Simone Weil, una fil¨®sofa en la Guerra Civil: el mejor espejo de la condici¨®n humana
La influyente pensadora francesa, fallecida a los 34 a?os, quiso conocer en directo la lucha entre el bien y el mal. Los textos de la propia escritora y un libro de Adrien Bosc dan pistas de su paso por Espa?a como integrante de la columna Durruti
¡°Los escritores no tienen que ser profesores de moral, pero tienen que expresar la condici¨®n humana. Y nada es m¨¢s esencial, para todos los hombres y en todos los instantes, que el bien y el mal¡±. La frase pertenece a un art¨ªculo de Simone Weil. Tiene 32 a?os y ya lleva algunos meses en Marsella, transformada en ciudad de paso para miles de europeos que escapaban del nazismo. El art¨ªculo, publicado en una revista intelectual donde colabora por entonces, est¨¢ recopilado en La agon¨ªa de una civilizaci¨®n y otros escritos de Marsella, que edita Trotta. Las circunstancias y el sentido de lo que Weil escribe entonces los detalla Carmen Revilla en el pr¨®logo de la edici¨®n. Reproduce art¨ªculos y cartas. Por ejemplo, cartas al poeta Jo? Bousquet, que sobrevive postrado en su cama desde que fue herido en la I Guerra Mundial. Lo visita en Carcasona. ¡°Conocer la realidad de la guerra es la plenitud del conocimiento de lo real¡±. Descubre un hombre que tiene la guerra incrustada en su cuerpo, y la amistad la adentra en una meditaci¨®n sobre la condici¨®n humana que quiere encarnar con su vida.
Otro corresponsal de los d¨ªas de Marsella es Antonio Altar¨¦s. Ella solo sabe de ¨¦l por un camarada de sus d¨ªas revolucionarios. Su amigo Nicolas Lazar¨¦vitch hab¨ªa pasado una temporada en el campo de internamiento de Vernet. Y all¨ª conoci¨® a ese anarquista espa?ol, Altar¨¦s, solo y olvidado. Ella no lo conoce ni lo conocer¨¢. Apenas sabe nada de ese anarquista nacido en 1909 en Almud¨¦var, que hab¨ªa pasado por la c¨¢rcel durante la Rep¨²blica, que combati¨® durante la guerra, a quien le fusilaron a tres de sus hermanos en la c¨¢rcel de Huesca, que vivir¨¢ entre campos de refugiados y las Compa?¨ªas de Trabajadores Extranjeros. En ese en¨¦simo gesto de bondad, que surge de su genuina hipocondr¨ªa moral (el concepto es del dueto Carrillo/Luque), Weil quiere ayudarle. La primera carta va acompa?ada de un paquete de alimentos y una confesi¨®n. ¡°Pas¨¦ alg¨²n tiempo, en otra ¨¦poca, en su hermoso pa¨ªs, incluso en peque?os pueblos a los que nunca van los extranjeros. Creo que en su regi¨®n. No he olvidado jam¨¢s a los campesinos que vi en sus campos y me dejaron una impresi¨®n inolvidable¡±. Es cierto. Hab¨ªa sido miliciana en el frente de Arag¨®n.
Los 45 d¨ªas que Weil pas¨® en Espa?a son el eje narrativo de la novela documental La columna, de Adrien Bosc. Busca su verdad en cada detalle, en cada papel, Bosc recrea y conmueve. Durante ese verano de 1936 muchos j¨®venes europeos sintieron la llamada de la Guerra Civil como una epifan¨ªa revolucionaria. Matar¨ªan y arriesgar¨ªan su vida por la utop¨ªa. Es su caso. Si su exigencia de pureza militante hab¨ªa llevado a la joven profesora a trabajar en una f¨¢brica para conocer la condici¨®n obrera, no pod¨ªa contemplar esa guerra desde la distancia. Al llegar a Barcelona, d¨¢ndoles pistas falsas a sus padres, se imagina protagonista de una misi¨®n imposible para liberar a Joaqu¨ªn Maur¨ªn. Naturalmente, nadie la apoya, pero ella logra ir al frente de Arag¨®n y es miliciana de una columna de soldados extranjeros. ¡°En presencia de Simone, las personas se revelaban como eran. Por eso se la detestaba o se la admiraba¡±. Un accidente absurdo la obliga a dejar el frente y acaba en un hospital en Sitges. Empieza a interiorizar la experiencia b¨¦lica, sab¨ªa perfectamente de lo que hablaba cuando le reconoci¨® a Bousquet que el conocimiento pleno de lo real se produce en la guerra.
Ese conocimiento, cuando se encara frente al bien y el mal, lo plasmar¨¢ en una carta memorable. Lo m¨¢s probable es que la escribiese en 1938. La dirigi¨® a un escritor franc¨¦s, mon¨¢rquico, que viv¨ªa en Mallorca y que, de entrada, se hab¨ªa posicionado a favor de los insurrectos. Un ejemplo de escritor responsable. Al conocer la barbarie que los falangistas estaban provocando en la isla, Georges Bernanos realiz¨® un magno ejercicio de dignidad intelectual en el confesional Los grandes cementerios bajo la luna. En sus palabras se contempla Weil y necesita confes¨¢rselo a Bernanos. ¡°Aparte de usted, no s¨¦ de nadie que se haya ba?ado en la atm¨®sfera de la guerra espa?ola y haya resistido¡±. Bernanos lo logr¨®. Lo reconoci¨® ella y lo reconocer¨ªa otro literato responsable, Albert Camus, rendido de admiraci¨®n. En el relato, Bosc cruza la peripecia de Weil y Bernanos y la de los compa?eros de la columna de la pensadora francesa. Una red de escenas que cobra sentido al leer esa carta. Se descubri¨® en la billetera de Bernanos el d¨ªa que falleci¨®. All¨ª la debi¨® de llevar durante 10 a?os porque en ese espejo tambi¨¦n pod¨ªa ¨¦l, como nosotros, redescubrir la condici¨®n humana.
La columna
Autor: Adrien Bosc.
Traducci¨®n: Juan Manuel Salmer¨®n Arjona.
Editorial: Tusquets, 2022.
Formato: tapa blanda (160 p¨¢ginas, 18 euros) y e-book (9,99 euros).
La agon¨ªa de una civilizaci¨®n y otros escritos de Marsella
Autora: Simone Weil.
Edici¨®n: Carmen Revilla.
Traducci¨®n: Carmen Revilla, Alejandro del R¨ªo Herrmann y Emilia Bea.
Editorial: Trotta, 2022.
Formato: tapa blanda (168 p¨¢ginas. 15 euros).
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