Intimidad arrasada, seres extra?os, g¨®tico des¨¦rtico: toda Amparo D¨¢vila
Mariana Enriquez firma el pr¨®logo a la edici¨®n de los ¡®Cuentos reunidos¡¯ de la autora mexicana que P¨¢ginas de Espuma publica el 6 de abril. ¡®Babelia¡¯ adelanta las primeras p¨¢ginas
Amparo D¨¢vila naci¨® y creci¨® en Pinos, Zacatecas, un pueblo ubicado en el interior de M¨¦xico y dentro del desierto del Gran Tunal, lugar de altas yucas, matorrales, mesetas cubiertas de minas de oro y plata. Al leer sus cuentos aparecen seres extra?os, la intimidad arrasada, casas, jardines con estanques, familias burguesas, la ciudad. Otro paisaje. Pero su imaginaci¨®n creci¨® en medio de este g¨®tico des¨¦rtico: no hay demonios del polvo ni de los socavones en su narrativa, pero s¨ª hay una desolaci¨®n inexplicable, una soledad tan vasta como los grandes espacios de su pa¨ªs. En su texto ¡®En la ruta al erizamiento¡¯, Jazm¨ªn Tapia V¨¢zquez, especialista en la obra de D¨¢vila en la UNAM, cuenta que en 1965 la escritora se present¨® en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de M¨¦xico para una ¡°p¨²blica rendici¨®n de cuentas¡±, un ciclo de conferencias. Ley¨® un texto autobiogr¨¢fico en el que defin¨ªa a Pinos como un pueblo minero ¡°con un pasado de oro y plata y un presente de ruina y desolaci¨®n¡±, como un lugar triste y sombr¨ªo: ¡°Detr¨¢s de los cristales de mi ventana tampoco hab¨ªa esperanzas de vida para m¨ª, y s¨ª muchos augurios de muerte; hab¨ªa perdido a mi hermano, y yo era una ni?a sentenciada y sola¡±. La casa familiar era un nido del terror: ¡°El viento se filtraba por las hendiduras de las puertas y las ventanas calando los huesos. Yo siempre ten¨ªa fr¨ªo, ni la chimenea de mi cuarto ni mis perros y mis gatos lograban calentarme; durante el d¨ªa llor¨¦ muchas veces de fr¨ªo, y por las noches de fr¨ªo y miedo¡ Una mujer vestida de blanco, con una vela encendida, muy p¨¢lida y sin ojos, buscaba algo a trav¨¦s de la noche, cruj¨ªan las puertas y los muebles, pasaban sombras, bultos, se o¨ªan voces, suspiros, quejidos, y un hombre con una pierna de palo golpeaba sordamente al caminar, entre los aullidos del viento, la m¨²sica de los fon¨®grafos y las carcajadas de las prostitutas en el callej¨®n. As¨ª pasaba la noche, as¨ª pasaron muchas noches de mi infancia¡±. En esas noches la acompa?aba La divina comedia de Dante, en un ejemplar ilustrado por Gustave Dor¨¦. Era un libro que estaba en la biblioteca familiar de su abuelo y que la impact¨® especialmente por las im¨¢genes. Bernardo Esquinca, escritor y pregonero de D¨¢vila, recuerda: ¡°Ella misma explicaba que creci¨® mirando las caravanas f¨²nebres que iban hasta Pinos para enterrar a sus difuntos, ya que era el ¨²nico cementerio cercano. Ya fuera en una carreta o sobre el lomo de una mula, los muertos desfilaban como ¡®un espect¨¢culo¡±. Un territorio impiadoso, dibujos de ¨¢ngeles ca¨ªdos, caravanas de cad¨¢veres, una casa encantada: la imaginaci¨®n de Amparo se poblaba de rincones desconocidos que m¨¢s tarde estallar¨ªan en sus cuatro libros de cuentos, su ¨²nica obra narrativa ¡ªera, adem¨¢s, poeta¡ª: Tiempo destrozado (1959), M¨²sica concreta (1961), ?rboles petrificados (1977) y Con los ojos abiertos (2008). Se la compar¨® con Edgar Allan Poe, con Julio Cort¨¢zar, con Alfonso Reyes; su obra es breve como la de sus compatriotas ilustres Juan Rulfo o Josefina Vicens. Se discute si su obra es cuento fant¨¢stico, de terror, surrealista, una mezcla, realismo salpicado de siniestro: sucede que su obra es ¨²nica y, s¨ª, se inclina hacia el fant¨¢stico de terror, con esas mentes que se descomponen de forma m¨®rbida e irreparable, como la del hombre que escucha el coraz¨®n de quien ha asesinado.
Pero hay una diferencia muy importante en la obra de Amparo D¨¢vila y sus monstruos. La mayor¨ªa de sus protagonistas son mujeres y narradoras. El punto de vista es otro. ?Era el fant¨¢stico, como g¨¦nero no mim¨¦tico, el que la ayud¨® a decir sobre las mujeres cosas que no pod¨ªan pronunciarse, para las que quiz¨¢ el lenguaje resultaba esquivo, rec¨®ndito, secreto, casi tab¨²?
El debut de D¨¢vila, Tiempo destrozado, fue publicado por Fondo de Cultura Econ¨®mica: era una escritora respetada, poco le¨ªda por el p¨²blico general, de culto a pesar de su casa editorial y el rumor de su genio. Tuvo que esperar la reedici¨®n de sus Cuentos reunidos en 2009 para que sus numerosos entusiastas, entre ellos muchos acad¨¦micos ¡ªsu obra fue estudiada en aulas desde los a?os ¡®80 en M¨¦xico¡ª y escritores como Esquinca o Cristina Rivera Garza lograran ser escuchados y Amparo D¨¢vila, por fin, le¨ªda. Muri¨® a los noventa y dos a?os en 2020, en la Ciudad de M¨¦xico. Ten¨ªa algo de diva, hay que ver sus fotos: el delineado negro alrededor de los ojos que miran lejanos, el pelo oscuro, siempre un gato a su lado. No hay muchas fotos de Amparo D¨¢vila, menos a¨²n de juventud. Vivi¨® en San Luis Potos¨ª, donde estudi¨® la secundaria y la preparatoria y public¨® su primer libro de poemas a los veintid¨®s a?os, Salmos bajo la luna (1950); despu¨¦s Meditaciones a la orilla del sue?o (1954) y Perfil de soledades (1954). Cuando se mud¨® a la Ciudad de M¨¦xico era 1954 y trabaj¨® como asistente de Alfonso Reyes: su mudanza coincidi¨® con la escritura de sus primeros cuentos. Fue contempor¨¢nea de Octavio Paz, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Elena Poniatowska, Margo Glantz y Julio Cort¨¢zar, con quien mantuvo amistad, correspondencia y quien la influenci¨® como escritor, desde su segundo libro. La profesora Alejandra Amatto de la UNAM, especialista en narrativa fant¨¢stica, explica que ¡°a pesar de que estuvo muy vinculada con los y las escritoras de su tiempo ella siempre se resisti¨® a ser encasillada en una generaci¨®n, en su caso la del Medio Siglo mexicano. Estuvo en talleres muy importantes en los que obtuvo becas para escribir y gan¨® el premio Xavier Villaurrutia en 1977, que era uno de los m¨¢s importantes de su tiempo¡±. Pero Amparo iba por el costado, por la trastienda: un poco como Silvina Ocampo. Ten¨ªa privilegios, pero tambi¨¦n econom¨ªa en el decir. La escritora Brenda Lozano recoge una an¨¦cdota que contaba Poniatowska, y que describe la imaginaci¨®n de Amparo ¡ªy lo que era capaz de decirle a sus amigos, adem¨¢s¡ª. Cuenta Brenda lo que escribi¨® Elena: ¡°Recuerdo que una vez en los cincuentas Amparo D¨¢vila me cont¨® que ya no quer¨ªa manejar porque sent¨ªa ¡ªcomo en los cuentos de terror¡ª que su autom¨®vil la llevaba donde ¨¦l quer¨ªa, nunca donde ella ten¨ªa que ir. A medio camino ten¨ªa que obligarlo a regresar a su casa. Me pareci¨® una historia de pavor muy similar a la de sus libros y poes¨ªa. ¡®Me acompa?a la muerte, Elena¡±.
¡®Cuentos reunidos¡¯. Amparo D¨¢vila. P¨¢ginas de Espuma, 2022. 312 p¨¢ginas, 25 euros.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.