El acontecimiento de ?ngel Rama: cartas para tres continentes
La vitalidad del escritor, cr¨ªtico y editor uruguayo no se apaga gracias al caudal de conocimiento sobre literatura hispanoamericana que aporta su correspondencia
?ngel Rama muri¨® en Madrid junto con su segunda esposa, Marta Traba, en el terrible accidente a¨¦reo (181 v¨ªctimas mortales) del 27 de noviembre de 1983. Iban a un congreso en Bogot¨¢, como Jorge Ibarg¨¹engoitia y Manuel Scorza. Rama hab¨ªa nacido en Montevideo y ten¨ªa 57 a?os.
Hab¨ªa sido director de la p¨¢gina literaria de la revista Marcha entre 1959 y 1968; hab¨ªa dirigido editoriales como Arca, donde apareci¨® la obra completa de Felisberto Hern¨¢ndez y se arm¨® una colecci¨®n de Narradores Latinoamericanos donde se public¨® el primer Garc¨ªa M¨¢rquez. Hab¨ªa ocupado la c¨¢tedra de Literatura Latinoamericana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la Rep¨²blica. A pesar de su extraordinaria labor ensay¨ªstica, cr¨ªtica, editorial y universitaria, a pesar de que su hermano Carlos, historiador, viv¨ªa en Barcelona, para el mundo acad¨¦mico espa?ol y catal¨¢n, con sus entonces ¡ªtodav¨ªa¡ª decimon¨®nicos estudios hispanoamericanos, concebidos como derivados d¨ªscolos de la literatura castellana, Rama no fue m¨¢s que un visitante molesto. ?l mismo dice en una carta que acud¨ªa a Barcelona de vacaciones porque sab¨ªa perfectamente que no ten¨ªa la menor posibilidad de trabajar (salvo dando epis¨®dicas conferencias). Tanto es as¨ª, que el obituario que le dedic¨® este peri¨®dico se debi¨® a otro uruguayo exiliado, el cr¨ªtico de cine Homero Alsina Thevenet, quien pudo volver y terminar sus d¨ªas en Montevideo. Queda para los investigadores el an¨¢lisis de esta incomodidad reveladora que algunas cartas ¡ªir¨®nicas, casi sarc¨¢sticas¡ª muestran en toda su divertida crudeza.
Hombre de tres continentes: Am¨¦rica del Norte, Am¨¦rica Central, Am¨¦rica del Sur. Me permito esta hip¨¦rbole porque nadie, salvo ¨¦l, abarc¨® con tal penetraci¨®n, conocimiento y gracia estos territorios y sus voces. Hab¨ªa antecedentes egregios (Alfonso Reyes, Pedro Henr¨ªquez Ure?a) y hubo grandes figuras que fueron sus aliados o rivales contempor¨¢neos (Antonio Candido desde Brasil, Antonio Cornejo Polar desde Per¨², Emir Rodr¨ªguez Monegal en Uruguay) que pensaron en t¨¦rminos continentales. Pero nadie proyect¨®, fund¨® y gestion¨® desde Caracas, con tanta inteligencia y oficio, una colecci¨®n como la de la Biblioteca Ayacucho, puesta en marcha en 1974; nadie mantuvo tantos v¨ªnculos ni conoci¨® de modo tan agudo las diferentes tradiciones cr¨ªticas nacionales del latinoamericanismo. Y nadie dej¨® como herencia, junto con una inmensa obra previa, un libro p¨®stumo comparable a La ciudad letrada, que puede a¨²n hoy alcanzar una capacidad de irradiaci¨®n y desaf¨ªo vigentes para la discusi¨®n, la reticencia e incluso la impugnaci¨®n.
Quien esto escribe lo recuerda muy joven, en Rosario (Argentina) entre 1967 y 1968, dictando un curso sobre Alejo Carpentier. Era todo muy provisional, en un centro alternativo, ya que el golpe militar de 1966 hab¨ªa convertido la universidad en un lugar hostil. Lo hab¨ªa invitado nuestro maestro Adolfo Prieto. Dice Beatriz Sarlo en su texto introductorio que la oralidad de Rama era ¡°irresistible¡±. Y era adem¨¢s electrizante, en un sentido estricto: tend¨ªa cables que relampagueaban entre lo nuevo, lo popular y lo cl¨¢sico, entre una forma fija de un cancionero, por ejemplo, y a continuaci¨®n un deslizamiento hacia la invenci¨®n de nuestros escritores y sus desaf¨ªos, desde los culturales a los ling¨¹¨ªsticos.
Las Am¨¦ricas en las que pensaba y en las que actuaba, sus asociaciones, alianzas, amistades, conflictos y amores viven en estas 800 p¨¢ginas, que constituyen a la vez un gran archivo y un terremoto. Habr¨¢ que revisar tonos, fechas, vaivenes y enlazar otra vez nombres y pasiones. No s¨®lo son importantes los destinatarios m¨¢s cercanos (Idea Vilari?o, Marta Traba, sus hijos), sino los circuitos que Rama dibuja pintando caracteres y retratando h¨¢bitos intelectuales de nuestras distintas naciones.
Est¨¢ el mundo editorial, desde Carlos Quijano a Arnaldo Orfila Reynal; y Cuba, con sus terribles parteaguas, a los que Rama se resisti¨® con mucho esfuerzo, con Hayd¨¦e Santamar¨ªa, Roberto Fern¨¢ndez Retamar, Reinaldo Arenas, Heberto Padilla, Cintio Vitier. Est¨¢ la trama entera del americanismo, la filolog¨ªa y la creaci¨®n desde Estados Unidos o Europa, con Jean Franco, Raimundo Lida, Rafael Guti¨¦rrez Girardot, Sa¨²l Sosnowski; o M¨¦xico, con Margo Glantz, Octavio Paz, Jos¨¦ Emilio Pacheco, Tom¨¢s Segovia, Carlos Fuentes; la Argentina de Ezequiel Mart¨ªnez Estrada, de David Vi?as, de Jaime Rest; el Per¨² de Jos¨¦ Mar¨ªa Arguedas y Mario Vargas Llosa. Y los fundamentales Cornejo Polar y Candido. Y Alejo Carpentier, Arcadio D¨ªaz Qui?ones, Rosario Ferr¨¦, Tulio Halperin Donghi, Jorge Guill¨¦n, Gabriela Mistral, Darcy Ribeiro, Clara Silva, Mario Benedetti. Hay adem¨¢s algo que lo infiltra todo y que define un tono, una posici¨®n, un aire: las costumbres, actitudes y fidelidades uruguayas. El estilo de una aproximaci¨®n decidida, y a la vez cort¨¦s, que hizo de Rama una figura insustituible.
La dictadura lo oblig¨® a quedarse en Venezuela, itinerar por Europa y Estados Unidos y convertirse en exiliado
En 1983 estaba imaginando desde Par¨ªs su regreso a Uruguay, donde dos a?os m¨¢s tarde colapsar¨ªa la dictadura que desde 1973 lo hab¨ªa obligado a permanecer en Venezuela, itinerar por Europa y Estados Unidos y convertirse en exiliado.
La ¨²ltima carta, dirigida a Sa¨²l Sosnowski, comenta con detalle probables soluciones a la denegaci¨®n de su visa en Estados Unidos, donde antes hab¨ªa ense?ado, y muestra las limitaciones de su situaci¨®n, justamente cuando Argentina hab¨ªa salido de la dictadura y Ra¨²l Alfons¨ªn hab¨ªa ganado las elecciones: ¡°Me acord¨¦ bastante de ti, cuando las elecciones argentinas, cuando dese¨¢bamos tener alguien para celebrarlo dignamente¡±. Pero a continuaci¨®n se resigna a demorar su vuelta a Montevideo: ¡°Tratar¨¦ de ver otro tipo de proyectos europeos, aunque aqu¨ª todo se resuelve en cursos universitarios, a los que hasta ahora me he rehusado para salvaguardar la posibilidad del regreso y, en el ¨ªnterin, mi libertad de estudio¡±. Un mes antes de su muerte hab¨ªa citado a su maestro Jos¨¦ Bergam¨ªn: ¡°Por primera vez comprend¨ª cabalmente la frase de Pepe: ¡®M¨¢s vale ser un enterrado vivo que un desterrado muerto¡±.
Este volumen est¨¢ editado y anotado muy precisamente por Amparo Rama, dividido en d¨¦cadas para su mayor facilidad de consulta, con los necesarios ¨ªndices de corresponsales y onom¨¢sticos y un aparato introductorio muy riguroso. As¨ª, el caudal se hace accesible y su extraordinaria vitalidad no se apaga.
Una vida en cartas. Correspondencia 1944-1983
Autor: ?ngel Rama.
Edici¨®n: Amparo Rama.
Pr¨®logo: Rosario Peyrou.
Introducci¨®n: Beatriz Sarlo.
Editorial: Estuario Editora, 2022.
Formato: tapa blanda (880 p¨¢ginas).
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