Prometeo contra el cambio clim¨¢tico
A medio camino entre la religi¨®n y la literatura, los mitos sintetizan el esp¨ªritu de cada ¨¦poca. Hoy, ideales modernos como la ecolog¨ªa o la revoluci¨®n han tomado el relevo a los h¨¦roes y santos de la Antig¨¹edad
Mythos llamaron los griegos a un relato, una historia fabulosa, una narraci¨®n vinculada con el mundo de los dioses y las aventuras de los h¨¦roes fundadores de ciudades en el pasado remoto de la civilizaci¨®n. De ah¨ª que los mitos fueran, para ellos, obra tanto del esp¨ªritu religioso cuanto del cultivo de la poes¨ªa. Es probable que, con el florecimiento de la democracia pol¨ªtica, del arte del debate y la persuasi¨®n, del pensamiento reflexivo al que llamamos filosof¨ªa, el aspecto po¨¦tico terminara prevaleciendo por sobre el religioso.
Es m¨¢s, los fil¨®sofos habr¨ªan salvado los mitos de una extinci¨®n segura entre las personas de las clases cultas de la Grecia cl¨¢sica y helen¨ªstica o entre los letrados del Imperio romano mediante dos recursos: 1) la introducci¨®n de una lectura aleg¨®rica de las f¨¢bulas y 2) la invenci¨®n de nuevas historias con el prop¨®sito de presentar po¨¦ticamente las nociones m¨¢s dif¨ªciles de la ontolog¨ªa y del conocimiento, cuando los argumentos racionales y las cadenas l¨®gicas resultaban impotentes para explicarlas.
?Creyeron los griegos en sus mitos? Seg¨²n M¨¢ximo de Tiro, los usaban para expresar lo inexpresable
En un libro de 1983, Paul Veyne se preguntaba: ¡°?Creyeron los griegos en sus mitos?¡±. La respuesta ya hab¨ªa sido dada, en buena medida, por los propios antiguos. En el siglo II d.?C., M¨¢ximo de Tiro escribi¨®: ¡°En efecto, hay un dios (¡) superior al tiempo, la eternidad y toda naturaleza que fluye, que no puede ser nombrado por el legislador, inexpresable por el lenguaje e invisible a los ojos, y como no podemos captar su esencia, nos apoyamos en palabras y nombres, animales, figuras de oro, marfil y plata, plantas, r¨ªos, cimas y fuentes¡±. El neoplat¨®nico Salustio de Emesa, amigo del emperador Juliano el Ap¨®stata, contest¨® aquella pregunta con una frase breve, extra¨ªda de su tratado Sobre los dioses y el mundo: ¡°Estas cosas no ocurrieron jam¨¢s, pero son siempre¡±.
El cristianismo antiguo y medieval extendi¨® a todo el mundo mediterr¨¢neo y al Oriente hasta India el viejo corpus de historias de la Biblia hebrea y el nuevo de los relatos de la vida de Jes¨²s y los comienzos de la Iglesia. Los acontecimientos de las vidas de los santos se incorporaron al epos cristiano desde finales del siglo IV y alimentaron su imaginario hasta alcanzar la cumbre de la Leyenda ¨¢urea, escrita por Jacopo de la Vor¨¢gine a mediados del siglo XIII.
Pero advi¨¦rtase que la palabra ¡°mito¡± hab¨ªa desaparecido del vocabulario, pues claro estaba que aquellas gentes consideraban las narraciones cap¨ªtulos de una verdadera Historia sagrada, legible en los textos y en las im¨¢genes desplegadas en manuscritos pintados, ¨ªconos sobre tabla, vitrales y esculturas de piedra en los portales de las iglesias. Por tratarse de lecturas de diferente tipo, la palabra hallada y utilizada para designar sus contenidos m¨ªticos (dir¨ªamos hoy) fue ¡°leyenda¡± o directamente ¡°historia¡±. ¡°Poes¨ªa¡± hab¨ªa sido descartada.
Ahora identificamos el mito con el pasado, pero el siglo XVI se volc¨® en el futuro y dio lugar a la utop¨ªa
Del Renacimiento a la Ilustraci¨®n, los vocablos ¡°f¨¢bula¡± y ¡°mitolog¨ªas¡± volvieron por sus fueros. Ambos figuran en la gran obra de rehabilitaci¨®n cultural de los mitos paganos, la Genealog¨ªa de los Dioses, compuesta por Boccaccio a mediados del siglo XIV, que incluye una defensa encendida de la poes¨ªa como forma simb¨®lica superior del conocimiento de la naturaleza y del alma humana. En el otro extremo de la par¨¢bola, durante la primera mitad del siglo XVIII, Madame Anne Dacier y Giambattista Vico convergieron en una exaltaci¨®n de la mitopoiesis de Homero, desde un punto de vista literario la primera, desde una perspectiva antropol¨®gico-filos¨®fica el segundo.
La traducci¨®n de la Odisea, realizada por Dacier y editada en 1716 con comentarios, m¨¢s la Scienza Nuova, cuya ¨²ltima versi¨®n public¨® Vico en 1744, ?inauguraron la era de los an¨¢lisis hist¨®ricos y de la hermen¨¦utica cultural de las mitolog¨ªas. Las f¨¢bulas m¨ªticas se convirtieron en signos privilegiados de las civilizaciones que las hab¨ªan creado, en objetos simb¨®licos donde se descubrieron las ideas principales de una ¨¦poca y de un pueblo acerca de las experiencias fundamentales en la vida de sus individuos, el nacimiento, el desarrollo del cuerpo y del esp¨ªritu, la vida interior, sus pasiones, sus impulsos y pr¨¢cticas amorosas, las violencias que padecieron y las que infligieron a sus pr¨®jimos, la muerte y las expectativas del m¨¢s all¨¢.
El dualismo de lo apol¨ªneo y lo dionisiaco expuesto por Nietzsche; las migraciones y las simultaneidades rituales o narrativas registradas por Frazer en poblaciones de las cuatro partes del mundo y de todos los tiempos; las constelaciones emocionales de la psicolog¨ªa profunda, asociadas a los mitologemas antiguos y reveladas bajo la forma de complejos de fen¨®menos conscientes e inconscientes por el psicoan¨¢lisis de Freud, son todos resultados maduros del estudio de la ¡°dimensi¨®n m¨ªtica¡± de la humanidad cuyo panorama m¨¢s abarcador pint¨® Joseph Campbell en la segunda mitad del siglo XX. Campbell tambi¨¦n demostr¨® la persistencia transfigurada de las mitolog¨ªas arcaicas en la representaci¨®n aleg¨®rica, aluvial, desgarradora y veraz de la complejidad del mundo moderno que hicieron Kafka, Joyce y Thomas Mann durante las d¨¦cadas de las guerras mundiales. N¨®tese que hasta ahora la creaci¨®n m¨ªtica lleva nuestras miradas hacia el pasado. Pero desde los or¨ªgenes del mundo moderno en el siglo XVI, la capacidad poi¨¦tica comenz¨® a volcarse hacia el futuro y cre¨® el mito de la utop¨ªa. Su forma m¨¢s exaltante lleg¨® en El principio esperanza, libro publicado en los cincuenta del siglo XX por Ernst Bloch, donde se superpusieron los mitos modernos de la utop¨ªa, la revoluci¨®n y el arte en cuanto anticipo del summum bonum para la humanidad. Respecto del mito de la revoluci¨®n, tres pensadoras lo desarrollaron hasta hacer de ¨¦l un bajo continuo de nuestras vidas: Rosa Luxemburgo en el plano de la praxis y la teor¨ªa del marxismo, Hannah Arendt en el horizonte de la historia y la reflexi¨®n pol¨ªtica, Simone Weil en los territorios de una filolog¨ªa y de una filosof¨ªa existenciales sobre la entrega de s¨ª en el combate, seg¨²n se refleja en el mito hom¨¦rico de la Il¨ªada.
La pregunta ser¨ªa si quedan f¨¢bulas civilizatorias en un presente dominado por el capitalismo
Una pregunta v¨¢lida ser¨ªa la de si acaso existen procesos mitopoi¨¦ticos en el presente, formas de creaci¨®n de f¨¢bulas civilizatorias densas en las que uno fuese capaz de intervenir, en los papeles de contemplador o de constructor. En los dos tomos de la Antropolog¨ªa estructural, L¨¦vi-Strauss abri¨® caminos para dar respuestas afirmativas al explicar los mitos actuantes hoy en el centro de las experiencias de pueblos diseminados en los grandes espacios naturales y amenazados, pero no destruidos a¨²n del todo, por el dominio capitalista del planeta.
Me atrever¨ªa a decir que en el reconocimiento de las civilizaciones erigidas por los Otros desde nuestras perspectivas occidentales reside la posibilidad de un trabajo com¨²n alrededor del mito nuevo del programa ecol¨®gico. Pues si prestamos algo de atenci¨®n a uno de los reservorios m¨¢s antiguos de lo m¨ªtico, el Ramayana atribuido a Valmiki y datado en el siglo II d.?C., encontraremos all¨ª una historia que bien podr¨ªa superponerse a nuestro mito ecol¨®gico. En el episodio del exilio de Rama y Sita en la selva Panchavati, Sita exhorta a su amado a no exterminar a los malvados asuras, que tanto dolor habr¨ªan de causarles, pues son los habitantes naturales del bosque que hasta entonces los ha protegido. Una mujer da al numen guerrero una lecci¨®n de respeto hacia toda la vida existente.
Jos¨¦ Emilio Buruc¨²a es historiador, miembro de la Academia de Bellas Artes de Argentina y autor de El mito de Ulises en el mundo moderno (Eudeba, 2013).
Novedades para una biblioteca m¨ªtica
Las m¨¢scaras de Dios
Joseph Campbell. Traducci¨®n de Isabel Cardona y Bel¨¦n Urrutia. Atalanta. Tres mil p¨¢ginas en cuatro vol¨²menes sobre mitolog¨ªa primitiva, oriental, occidental y creativa en el panorama m¨¢s completo sobre el tema. Un cl¨¢sico.
Circe
Madeline Miller. Traducci¨®n de Jorge Cano y Cecilia Recarey. AdN. La hechicera de la Odisea, uno de los personajes m¨¢s denostados de la literatura, toma la palabra.
Una Odisea
Daniel Mendelsohn. Traducci¨®n de Ram¨®n Buenaventura. Seix Barral. Un jubilado se apunta al seminario sobre Homero que imparte su hijo y termina de crucero con ¨¦l por el Mediterr¨¢neo.
Diccionario de mitos
Carlos Garc¨ªa Gual. Turner. Un repertorio que ha crecido en cada nueva edici¨®n. A Zeus y Ulises se les han ido sumando Superman, Carmen o Tarz¨¢n.
Los mitos en el Museo del Prado
Miguel ?ngel Elvira y Marta Carrasco. Guillermo Escolar Editor. De la Atenea de Mir¨®n a las parcas de Goya, 90 obras comentadas entre la mitolog¨ªa y la historia del arte.
El poder de las historias
Martin Puchner. Traducci¨®n de Silvia Furi¨®. Cr¨ªtica. Un acercamiento al modo en que los relatos (sean la Il¨ªada, Harry Potter o el Popol Vuh) dan forma al mundo.
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