¡®Mis delitos como animal de compa?¨ªa¡¯, el hermoso sinsentido de Luis Mateo D¨ªez
El autor recurre a un narrador desquiciado en su nueva novela, cruce trepidante entre la parada de monstruos, el carnaval y las fallas y lleno de nombres del mundo literario espa?ol
Ni los premios (todos, el ¨²ltimo el de las Letras), ni la Academia ni los homenajes adormecen la facundia narrativa de Luis Mateo D¨ªez ni aplacan su avaricia de nuevas variaciones dentro del universo imaginario ¡ªel del territorio de Celama y Las ciudades de sombra¡ª, estil¨ªstico (h¨ªbrido de oralidad y ret¨®rica clasicista), tem¨¢tico (la ruina, la desolaci¨®n, la finitud) y tonal (el grotesco jocoserio) que ha edificado desde finales del siglo pasado. Desde La ruina del cielo (1999), centro prodigioso de la trilog¨ªa El reino de Celama, el escritor leon¨¦s ha ido explorando las diversas combinaciones de estos ¨¢mbitos y registros y ha exprimido las posibilidades de la narratividad simb¨®lica que es connatural a su escritura desde antes de La fuente de la edad (1986) y que tiende a fraguar en la invenci¨®n tumultuosa de personajes m¨¢s o menos averiados, como en las 12 F¨¢bulas del sentimiento (2013) o en el tour de force que fue Vicisitudes (2017). Como si la mera narraci¨®n de una vicisitud o de una f¨¢bula moral hubiera agotado su atractivo para el autor, esta novela, como la anterior, Los ancianos siderales, aspira a sostenerse, no en un esqueleto argumental, que aqu¨ª se diluye en una lluvia de an¨¦cdotas sin engarce, sino en la extravagancia patol¨®gica de su narrador y en el regodeo en los juegos de lenguaje.
Asesinos, suicidas, mataperros desfilan entre ni?os cabezones, fantasmas y m¨¦dicos falsarios, mientras el protagonista entra y sale de psiqui¨¢tricos siniestros o de la c¨¢rcel
La coherencia entre el narrador, un enfermo mental instruido ¡ªestudi¨® Derecho¡ª e inteligente saturado de psicof¨¢rmacos y adicto al alcohol de farmacia, y el desquiciamiento de su discurso es absoluta: su mente err¨¢tica y alucinada no puede sino producir un relato quebrado, il¨®gico, disparatado. Ni su percepci¨®n, ni su recuerdo ni sus valoraciones son fiables, como advierte el lector de inmediato y confirma al comprobar que el narrador conversa como si tal cosa con sus amigos (Denario) y familiares (su t¨ªo Venancio) muertos. La distorsi¨®n sistem¨¢tica a que somete todo lo que cuenta hace de la novela un cruce entre la parada de monstruos, el carnaval y las fallas, con abundantes deformaciones som¨¢ticas y del alma que recuerdan la Espa?a negra de Solana o Cela o, por supuesto, el esperpento valleinclanesco. Asesinos, suicidas, mataperros desfilan entre ni?os cabezones, fantasmas y m¨¦dicos falsarios, mientras el protagonista entra y sale de psiqui¨¢tricos siniestros o de la c¨¢rcel, y cuando est¨¢ fuera, como un p¨ªcaro, dura poco en los distintos oficios, en el circo, en la mina o en el teatro. De todo ello quiere dar cuenta el narrador majara en una novela que se propone dictar (a s¨ª mismo), a la que alude con frecuencia, y que es la que leemos. Una novela que, ir¨®nicamente, acaba por parecerle un ¡°fraude narrativo¡±¡ o se lo parece al autor, al que Jos¨¦ Mar¨ªa Merino y Manuel Longares ¡ªque se citan como amigos del narrador¡ª no han logrado reconducir. Como tampoco Adolfo Garc¨ªa Ortega, Antonio Soler o Ernesto P¨¦rez Z¨²?iga, tambi¨¦n amigos citados. Al fin y al cabo, el narrador sabe que es un ente de ficci¨®n.
Aparte de la broma metaliteraria que serpentea en toda la novela, es la prosa jocunda la que da continuos saltos en el primer plano y, salvo algunos manierismos sint¨¢cticos, produce regocijo e invita a menudo a reflexionar. En ella entrechocan los registros, se ensartan modismos y refranes que se desmontan y convierten en motores de producci¨®n textual e incluso se despachan guasas hilarantes como la referencia al ¡°cierre categorial¡± de Gustavo Bueno. Pero todo este despliegue est¨¢ lejos de los fuegos de artificio, puesto que sirve al prop¨®sito ¨²ltimo de afirmar que estamos todos como una regadera (una universalidad que convierte la locura en animal de compa?¨ªa) y que la vida es un hermoso sinsentido.
Mis delitos como animal de compa?¨ªa
Autor: Luis Mateo D¨ªez.
Editorial: Galaxia Gutenberg, 2022.
Formato: tapa blanda (496 p¨¢ginas, 23,50 euros).
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