¡®El r¨ªo de cenizas¡¯, una novela vitalista sobre la senectud
Rafael Reig se suma a las novelas pand¨¦micas con un relato sobre la vida en un asilo de lujo a trav¨¦s de un narrador sin prejuicios y mediante un tono entre bufo y sat¨ªrico
Parece haberse sumado Rafael Reig a las novelas pand¨¦micas con esta historia sobre un anciano acaudalado, hedonista y repelente, que tras sufrir un ictus ingresa en una residencia de lujo. Sin embargo, el tratamiento esperp¨¦ntico de la pandemia (el contagio se produce por el o¨ªdo, los enfermos arden por combusti¨®n espont¨¢nea o caminan a cuatro patas) da el tono distintivo y jocoso de una parte del relato, fluctuante entre lo bufo y lo sat¨ªrico. El retrato de los residentes de Los Carrascales, por ejemplo, propende al esperpento, reducidos todos a alg¨²n rasgo entre lo risible y lo pat¨¦tico, como Nicanor, ajedrecista y chism¨®logo obsesivo, o Vero, directora en silencio de partituras de Mozart o Brahms, o Casilda, especie de sibila demenciada que lanza jaculatorias, o, en fin, Benja y sus manejos l¨²bricos. Hay que reconocer que la opci¨®n por la est¨¦tica grotesca, evidente en un episodio como el del fin de fiesta del guateque, es congruente con la voz narrativa del septuagenario protagonista, bon vivant y c¨ªnico, se?orito cultivado, mel¨®mano y lector, alcoh¨®lico y mujeriego, que escribe lo que leemos en unos cuadernos para hacer memoria, descubrir si ha sido protagonista o no de su vida y dirigirse a su difunta y enga?ada esposa, Cati, aunque finalmente todo adquiera la forma de una larga carta de adi¨®s a su hijo Gonzalo.
En esos cuadernos se describe el d¨ªa a d¨ªa del asilo, que no escapa a la epidemia que ir¨¢ diezmando poco a poco su poblaci¨®n, y se evocan peripecias del tiempo pasado, con singular insistencia y regodeo en las er¨®ticas. En ese doble entramado temporal se insertan res¨²menes de sue?os (al relato on¨ªrico siempre lo amenaza el tedio) y el registro de lecturas que van de Salustio y Marco Aurelio a Santa Teresa o Joseph Roth. Estas, junto a citas expresas o t¨¢citas de Walter Benjamin, Hegel, Coleridge, Boileau o C¨¦sar Vallejo, dibujan un perfil intelectual del narrador que hace chocantes algunas de sus dudas (qui¨¦n era Gorgias o qu¨¦ es un percusionista) o trivial la broma que implican. A toda esa materia se a?aden las noticias sobre el progreso de una plaga cuya absurdidad (la v¨ªa de contagio, los efectos letales) parece una guasa de las informaciones contradictorias de la primavera de 2020. As¨ª, se hace befa de la comparecencia diaria del doctor Felguerola y de las medidas que adopta el Gobierno del presidente Madelman, para el que, precisamente, trabaja su hijo Gonzalo como asesor y redactor de discursos.
Ante estas burlas, como ante el sexismo de un narrador autocomplacido, conviene tener en cuenta que lo hace desde el tiempo ¡°sin prejuicios, sin dogmas, sin creencias e incluso sin intereses¡± de la vejez, un ¡°reino de la libertad¡± en el que quedan desactivados los miedos. Y es en ese reino, cuando el anciano se aleja m¨¢s de su jactancia de ricach¨®n y de la actualidad estricta, donde encontramos reflexiones incisivas y verdades profundas, como que lo sublime, a diferencia de la belleza, es inmune al tiempo. O la que da t¨ªtulo a la novela y se explica en un desenlace sentimental, pero eficaz: como quiera que todos seremos la ceniza que el r¨ªo del tiempo depositar¨¢ en el lecho del mar, vivamos despacio y seamos felices. La diversidad de tonos y registros resulta extra?a, disonante a veces, pero Reig ha logrado una novela vitalista sobre la senectud eludiendo alegatos f¨¢ciles y sin hacer muchas trampas.
El r¨ªo de cenizas
Autor: Rafael Reig.
Editorial: Tusquets, 2022.
Formato: tapa blanda (256 p¨¢ginas, 18 euros) y e-book (9,99 euros).
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