su libro favorito, responden que Harry Potter. Y tienen 22 a?os. El bum de la literatura para adolescentes ha promovido la lectura, pero no el acceso a la gran literatura. Yo creo que a los 12 o 13 a?os ya se puede leer a Kafka o a Dostoievski¡±.
¡°Mis alumnos no leen. Cuando les pregunto cu¨¢l es su libro favorito, dicen que ¡®Harry Potter¡¯. Y tienen 22 a?os. La literatura para adolescentes ha promovido la lectura, pero no el acceso a la gran literatura¡±
Curiol escogi¨® 2015 porque fue ¡°el a?o que prefigur¨® todas las cat¨¢strofes¡±, desde los atentados de Charlie Hebdo y el Bataclan hasta el auge de la extrema derecha francesa, pasando por el hundimiento de las formaciones tradicionales en beneficio de partidos de cheerleaders al servicio de un hombre providencial, como los que fundaron Macron o M¨¦lenchon. Curiol ambienta su libro en una sociedad incomunicada en la que los individuos parecen vivir en realidades distintas. ¡°Se dijo que las redes sociales democratizar¨ªan la informaci¨®n y dar¨ªan luz a un nuevo ciudadano ilustrado, pero lo que pas¨® es que la informaci¨®n se convirti¨® en propaganda. Nunca imaginamos el parasitismo y la manipulaci¨®n¡±, opina Curiol. Pero tambi¨¦n responsabiliza a los individuos y no solo a los malvados GAFA: ¡°Hay estudios que demuestran que las personas que m¨¢s saben son las que tienen m¨¢s dudas. Los m¨¢s ignorantes son los que menos dudan¡±.
No hay soluciones a la vista en un libro menos idealista de lo que cabr¨ªa esperar, salvo tal vez una noci¨®n tan a?eja e infalible como la empat¨ªa, que Curiol describe en la novela como ¡°el valioso cimiento de toda congregaci¨®n humana¡±. Su novela, que no ha dudado en dedicar ¡°al Amor¡± (as¨ª, en may¨²sculas), defiende una b¨²squeda incesante y algo desesperada de puntos en com¨²n hasta con quienes se sit¨²an en nuestras ant¨ªpodas. Sus personajes son seres perplejos que intentan retomar el control de sus vidas. Incluso se les puede ver como depresivos, condici¨®n que la autora conoce en sus carnes. Ella termin¨® de superar la suya escribiendo un ensayo en 2014 donde buscaba refugio en los textos literarios. ¡°Lo que m¨¢s me sorprendi¨® es que, con la llegada de la depresi¨®n, desapareciera mi capacidad de imaginar, que para m¨ª es tan importante como respirar¡±, confiesa. Lo mismo les sucede a sus personajes: no logran imaginar qu¨¦ continuaci¨®n quieren dar a sus vidas. Curiol lo tiene bastante m¨¢s claro: est¨¢ preparando su nuevo libro, un Walden para el siglo XXI que la llevar¨¢ a instalarse en una caba?a sin agua corriente en la Camarga francesa, donde esta urbanita recalcitrante se dedicar¨¢ a observar los animales y la naturaleza. ?No es el aislamiento de Thoreau, tan elogiado en nuestro tiempo, una variante de la misantrop¨ªa? ¡°S¨ª, desde luego. Tengo mucha curiosidad por las vidas ajenas, pero tambi¨¦n me reconozco mis¨¢ntropa. Odio la maldad y la agresividad de los dem¨¢s. Pero a veces me cruzo con gente que no conozco de nada e intuyo que piensan lo mismo que yo. Y entonces me digo que somos muchos, que no estoy sola¡±. De eso trata, precisamente, este monumental libro.
¡®Las leyes de la ascensi¨®n¡¯. C¨¦line Curiol. Traducci¨®n de Regina L¨®pez Mu?oz. Perif¨¦rica/Errata Naturae. 976 p¨¢ginas. 28,50 euros.
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