Descuidos de seleccionador: los lectores agregan libros de f¨²tbol que no entraron en la lista

Los compa?eros de Babelia me pidieron dos alineaciones de libros de f¨²tbol, una sobre novedades y otra sobre cl¨¢sicos de la literatura del balompi¨¦. Lo que no sab¨ªa era que mis compa?eros de Babelia eran tan tan futboleros que hicieron lo mismo que todo buen hincha en tiempos de Mundial: desconfiar del seleccionador. No les val¨ªa ni mi formaci¨®n ¡ªt¨ªtulo nivel II de entrenador de f¨²tbol, obtenido despu¨¦s de aprobar asignaturas como T¨¦cnica, T¨¢ctica o Ingl¨¦s y Franc¨¦s adaptado al f¨²tbol¡ª ni la experiencia acumulada cada fin de semana en la secci¨®n de Deportes, en donde rese?o los lunes un libro sobre la materia. Tampoco mi origen asturiano, que es el mismo que el de Luis Enrique, sirvi¨® de atenuante. Con todos esos argumentos, mis compa?eros de Babelia decidieron preguntar a nuestros lectores qu¨¦ libros faltaban en mis listas. Y los lectores, que adem¨¢s de un seleccionador tambi¨¦n llevan un cr¨ªtico literario dentro, contestaron.

He de decir que muchas de sus propuestas ¡ªGaleano, Fontanarrosa o Valdano¡ª se encontraban en la alineaci¨®n inicial. Pero sus sugerencias¡ªllegadas a trav¨¦s de las redes sociales y del correo electr¨®nico¡ª han servido para recordar algunos t¨ªtulos olvidados y para descubrir otros que desconoc¨ªa.

En los comentarios de la noticia, por ejemplo, Fernando Vali?o apuntaba a Los once y uno, de Gonzalo Su¨¢rez. Un libro que ¡°solo se puede conseguir en librer¨ªas de viejo¡±. Y eso me record¨® lo maravilloso que es La suela de mis zapatos (Seix Barral), que recogen las cr¨®nicas que Su¨¢rez firm¨® como Mart¨ªn Girard y en las que narra, entre otras muchas cosas, historias de Helenio Herrera ¡ªcasado con la madre de Su¨¢rez¡ª para el que hizo, incluso, de ojeador de los rivales del Inter.

En Instagram, @afrihug se acordaba de Saber perder (Anagrama), de David Trueba. Es una (gran) novela de f¨²tbol que no es de f¨²tbol, es de la vida. Es decir, que s¨ª es sobre f¨²tbol porque, como dec¨ªa Osvaldo Soriano, el f¨²tbol es una met¨¢fora de la vida. En el libro de Trueba, varias historias se entrecruzan y, entre ellas, est¨¢ la de Ariel Burano, joven jugador Argentino que llega a Espa?a para triunfar. ?Recuerdan el t¨ªtulo? Pues eso.

El hecho de convivir con dos gatos y no tener hijos puede que haya influido en haberme olvidado de Roberto Santiago, seguramente el autor que m¨¢s libros sobre f¨²tbol ha vendido. Sus Futbol¨ªsimos (SM) son una saga de libros ilustrados en los que una pandilla de chavales va resolviendo misterios, con el bal¨®n siempre como protagonista.

Desde Uruguay escribi¨® un correo Rub¨¦n Rodr¨ªguez D¨ªaz. Su texto, de primeras, no me hizo mucha gracia. Se presentaba como ¡°director t¨¦cnico de f¨²tbol amateur, retirado como jugador semiprofesional¡±. Y, adem¨¢s, ¡°ingeniero Industrial¡±. En lo referente al f¨²tbol, m¨¢s o menos empat¨¢bamos. Pero ingeniero Industrial gana claramente a fil¨®logo, lo que me hizo temer por mi puesto. Rub¨¦n propon¨ªa para el listado Papif¨²tbol, ¡°novela que tiene como hilo conductor un campeonato de f¨²tbol amateur, que muestra en forma divertida y emocionante lo importante que es para gente mayor tener ese grupo de amigos y el impacto que genera en sus vidas¡±. La propuesta suena interesante. El autor es Rub¨¦n Gastelumendi Puig y el libro tiene su propia p¨¢gina web. Rub¨¦n, si lees este texto, ?quieres ser mi segundo entrenador?

De haber tenido un buen segundo entrenador, quiz¨¢s hubiera llegado antes a Una historia popular de f¨²tbol (Hoja de lata), que propuso en Instagram La.Firefly. El libro es obra de Micka?l Correia y tiene una pinta estupenda.

Y para cerrar esta expiaci¨®n de olvidos y decisiones, puedo decir con honor que, como casi todo buen seleccionador, he sentido el peso de la presi¨®n de una jugadora popular que no fue convocada.

Varios lectores propon¨ªan Mi propio fuera de juego (La Calle), de Cristina Brull. Es el libro que m¨¢s veces lleg¨® como propuesta a trav¨¦s de Instagram. Hay dos explicaciones: 1) Es un gran libro que desconoc¨ªa. 2) Cristina tiene muy buenos amigos, que creen en su trabajo y lo recomiendan con pasi¨®n. Ambas explicaciones me parecen igual de v¨¢lidas (y a la segunda se le a?ade lo entra?able del asunto) y es probable que, en este caso, se den al mismo tiempo. As¨ª que me pongo r¨¢pido a buscar su libro ¡ªcentrado en el f¨²tbol femenino y cuya sinopsis lo hace muy apetecible¡ª y aspiro a corregir pronto mis descuidos de seleccionador.

Para el pr¨®ximo Mundial, prometo errores diferentes.

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