Ra¨ªces y alas del flamenco: seis discos entre tradici¨®n y evoluci¨®n
De lo nuevo de Josemi Carmona y Javier Colina a la ¨²ltima entrega de Esperanza Fern¨¢ndez y Ezequiel Ben¨ªtez, un repaso cr¨ªtico a las ¨²ltimas novedades del arte jondo
En la dial¨¦ctica entre tradici¨®n y evoluci¨®n, el arte jondo acumula una historia ya de siglos. Bien es conocida la vigencia de la primera en las manifestaciones cantaoras, mientras que siempre se ha reconocido a la guitarra como el veh¨ªculo de la evoluci¨®n de la m¨²sica flamenca. Grosso modo, el esquema ser¨ªa trasladable a la creaci¨®n actual, donde, valga el recurso juanrramoniano, las alas residir¨ªan en la sonanta, en tanto las ra¨ªces seguir¨ªan alimentando el cante.
En el mundo de las seis cuerdas, encontramos muestras de creatividad muy dispares entre s¨ª, con aproximaciones a otras m¨²sicas y con una l¨ªnea compartida de llamativa sutileza. Un buen ejemplo ser¨ªa el que protagonizan Josemi Carmona, el contrabajista Javier Colina y el percusionista Bandolero, que reeditan la celebrada experiencia del disco De Cerca (2016) con una nueva grabaci¨®n, Vida (Universal). Quede claro que el tratamiento de los temas es el de un tr¨ªo de jazz, pero con unos aires flamencos que est¨¢n presentes hasta cuando solea Colina. El cancionero arranca con unos fandangos, pero se torna mayormente cosmopolita, con acentos brasile?os (Gismonti, Buarque) y revisitas a cl¨¢sicos como el cinematogr¨¢fico ¡®Moon River¡¯ de Mancini, al que Farruquito pone pies, o el celebrado tema ¡®Spain¡¯ de Chick Corea (¡®Spain¡¯). Para completar el repertorio, una canci¨®n, la que borda Rozal¨¦n versionando el ¡®Juramento¡¯ de Rosa Passos.
Otro guitarrista, el onubense Juan Carlos Romero, hace en su sexta grabaci¨®n en solitario, Arias impuras (Karonte), una singular aproximaci¨®n a los cl¨¢sicos. Dentro de una selecci¨®n que va de Bach a Faur¨¦ y Debussy, pasando por Haendel, Verdi, Bizet, Shubert o Puccini, Romero no pretende en ning¨²n momento buscar en las composiciones su oculto acento flamenco: su acercamiento a ellos es fiel y respetuoso con la partitura, pero, al hacerlas propias desde su condici¨®n flamenca, realiza una fresca relectura que se nutre de los recursos y la pulsaci¨®n propios de la sonanta. Las aportaciones vocales de Roc¨ªo M¨¢rquez y Pasi¨®n Vega a?aden brillo y color.
La cuarta grabaci¨®n del compositor y profesor universitario Paco Escobar, T¨¢miris (Columna M¨²sica. Sgae) traslada otro tipo de sensaciones. A partir del personaje legendario que da nombre a la grabaci¨®n, el guitarrista realiza un recorrido en el que dialogan en armon¨ªa los versos con una diversidad de m¨²sicas: estilos flamencos y pre-flamencos, pero tambi¨¦n influencias cl¨¢sicas o contempor¨¢neas en un viaje presidido por la sensibilidad y un tono intimista y l¨ªrico. Una larga y muy diversa relaci¨®n de colaboraciones canoras pone voz a una poes¨ªa que es popular y culta, y enriquece un discurso que invita a una escucha pausada, con tiempo para atender las notables colaboraciones literarias.
Si nos vamos al cante, se puede afirmar que la ¨²ltima grabaci¨®n de Esperanza Fern¨¢ndez, Se proh¨ªbe el cante (Air Music) es una clarividente muestra de la pervivencia de la tradici¨®n. Todo un fest¨ªn de estilos ¡ªm¨¢s de una docena para casi hora y media de registro¡ª grabados en vivo en diferentes pe?as flamencas, con la guitarra de Miguel ?ngel Cort¨¦s. Cortes largos y directos, dichos con la fuerza que exige el formato y con una extremada fidelidad a la tradici¨®n. Todas las variantes de los cantes, sus acentos o inflexiones son reconocibles y se celebran una a una. La participaci¨®n de una larga n¨®mina de compa?eros y compa?eras invitadas ¡ªMarina Heredia, Jos¨¦ Valencia, Miguel Poveda, Arc¨¢ngel, Roc¨ªo M¨¢rquez y el padre de la cantaora, Curro Fern¨¢ndez¡ª refuerza la intenci¨®n.
El cantaor jerezano Ezequiel Ben¨ªtez, por su parte, se agarra al canon para expresar sus penas con letras de su autor¨ªa en Dukkha (Bulemusic). El t¨ªtulo anuncia un discurso obviamente dolido: se trata de exorcizar el desgarro por la p¨¦rdida de un ser querido. Resulta comprensible que nos estremezca con la seguiriya o con la malague?a, pero lo llamativo es que el cantaor se duele ¡ªy emociona¡ª hasta con los tangos, sacando esa conocida capacidad suya de aunar pellizco y dulzura. La distensi¨®n llega con la sole¨¢ de Triana y la esperanza, con la nana y los fandangos. Las buler¨ªas transportan una sanadora alegr¨ªa.
La tradici¨®n, por ¨²ltimo, se antoja garantizada con grabaciones como la de la granadina Estrella de Manuela, Abril (?mbar), que realiza en su disco una expresa reivindicaci¨®n del cante antiguo. Sorprende el candor y la frescura de su voz joven, puesta al servicio de una buena relaci¨®n de estilos que dice con soltura y conocimiento.
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