Virginie Despentes: ¡°No s¨¦ c¨®mo sobreviviremos sin poner en duda el capitalismo¡±
La escritora publica ¡®Apocalipsis beb¨¦', un ¡®thriller¡¯ ambientado en Barcelona e in¨¦dito hasta ahora en espa?ol, y sacude el oto?o literario en Francia con su nuevo libro, donde se mete en la piel de un acusado por el MeToo
Virginie Despentes (Nancy, 1969) abre la puerta de su casa, un piso tirando a modesto situado en la gentrificada zona este de Par¨ªs, en una avenida con nombre de libertador, lo que, en vista de la personalidad de su irreductible inquilina, resulta de lo m¨¢s l¨®gico. En el interior, entre la discograf¨ªa completa de Madonna y el cartel de una pel¨ªcula de Gaspar No¨¦, su perra Philom¨¨ne, un en¨¦rgico bulldog que ya suma nueve a?os, hace piruetas para llamar la atenci¨®n del visitante, antes de caer rendida sobre un sof¨¢ de color mostaza, en el que no tardar¨¢ en ponerse a roncar.
En el centro de esta vi?eta pl¨¢cida, la escritora fuma y se r¨ªe. Sorprende que tenga poco que ver con el estereotipo mis¨®gino de la mujer iracunda al que le siguen sometiendo sus detractores. Cabe decir que cada vez son menos. En Francia, ha pasado de ser una enemiga p¨²blica con sus primeros libros, como F¨®llame o Teor¨ªa King Kong ¡ªque la convirti¨® en icono feminista cuando eso todav¨ªa era algo parecido a una injuria¡ª, a una vaca sagrada, como demuestra la recepci¨®n, un¨¢nimemente positiva, de su nuevo libro, Querido capullo. En ¨¦l habla de la amistad epistolar entre una actriz de culto en horas bajas y un escritor acusado por el MeToo, respecto al que la autora exhibe una sorprendente empat¨ªa. Llegar¨¢ a Espa?a en septiembre de 2023 de la mano de Random House. Antes, la misma editorial acaba de recuperar Apocalipsis beb¨¦, un libro de 2010 que permanec¨ªa in¨¦dito en castellano, mezcla de s¨¢tira social, romance l¨¦sbico y thriller barcelon¨¦s ¡ªvivi¨® tres a?os en la ciudad catalana, donde sigue pasando temporadas¡ª, que arranca con la desaparici¨®n de una adolescente problem¨¢tica.
PREGUNTA. Antes la odiaban y ahora es una escritora de consenso. ?C¨®mo explica este cambio?
RESPUESTA.? Es una cuesti¨®n de antig¨¹edad. Para los lectores de 35 a?os, he estado aqu¨ª durante casi toda su vida. Llega un d¨ªa en que puede que gustes o que te odien, pero ya no te ponen en duda. A m¨ª me pasa lo mismo con los autores que siempre han estado ah¨ª¡
P. Hay otro factor: sus combates han pasado de la periferia al centro del debate social.
R. S¨ª, me he beneficiado indirectamente de que el feminismo se haya convertido en un asunto central. Hace 20 a?os mi posicionamiento era infrecuente, as¨ª que supongo que me estoy cobrando un r¨¦dito. Cre¨ªa que este libro me pasar¨ªa factura, pero ha sido muy bien recibido, como apunta usted.
P. No han llegado protestas ni de sus detractores habituales ni desde el feminismo, que podr¨ªa haberse molestado por el protagonista de Querido capullo, un acusado de acoso sexual al que usted humaniza.
R.? Ten¨ªa miedo de que hubiera reacciones violentas de las feministas, que me hubieran parecido leg¨ªtimas. Supongo que se ha entendido que en ning¨²n caso era una cr¨ªtica al feminismo ni una manera de decir que el movimiento ha ido demasiado lejos. Escog¨ª a ese protagonista porque me interesaba ponerme en el papel del culpable, en el sentido de que me reconozco en quienes tienen algo que reprocharse.
P. ?Ha estado usted en su lugar?
R. ?He sido excesivamente violenta en ciertas interacciones? S¨ª. ?Me he comportado de forma desequilibrada en el ¨¢mbito privado, en el contexto de una ruptura sentimental? Tambi¨¦n. No tengo la sensaci¨®n de haber hecho nada mal, pero no s¨¦ qu¨¦ pasar¨ªa si alguien me reprochara un acto que comet¨ª hace varias d¨¦cadas. A los 53 a?os, llega el momento de hacer balance, de preguntarme cu¨¢l ha sido mi responsabilidad en ciertas situaciones.
P. Hace dos a?os defendi¨®, en una tribuna en Lib¨¦ration, la ruptura del di¨¢logo con quienes no lo merecen. ¡°A partir de ahora, nos levantamos y nos piramos¡±, escribi¨®. ?No es este nuevo libro una marcha atr¨¢s?
R.? Escrib¨ª esa tribuna en un contexto determinado: la concesi¨®n del C¨¦sar al mejor director para Roman Polanski. Me dirig¨ªa a los miembros de la Academia del Cine francesa y no a Polanski. Por otra parte, no creo que su situaci¨®n sea comparable con la de mi protagonista, que no es un hombre poderoso y que no ha sido acusado de violaci¨®n. Quer¨ªa hablar de esos hombres que han perdido sus trabajos por haber hecho aut¨¦nticas tonter¨ªas, que han cometido errores, pero que no creo que merezcan la muerte. Son hombres que todos tenemos alrededor: vivimos con ellos, son amigos nuestros, trabajamos a su lado.
¡°Veo aparecer a una generaci¨®n de hombres que cuestiona la masculinidad con una gran tranquilidad. Hasta hace poco, solo los homosexuales hac¨ªan eso¡±
P. Aun as¨ª, en vista de su discurso en los ¨²ltimos a?os, ?no cree que es contradictorio escoger a un protagonista como ese hombre?
R. No tengo ning¨²n problema con las lesbianas radicales que no quieren tener nada m¨¢s que ver con los hombres, pero yo nunca he defendido el separatismo de g¨¦nero. Primero, porque pragm¨¢ticamente no me parece factible. Y, segundo, porque no creo que sea deseable ni que lo vaya a solucionar todo. En mis novelas ha habido otros protagonistas hombres. Adem¨¢s, me gusta generar cierta incomodidad cuando escribo. Creo que es un buen lugar desde el que hacerlo. Escribir sobre un personaje de lesbiana radical no me genera el mismo malestar que meterme en la piel de ese hombre.
P. Cinco a?os despu¨¦s de su eclosi¨®n, ?qu¨¦ balance hace del MeToo?
R.? Ha sido un cambio muy importante, tanto para la gente de mi edad, que no crey¨® que llegar¨ªa a ver nada de todo esto en vida, como para los j¨®venes. Imagine lo que supone para una chica de 16 a?os que le digan que no es normal que la molesten por la calle, que no es aceptable sentirse inc¨®moda en el trabajo por ser m¨¢s o menos guapa, que no es admisible que le paguen menos que a un hombre. En definitiva, que las mujeres han dejado de ser ciudadanas de segunda categor¨ªa. Y otro factor decisivo es que esas chicas j¨®venes est¨¢n rodeadas de hombres que ya no son como los de mi generaci¨®n...
P. ?Qu¨¦ lugar deben ocupar los hombres en el movimiento?
R. ?Pueden pronunciarse libremente contra el patriarcado, pero no creo que sea necesario que tomen la palabra dentro del feminismo, de la misma manera que yo, como persona blanca y francesa, no me atrever¨ªa a hablar en nombre de los congole?os. En cualquier caso, veo aparecer a una nueva generaci¨®n de varones que cuestiona la masculinidad con una gran tranquilidad. Hasta hace poco, solo los homosexuales llevaban a cabo ese trabajo de deconstrucci¨®n.
¡°Annie Ernaux es un equivalente a lo que Zola debi¨® de suponer para su ¨¦poca. Es uno de los nuestros. Pero, a diferencia de ella, yo nunca me sent¨ª inferior por mis or¨ªgenes humildes¡±
P. ?Qu¨¦ importancia atribuye al Premio Nobel que acaba de ganar Annie Ernaux?
R. Es una autora a la que he seguido siempre. Los armarios vac¨ªos fue uno de los pocos libros que me regal¨® mi padre. Cuando la le¨ª por primera vez, me pareci¨® un equivalente a lo que Zola debi¨® de suponer para su ¨¦poca. Ernaux proced¨ªa, igual que mi madre, de una familia de tenderos. Era una de los nuestros. Es importante que el Nobel haya premiado a una autora que hizo literatura a partir de una serie de temas considerados menores por el hecho de ser femeninos, como el aborto, el desenga?o amoroso o la pasi¨®n que no lleva a ninguna parte. La suya es, adem¨¢s, una literatura de la verg¨¹enza. En sus libros, siempre se trata de analizar esa verg¨¹enza hasta llegar a trascenderla, de hacernos entender que todos compartimos ese sentimiento.
P. ?La verg¨¹enza tambi¨¦n es importante en su propia obra?
R. Es una noci¨®n central. Todos mis personajes deber¨ªan sentir verg¨¹enza, pero no la sienten, de la puta de F¨®llame al sin techo de Vernon Subutex. Y yo misma, en Teor¨ªa King Kong, escrib¨ª que fui violada y que me prostitu¨ª. Fue una manera de no dejarme avasallar por la verg¨¹enza. La diferencia con Ernaux es que yo nunca sent¨ª un sentimiento de inferioridad provocado por mis or¨ªgenes humildes, tal vez porque no fui a la universidad y nunca me fascin¨® la cultura burguesa. Al rev¨¦s, yo ven¨ªa del mundo del punk y del rap, y me parec¨ªa que los pijos vest¨ªan mal y que no escuchaban la m¨²sica adecuada.
P. ?Qu¨¦ importancia tuvo la contracultura en sus a?os de formaci¨®n?
R. Fue fundamental. Llegu¨¦ a Lyon a los 17 a?os y form¨¦ parte de la escena alternativa de esa ciudad rica y cat¨®lica, que era realmente inmensa, como suele serlo en todas las ciudades ricas y cat¨®licas. La idea del grupo, de formar parte de un colectivo, era muy importante. Dir¨ªa que los j¨®venes de hoy est¨¢n mucho m¨¢s solos. Un chaval que tiene ¨¦xito en Instagram o en TikTok entra en una l¨®gica productiva y econ¨®mica en las ant¨ªpodas de la que nos reg¨ªa a nosotros. Nosotros no busc¨¢bamos el ¨¦xito comercial y ser minoritario nunca supon¨ªa un problema, mientras que lo que todo el mundo persigue hoy es obtener el m¨¢ximo de seguidores. Un influencer de ¨¦xito es un empresario de s¨ª mismo que tiene que crear contenido y negociar con las marcas. Yo uso mucho TikTok, que es una red social que me encanta, pero no querr¨ªa estar en la piel de esos j¨®venes. Me siento incluso un poco culpable cuando los observo¡
¡°Me encanta TikTok, pero no querr¨ªa estar en la piel de esos j¨®venes. No los hemos protegido, los hemos dejado solos ante el peligro¡±
P. ?En qu¨¦ sentido?
R. No hemos protegido a esa generaci¨®n. Los hemos dejado solos ante el peligro. Luego nos sorprende su relaci¨®n con el porno o que haya casos de suicidio de chicos y chicas que han sido v¨ªctimas de acoso. Eso es infinitamente peor que el egocentrismo al que nos llevan esas redes. En el fondo, siempre hemos sido narcisistas. Y siempre han existido conflictos violentos entre personas que opinaran distinto, que no es algo que se inventara Twitter. Pero no s¨¦ si exist¨ªa una violencia equivalente a recibir un millar de insultos en una sola noche. Yo viv¨ª algo parecido antes de que existieran las redes, con algunos de mis libros y pel¨ªculas, y por eso s¨¦ lo duro que es. Ese tipo de ataques son una experiencia que te cuesta a?os olvidar.
P. Sus ¨²ltimos libros traducen una voluntad de volver a humanizar un mundo donde reina la brutalidad.
R. Me hago mayor. Supongo que intento transmitir cosas que me han resultado beneficiosas, como preferir el grupo a la individualidad recalcitrante. Es un proceso que empez¨® con Apocalipsis beb¨¦. Ahora ya no veo a los dem¨¢s como enemigos. Antes escrib¨ªa como si me clavaran cuchillos sin parar y en tiempo real. En los ¨²ltimos a?os me he estabilizado emocionalmente y he aprendido a respirar mejor. Ahora desconf¨ªo de los excesos de ira, de sus efectos en m¨ª misma y en los dem¨¢s. La ira es algo que lo quema todo a tu alrededor. Me dije que las personas que me rodeaban ten¨ªan derecho a levantarse por la ma?ana sin temer uno de mis ataques de furia.
P. ?Qu¨¦ cambi¨® con Apocalipsis beb¨¦?
R. Me dio mucha confianza en m¨ª misma, pese a que entonces no lo viera as¨ª. Vendi¨® 200.000 ejemplares, recibi¨® buenas cr¨ªticas y con ¨¦l gan¨¦ mi primer premio importante, el Renaudot. Es un libro m¨¢s complejo, m¨¢s novelesco, con un mayor n¨²mero de personajes, que me anim¨® a seguir escribiendo sobre situaciones que no estuvieran ligadas a mi experiencia ¨ªntima. Tambi¨¦n fue mi primer libro que adopt¨® una v¨ªa un poco m¨¢s intelectual. Irme a vivir a Barcelona con Paul B. Preciado fue crucial, porque escrib¨ª el libro durante esos a?os, entre 2007 y 2010. Al lado de Paul, descubr¨ª un ambiente universitario que me aport¨® mucho. Antes de estar con ¨¦l, nunca hab¨ªa acudido a escuchar conferencias de tres horas impartidas por te¨®ricos y profesores. Hacer eso regularmente es como practicar deporte cada d¨ªa: tu cuerpo acaba cambiando.
¡°Barcelona me liber¨®, porque nadie me reconoc¨ªa por la calle. Ahora me gusta, porque a mis 53 a?os nadie me mirar¨ªa si no fuera famosa, pero entonces, a los 35, no lo ve¨ªa as¨ª¡±
P. ?Qu¨¦ le aport¨® Barcelona, donde transcurre el libro?
R. Al principio me cost¨® entender el nacionalismo catal¨¢n, siendo francesa. Mi pa¨ªs est¨¢ tan centralizado que siempre nos cuesta un poco hacernos a la idea. Acab¨¦ entendiendo que cada lugar tiene una historia distinta, lo que me parece estupendo. Ahora leo el catal¨¢n, aunque todav¨ªa no lo hablo, y tengo un piso en el Poble Sec. He seguido vinculada a la ciudad. En su d¨ªa me gust¨® mucho descubrir el ambiente militante de la ciudad, que era muy activo y estaba muy politizado, pero que tambi¨¦n era muy alegre y festivo. En Par¨ªs, en cambio, la militancia siempre me ha parecido m¨¢s punitiva. Por otra parte, fue muy liberador que, de repente, nadie me reconociera por la calle. Ahora me gusta, porque a mis 53 a?os nadie me mirar¨ªa si no fuera famosa, pero entonces, a los 35, no lo ve¨ªa as¨ª¡
P. Menciona a menudo su edad. ?Le preocupa envejecer?
R.? A partir de los 50 te empiezas a preguntar cu¨¢ntos libros te quedan por escribir. Despides a algunos amigos un poco mayores que t¨² con relativa normalidad, mientras que en la juventud la muerte siempre es algo absolutamente inaceptable. De repente, empieza a haber m¨¢s ¨²ltimas veces que primeras veces. Y, como dice la propia Ernaux, hay una menor posibilidad de experimentar grandes sorpresas. Por lo menos, en lo personal. Pero no todo es triste. La verdad es que, pese a todo lo dicho, nunca he estado tan bien como ahora.
P. ?C¨®mo analiza el auge de la extrema derecha, a la que se ha opuesto durante toda su vida?
R. Pol¨ªticamente, mi generaci¨®n se encuentra en una situaci¨®n de derrota. Y, a la vez, en la mayor¨ªa de pa¨ªses del mundo, la ultraderecha todav¨ªa no ha alcanzado el poder. No creo en el fatalismo. Prefiero sentirme un poco optimista, porque si no¡ Para plantarle cara, hay que hacer circular discursos distintos a los suyos, vivir otras vidas al margen de los par¨¢metros que ellos nos imponen. Pero tambi¨¦n tenemos que aprender a formular nuestras ideas en entornos que ya no nos resultan favorables. Debemos aceptar que, en este momento, estamos del lado de los perdedores. Tenemos que aprender a vivir en disidencia, aunque creo que es algo que se aprende r¨¢pido.
¡°Pol¨ªticamente, mi generaci¨®n se encuentra en una situaci¨®n de derrota. Debemos aceptar que estamos del lado de los perdedores y aprender a vivir en disidencia¡±
P. ?En qu¨¦ espacio pol¨ªtico se sit¨²a usted?
R.? Deposito mi esperanza en la izquierda antiliberal. Por ejemplo, me interesa Philippe Poutou, candidato del Nuevo Partido Anticapitalista, que es alguien al que sigo de cerca.
P. ?No es una apuesta muy minoritaria para que tenga resultado? En las ¨²ltimas elecciones presidenciales obtuvo el 0,77% de los votos.
R. S¨ª, pero eso puede cambiar. Yo nac¨ª en una Francia donde la extrema derecha era ultraminoritaria y ya ve d¨®nde se encuentra hoy. El vuelco se puede hacer muy f¨¢cilmente. Y, en cualquier caso, no s¨¦ c¨®mo podremos sobrevivir sin poner en duda el capitalismo y sus principios.
P. ?Cree en la revoluci¨®n?
R. Prefiero hablar de un desenganche, de una desconexi¨®n respecto a ese modelo. Veo aparecer a una generaci¨®n que no quiere vivir una vida que sea un asco. Y creo que tanto usted como yo lo veremos antes de morir. Si no se produjera ese cambio, prepar¨¦monos para lo peor, para un mundo controlado por los algoritmos. Las peores distop¨ªas nos parecer¨¢n agradables al lado de lo que podr¨ªa suceder.
¡®Apocalipsis beb¨¦¡¯. Virginie Despentes. Traducci¨®n de Robert Juan-Cantavella. Random House, 2022. 312 p¨¢ginas. 21,90 euros.
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