En el mejor de los mundos
Cada vez que oigo al presidente del Gobierno cambiar de opini¨®n me viene a la cabeza sin aparente raz¨®n aquella famosa ¡°paradoja de sorites¡±, tambi¨¦n llamada del mont¨®n
1. Mercadillo
Hace ya tiempo, en los a?os de plomo del sector editorial que siguieron al quilombo global suscitado por la quiebra de Lehman Brothers, fue muy fotografiado por gentes del sector del libro un peque?o cartel que, a modo de reclamo, exhib¨ªa un tenderete de un mercadillo madrile?o, y en el que pod¨ªa leerse: ¡°Por la compra de 3 bragas regalamos un libro¡±. Los ejemplares en cuesti¨®n estaban amontonados junto a las prendas ¨ªntimas y sucintas, y formaban parte del evidente saldo de una editorial venida a menos, pero no todos eran despreciables: entre ellos estaba, por ejemplo, el poemario Eleg¨ªa en Asta?roth, de ?ngel Garc¨ªa L¨®pez, que hab¨ªa obtenido el Premio Nacional de Literatura, cuando el galard¨®n todav¨ªa se llamaba Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera. La an¨¦cdota, que no pretendo elevar a categor¨ªa, no carec¨ªa de enjundia simb¨®lica. Entonces se vend¨ªan muy pocos t¨ªtulos, las librer¨ªas no levantaban cabeza, los libros a¨²n no eran marca de prestigio social y la gente compraba poco y le¨ªa menos. Poco que ver con lo que suced¨ªa despu¨¦s: 2021 ha sido ¡ªa juzgar por lo que confiesan libreros y editores consultados¡ª uno de los mejores a?os en la historia del comercio del libro; en palabras de Daniel Fern¨¢ndez (presidente del sindicato de editores), ¡°somos el sector cultural que mejor ha sobrevivido al tsunami de internet y del coronavirus¡±. Ese ambiente de optimismo se captaba perfectamente en la reciente reinauguraci¨®n de un cl¨¢sico entre las librer¨ªas madrile?as: la nueva sede de Antonio Machado (plaza de las Salesas, 11) viene a sustituir a la hist¨®rica de Fernando VI, fundada en 1971 y adquirida en 1976 por Jos¨¦ Miguel Garc¨ªa S¨¢nchez. El flamante local ¡ª?dirigido por Aldo Garc¨ªa, que junto con su hermana Ver¨®nica, responsable de la distribuci¨®n, vienen dando continuidad a la vocaci¨®n librera y editora de la familia¡ª ampl¨ªa considerablemente la oferta hasta superar las 80.000 referencias. Y todo ello en un espacio rehabilitado (el editor y dise?ador Joaqu¨ªn Gallego, otro cl¨¢sico, ha tenido bastante que ver en su puesta en escena) y enormemente atractivo en el que abundan los gui?os iconogr¨¢ficos a una ¨¦poca en que el antifranquismo era una se?a de identidad de la edici¨®n independiente, y en la que dejaron su huella gentes como los hermanos M¨¦ndez, Alberto Coraz¨®n, Valeriano Bozal, Carlos Piera, el Equipo Cr¨®nica y tantos otros. Pero el optimismo libresco de 2021 parece estarse enfriando en 2022: como le dice la pusil¨¢nime Karen (Celeste Holm) a la ambiciosa Eve (Anne Baxter) en Eva al desnudo (Joseph L. Mankiewicz, 1950), ¡°nada dura siempre en el teatro¡±, ni tampoco en este sector tan complejo.
Y ahora la ansiedad y la incertidumbre suscitadas por la guerra de Putin y sus consecuencias econ¨®micas se dejan sentir cada vez m¨¢s. Los problemas del transporte est¨¢n provocando escasez de materias primas (papel, cart¨®n), retrasos en la distribuci¨®n, incrementos de precios (hasta el 15% en algunas novedades y reediciones), lo que repercute en la ralentizaci¨®n y disminuci¨®n de las compras. Y, a diferencia de lo que ocurre con la alimentaci¨®n o el combustible, nadie acapara libros por si vienen mal dadas, lo que no contribuye a hacer caja. Claro que, como no son bienes perecederos, uno puede rebuscar en su biblioteca los desiderata que dej¨® para m¨¢s adelante y elegir uno para leer cuando le pete. Pero, si cuando suenen las sirenas de aviso y se escuche el ominoso silbido de los misiles no nos da tiempo a agarrar un libro antes de bajar al refugio, me temo que no nos va a queda otra que cruzar los dedos y entretenernos con el parch¨ªs. Y perdonen la negrura, que hoy tengo un mal d¨ªa y Mariupol es ya pura ruina putinesca.
2. Poes¨ªa
No s¨¦ qu¨¦ me pasa con el presidente del Gobierno: ¨²ltimamente, cada vez que le oigo cambiar de opini¨®n me viene a la cabeza sin aparente raz¨®n aquella famosa ¡°paradoja de sorites¡±, tambi¨¦n llamada ¡°del mont¨®n¡± (eso es lo que significaba sorites en griego antiguo), formulada por Eubulides de Mileto en el siglo IV a. C. y que podr¨ªa resumirse as¨ª: supongamos que tenemos un mont¨®n de arroz del que vamos quitando grano a grano, ?en qu¨¦ momento el mont¨®n deja de ser un mont¨®n?, ?cu¨¢ndo, con qu¨¦ grano extra¨ªdo, se convierte en otra cosa, en un no-mont¨®n de granos de arroz, por ejemplo? Bueno, pues as¨ª me ocurre con la (relativa) simpat¨ªa que me suscitaban las pol¨ªticas de S¨¢nchez; ahora cada vez que desaparece un grano, el mont¨®n de mi siempre problem¨¢tica empat¨ªa da un paso m¨¢s hacia su no-ser, qu¨¦ cosas.
Supongo que la desafecci¨®n es solo m¨ªa y que todo va de la mejor manera posible en el mejor de los mundos posibles, lo que, por cierto, viene certificando una instituci¨®n tan seria y solvente como el CIS con sus n¨²meros m¨¢gicos. A soportar mis fr¨ªvolas contradicciones me ayudan los libros de poes¨ªa: esta temporada me consuelo leyendo en diagonal poemas traducidos, aprovechando la deslumbrante cosecha de poes¨ªa extranjera en edici¨®n biling¨¹e que ha llegado a las librer¨ªas. Ah¨ª van algunos t¨ªtulos muy diferentes, por si tambi¨¦n quieren consolarse: Eleg¨ªas de Duino (Abada), de Rainer Maria Rilke, traducci¨®n de Juan Barja; Donde est¨¢n los eternos. Poes¨ªa selecta (Reino de Cordelia), de P. B. Shelley, traducci¨®n de Jos¨¦ Luis Rey; Pan y vino (Abada), de Friedrich H?lderlin, traducci¨®n y (exhaustivas) notas e interpretaciones de F¨¦lix Duque (de quien se incluye tambi¨¦n el extenso ensayo H?lderlin en contexto: el Ser y lo Sagrado); Un poema no escrito (Reino de Redonda), de W. H. Auden, traducci¨®n de Javier Mar¨ªas; y por ¨²ltimo (y por ahora), La religi¨®n de mi tiempo (N¨®rdica), de Pier Paolo Pasolini, traducci¨®n de Mart¨ªn L¨®pez-Vega. Que les aprovechen.
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