¡®Tituba¡¯, un mon¨®logo de justicia hist¨®rica y teatral

¡°El teatro catal¨¢n entra por fin al siglo XXI¡±. De este modo resum¨ªa Silvia Albert Sopale, una de sus responsables, la apertura de la sala Periferia Cimarronas en el barrio barcelon¨¦s de Sants. El pasado mes de julio se present¨® en sociedad el primer centro cultural de Catalu?a gestionado por afrodescendientes: una sala abierta al teatro, las artes y la m¨²sica, que tambi¨¦n aloja una tienda, una cafeter¨ªa y una escuela de interpretaci¨®n para ni?os. Fundada por artistas y gestoras provenientes de asociaciones relacionadas con la negritud, Periferia Cimarronas pretende ser lugar de encuentro, debate e intercambio art¨ªstico. Las pol¨¦micas surgidas en el teatro catal¨¢n durante los ¨²ltimos a?os fueron el detonante que hizo nacer esta sala, una cooperativa que trabajar¨¢ desde una mirada afrocentrada y afrofeminista.

Despu¨¦s de algunas funciones en julio, esta semana se ha reestrenado la primera producci¨®n propia de Periferia Cimarronas: Tituba. Bruixa, negra i ramera, un mon¨®logo escrito y dirigido por Denise Duncan e interpretado por Kathy Sey. Los hechos que ocurrieron en Salem (Massachusetts) en 1692 y que sirvieron de inspiraci¨®n a Arthur Miller para escribir Las brujas de Salem (1953) son el punto de partida del texto de Duncan. La dramaturga y periodista ¡ªnacida en Costa Rica y afincada en Barcelona desde 2005¡ª siempre ha combinado en sus obras los hechos hist¨®ricos (El combate del siglo) con los alegatos antirracistas (Negrata de mierda). En este caso, la autora da una oportunidad a Tituba, figura hist¨®rica que desencaden¨® los hechos de Salem y que en la obra de Miller tiene una breve aparici¨®n, ofreci¨¦ndole el tiempo y el espacio necesarios para que nos cuente su versi¨®n de la historia.

La mayor baza de este montaje reside en su protagonista: Kathy Sey se enfrenta a su primer mon¨®logo con seguridad y firmeza, mostrando todo el abanico de emociones que es capaz de expresar. Curtida en grandes espect¨¢culos musicales como Els Jocs Florals de Canprosa (Teatro Nacional de Catalu?a, 2018) o La tienda de los horrores (Teatro Coliseum, 2019), Sey forma parte del grupo The Sey Sisters (junto a sus dos hermanas), tr¨ªo que mezcla el soul y el pop con las sonoridades africanas. La m¨²sica es la protagonista de algunos de los momentos m¨¢s potentes de este montaje: la int¨¦rprete entra en escena a ritmo de rap, dedicando la obra ¡°a todas las fieras¡±, a las hambrientas y a las sedientas, a todas esas mujeres que nunca ser¨¢n ¡°tus putas¡± ni ¡°tus negras¡±. La actriz de Els Hostalets de Baleny¨¤ (un pueblo cerca de Vic) necesita poco m¨¢s que su voz y la fuerza de su mirada para interpretar todos los papeles de la historia: ella es Tituba, la protagonista, pero tambi¨¦n ejerce las veces del reverendo Parris o las ni?as Abigail o Betty. ¡°?Bruja? S¨ª. ?Pecadora? Depende¡±. Los hechos ocurridos en Salem en el siglo XVII sirven a Duncan para hablar de racismo y machismo, y para reflexionar sobre c¨®mo la sociedad heteropatriarcal ha considerado siempre a las mujeres como un peligro potencial. La historia de Tituba se entremezcla con cuentos populares (narrados en off por Vicenta Ndongo), y algunas de las flaquezas o excesivas repeticiones del texto son salvadas por el talento de Sey a la hora de poner voz y cuerpo a todos los personajes.

Los ancestros son muy importantes en esta historia: Kathy Sey explota toda su negritud a trav¨¦s de las danzas africanas (coreograf¨ªa de Malcolm McCarthy) y una gran expresividad facial que juega, con mucha iron¨ªa, con la idea (blanca) del negro salvaje o por civilizar. Sus grandes ojos son capaces de pasar de la ternura al miedo o el asco en pocos segundos, y el humor presente en el texto de Duncan funciona de maravilla con la comicidad de Sey: ¡°Si las mujeres fu¨¦ramos tan poderosas como dec¨ªs, ?cre¨¦is que quedar¨ªa alg¨²n hombre en la Tierra?¡±.

Tituba. Bruixa, negra i ramera supone una excelente carta de presentaci¨®n de la sala Periferia Cimarronas, la confirmaci¨®n de una dramaturga muy necesaria en nuestro panorama teatral (excesivamente blanco) y el descubrimiento (para algunos) de una gran actriz como Kathy Sey, que supera su primer mon¨®logo con muy buena nota. La diversidad de p¨²blicos anhelada por las instituciones es muy f¨¢cil de conseguir: solo es necesario programar en los escenarios a aquellas voces que hasta ahora no hab¨ªamos escuchado. La platea de la sala Periferia Cimarronas era una muestra de la variedad que vemos en las calles de nuestras ciudades. Algo que, desgraciadamente, todav¨ªa es muy poco habitual de ver en nuestros teatros.

Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.