Las j¨®venes guardianas del Cor¨¢n

Hafiz es uno de los noventa y nueve nombres de Al¨¢. Significa protector o guardi¨¢n en lengua ¨¢rabe y se utiliza para designar a quien ha memorizado y recita entero el Cor¨¢n con el fin de preservar el mensaje sagrado. A cambio, le aguarda el para¨ªso en la otra vida. Hafiz es tambi¨¦n el t¨ªtulo del primer fotolibro de Sabiha ?imen (Estambul, Turqu¨ªa, 1986). El retrato de un peque?o reducto femenino al que rara vez se tiene acceso, donde las ni?as aprenden a memorizar las palabras que Al¨¢ revel¨® al profeta Mahoma, contenidas en 114 suras (azoras en castellano antiguo), o cap¨ªtulos, que comprenden 6.236 vers¨ªculos y dan forma al libro sagrado. Una dif¨ªcil tarea, a la que estuvo dedicada la propia fot¨®grafa cuando a los 12 a?os sus padres la enviaron, junto a su gemela, a una escuela del Cor¨¢n en Estambul. Si hasta entonces la autora hab¨ªa aprendido a convivir con una copia s¨ª misma, Ay?eg¨¹l, su hermana, a partir de ese momento lo tendr¨ªa que hacer con cientos de ellas. Todas ellas vistiendo las mismas ropas, cubiertas sus cabezas por los mismos velos, comiendo en las mismas mesas y durmiendo en las mismas camas. ¡°Nuestros deseos significaban poco para el mundo, y los planes de Al¨¢ son inescrutables¡±, escribe la fot¨®grafa de Magnum en el po¨¦tico relato que incluye la publicaci¨®n y refuerza la narraci¨®n visual a trav¨¦s de sugerentes descripciones con tintes de realismo m¨¢gico. Era aquel un universo privado y silencioso, ¡°un mundo de uniformidad y monoton¨ªa en el que nuevos patrones eran posibles, pero solamente si tu imaginaci¨®n era capaz de hacerlos existir¡±, recuerda la fot¨®grafa.

Seg¨²n las creencias isl¨¢micas, Mahoma era analfabeto, y fue en sus d¨ªas cuando comenz¨® esta tradici¨®n que ya sobrepasa los 1.400 a?os. Solo en Turqu¨ªa es impartida en miles de escuelas, a las que acuden ni?as (existen otras que son solo para ni?os) en una edad comprendida entre los ocho y los 19 a?os. Para muchas de las alumnas ser¨¢ la ¨²nica educaci¨®n formal que pasar¨¢n a recibir en toda su vida. ?imen pas¨® all¨ª tres a?os, una experiencia que indefectiblemente marc¨® su vida. Pasadas dos d¨¦cadas regresar¨ªa siendo ya una fot¨®grafa, con el prop¨®sito de llevar a cabo un retrato ¡°del poder que albergan estas j¨®venes dentro de s¨ª mismas, manifestando peque?as formas de resistencia en busca de su propia individualidad¡±. Hafiz es en cierto modo una autobiograf¨ªa de la propia fot¨®grafa, a la que da forma a trav¨¦s de las conexiones psicol¨®gicas que establece con las j¨®venes retratadas. Una mirada fresca e intimista que la llev¨® a recorrer distintas escuelas ¡ªalgunas m¨¢s permisivas que otras¡ª, en cinco ciudades de Turqu¨ªa. All¨ª donde, con mucha disciplina, devoci¨®n y concentraci¨®n, las alumnas suelen tardar entre dos y tres a?os en memorizar el Cor¨¢n, as¨ª como en adquirir la t¨¦cnica para recitar de forma clara y elocuente, con la adecuada entonaci¨®n, pronunciaci¨®n y ritmo que demanda el texto sagrado.

Dedicado a su madre, Zehra, ¡°que aunque analfabeta, llev¨® con ella la sabidur¨ªa del mundo¡±, el libro se presenta encuadernado en un estuche color rosa pastel adornado por sueltas ilustraciones de esbeltas peque?as figura que visten de negro. Un dibujo, a doble p¨¢gina, muestra diferentes objetos unidos por una especie de madeja, piezas que poco a poco se ir¨¢n desvelando en las m¨¢s de cien fotograf¨ªas que componen el libro. As¨ª, un halo de misterio envuelve al lector desde las primeras im¨¢genes, en las que la frontera que separa lo real de lo fant¨¢stico parece difuminarse para adentrarse en un mundo de inocencia que en ocasiones se muestra tan asfixiante como candoroso. Un escenario que deja puertas entreabiertas a un entorno herm¨¦tico donde la autora, autodidacta de formaci¨®n, parece tener la llave maestra ¡ªaquella que abre ciertas puertas, pero no todas¡ª, y con resoluci¨®n y destreza nos conduce a un lugar de ¡°pecado y santidad¡±, donde se dan ¡°todos los sentimientos conflictivos creados para y a pesar de los humanos¡±, donde se llegan a experimentar profundas emociones ¡°como uno podr¨ªa haberlo hecho en ning¨²n otro lugar¡±, tal y como lo describe la fot¨®grafa. ¡°Pero tambi¨¦n era un patio de recreo de la imaginaci¨®n, rebosante de im¨¢genes, donde incluso el olvido pod¨ªa adquirir una forma seductora. Un hogar, en cierta forma, que, sin embargo, se adapta solo de manera imperfecta a las ni?as que lo habitan¡±.

Una tras otra, las poderosas im¨¢genes, todas en formato cuadrado, van tejiendo una especie de entramado de emociones escondidas y sentimientos sin resolver, mientras d¨ªa a d¨ªa, las j¨®venes van tratando de dar forma a su identidad a trav¨¦s de discretas rebeliones, sue?os y fantas¨ªas. ¡°Quiero dar a las mujeres la oportunidad de hablar por s¨ª mismas y evitar los conceptos err¨®neos y las malinterpretaciones a los que se prestan estos sectores poco representados en la sociedad, en particular en los medios occidentales¡±, asegura la fot¨®grafa en una entrevista con la agencia Magnum. As¨ª, en un entorno aislado del mundo exterior, donde a veces las estrechas ventanas dan a campos de girasoles ficticios, las j¨®venes no se resisten a so?ar despiertas, intentando definir sus propios anhelos y a escapar m¨¢s all¨¢ de todo tipo de constricci¨®n y clich¨¦ buscando su propio camino de libertad e individualidad.

Hafiz. Sabiha ?imen. Red Hook Editions.140 p¨¢ginas.70 euros.

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