Elvira Lindo: ¡°Nos pasamos la vida perdonando a nuestros padres. Y nuestros hijos perdon¨¢ndonos a nosotros¡±
La nueva novela de la escritora se mueve entre el trauma infantil y el amor redentor. ¡®En la boca del lobo¡¯ recurre al tono de f¨¢bula para hablar de todo lo que siempre quisimos callar
Una de las grandes cualidades del cuento es la capacidad de sujetar la informaci¨®n de forma hermosa, envolvente, y de expresar as¨ª mucho m¨¢s en lo que calla que en lo que dice. Y es lo que abraza Elvira Lindo en su nueva novela, En la boca del lobo, una trama que avanza sin respiro y sin que tengamos nunca datos suficientes porque la autora va dosificando emociones hasta elaborar una atm¨®sfera rotunda y cercana a la tradici¨®n cuentista. Puro suspense emocional.
¡°En el momento en que los hijos dejan de temer la autoridad de los padres, son los padres los que comienzan a tener miedo de los hijos¡±, es una de las premisas de la novela. Y es que Julieta, ni?a de 11 a?os, llega al pueblo de su madre con ella y con una maleta de secretos que se nos ir¨¢n administrando a cuentagotas, desde tiempos, edades y miradas distintas, hasta que todo adquiera un sentido en lo literario y lo vital. Para ello, Lindo ha recreado un pueblo de la comarca valenciana de Ademuz, lugar de perpetuo retorno para ella en su infancia n¨®mada y que aqu¨ª adquiere rasgos m¨ªticos. La autora, nacida en C¨¢diz hace 61 a?os, charla con Babelia sobre su nueva novela.
¡°Yo no soy nost¨¢lgica, pero la ¨²nica vez que sent¨ª nostalgia fue de ni?a, cuando ¨ªbamos a esta comarca entre traslado y traslado y encontraba un sitio misterioso y bell¨ªsimo. El campo es un lugar de juegos en libertad donde a la vez te sientes protegido por una familia extensa. Yo quer¨ªa quedarme all¨ª¡±, asegura Lindo. Tambi¨¦n su protagonista quiere quedarse entre esos bosques, no solo para pasar las vacaciones de verano, sino una vida que deje atr¨¢s la sombra de las pesadillas que iremos descubriendo. Este lugar, su naturaleza, sus tradiciones y su lenguaje, es el escenario elegido para sembrar un artefacto narrativo que hunde sus ra¨ªces en esa tradici¨®n cuentista y que germina en una poderosa historia de desamparo. ¡°Esta novela nace de tres cosas: de ese entorno, de mi infancia y del inter¨¦s que siempre he tenido por los seres inocentes que est¨¢n desamparados¡±.
Vamos por partes.
Elvira Lindo, que en su ¨²ltima novela desnud¨® la relaci¨®n de sus padres para trazar un retrato autobiogr¨¢fico de su generaci¨®n (A coraz¨®n abierto, Seix Barral), inventa aqu¨ª una trama ajena a su vida real, pero a la vez entroncada profundamente en ella. Para ello ha regresado un sinf¨ªn de veces a la aldea de Sesga y a su comarca de Ademuz, la ha disfrutado con su red de amigos y parientes, la ha recorrido de la mano de un profesor de Ciencias Naturales que la ha ayudado a entender los cambios profundos del entorno y ha contado con el relato de dos amigas que perdieron demasiado en una infancia salpicada de tropiezos. El resultado es la lucha de esa ni?a, Julieta, por comprender y liberarse de los monstruos que la acechan y que son m¨¢s tenebrosos a¨²n cuando tu propia madre no es tu protectora.
¡°Quise reflejar m¨¢s lo que no se dice que lo que s¨ª. Lo m¨¢s s¨®rdido lo tiene que imaginar el lector¡±
¡°Muchas de las cosas que siente la ni?a preadolescente de esta novela est¨¢n basadas en las conversaciones con esas dos amigas m¨ªas que tuvieron un tipo de madre muy parecida, con una irresponsabilidad muy fuerte. Hay un desamparo muy fuerte, con consecuencias dram¨¢ticas cuando una madre no ha estado al tanto de lo que pasaba. Y he ido con much¨ªsimo cuidado porque son mujeres que han abierto su coraz¨®n¡±, asegura.
Escribir del monstruo que amenaza a esa ni?a como el lobo moderno a Caperucita Roja es arriesgar. Es elegir. Y Lindo no ha tomado el camino expl¨ªcito sino la sugerencia amarrada a la emoci¨®n, la insinuaci¨®n plegada a la intriga y una sensibilidad que acoge con mano segura el sufrimiento humano sin rasgar los tab¨²es a machetazos. ¡°En una ¨¦poca en la que todo se exhibe y se expresa de una manera tan cruda, me di cuenta de que las personas con las que hablaba quer¨ªan que se abordara el tema entre susurros¡±, explica. ¡°Las mujeres, sobre todo, tienen un pudor respecto a lo que han sufrido. Y quieren que lo cuentes con delicadeza. Por eso me quedaba reflejar esta historia m¨¢s con lo que no se cuenta que con lo que se cuenta. Lo m¨¢s s¨®rdido lo tiene que imaginar el lector. No hace falta que yo cuente al lector lo que esa ni?a sufri¨® porque lo puede imaginar¡±.
Y es por ello por lo que ha elegido el tono de cuento, de f¨¢bula, que le ha permitido ir entrelazando el poder de la naturaleza y de los animales como algo integrado en los sentimientos de un pu?ado de habitantes cosidos a la vez que desgarrados por las murmuraciones en torno a la muerte de un ni?o, la ausencia de un padre en el momento clave, la mente abierta de una mujer reci¨¦n llegada al pueblo que desaf¨ªa la cerraz¨®n y el choque, en suma, entre apariencias y realidades, entre cors¨¦s y libertad, entre la desprotecci¨®n y el control, el pasado y el presente como dilemas que fluyen en una cadena de tensi¨®n en estas p¨¢ginas. ¡°Desde peque?a he recibido los cuentos de boca de mis t¨ªas. En mi infancia se contaban en la oscuridad. Y escuchar es la mejor manera de entrar en la ficci¨®n¡±, recuerda la autora. ¡°Eran cuentos para dar miedo y ten¨ªan el af¨¢n pedag¨®gico de proteger al ni?o. Los cuentos te correg¨ªan, te hac¨ªan estar pendiente de lo que pod¨ªa pasar si te distra¨ªas como Caperucita por un sendero del bosque¡±. ?Qui¨¦n no ha estado al fin y al cabo al borde de una desgracia en la infancia? ?Qui¨¦n no recuerda hoy la ocasi¨®n en que un adulto pudo rompernos y logramos salir corriendo a tiempo? Esa es la inquietud que hilvana el libro en cada p¨¢gina.
¡°Todos estos asuntos estaban ah¨ª, pero no se consideraban de inter¨¦s o estaban dentro del tab¨², porque se consideraban asuntos de mujeres: las relaciones entre madre e hija, la convivencia, la competitividad, pero tambi¨¦n el amparo y el desamparo, el cuidado o la falta de cuidados. Todo eso estaba fuera del debate p¨²blico y de la literatura¡±, analiza Lindo. ¡°Hab¨ªa muchos tab¨²es en ello. Pero ahora, cuando hacemos memoria ante todo lo que se publica en los peri¨®dicos sobre abusos, vemos que estuvimos cerca. Yo he vivido la infancia m¨¢s salvaje y m¨¢s libre que te puedas imaginar. Pero a la vez pod¨ªamos ser presas perfectamente de lo que quer¨ªa un abuelo, un se?or que te encontrabas por el campo o alguien de tu familia. Eso estaba ah¨ª¡±.
En mi infancia se contaba en la oscuridad. Y escuchar es la mejor manera de entrar en la ficci¨®n¡±
?Y ha dejado de verdad de ser un tab¨²? ¡°Para las personas que lo sufren es complicad¨ªsimo contarlo. Pero ha dejado de ser un tab¨² que se hable de ello, que salga en la literatura, en los peri¨®dicos¡±. Hablar de ello es una forma de afrontarlo, pero esta novela trabaja en salidas literarias de gran sugerencia: la disociaci¨®n que puede hacer una criatura ante lo sufrido, cuando una parte de ella se trastoca en otra que le permita huir; y el amor como redenci¨®n, como forma de curar la herida. ¡°Hac¨ªa mucho tiempo que quer¨ªa escribir sobre estas cosas porque he conversado sobre ello, lo he estudiado, he tratado de acercarme al trauma infantil y a qu¨¦ es lo que sucede con ¨¦l cuando eres adulto. D¨®nde queda¡±. De ah¨ª emerge la necesidad de no sufrir la condena de por vida, de perder la etiqueta de v¨ªctima, de albergar la posibilidad de respirar. ¡°Lo que ha ocurrido no se puede borrar. Y lo m¨¢s duro es no perdonar a tu madre. Nos pasamos la vida perdonando a nuestros progenitores ¡ªy nuestros hijos perdon¨¢ndonos a nosotros¡ª porque no somos perfectos, pero el desamparo es muy dif¨ªcil de perdonar¡±.
El pasado mes de agosto, Lindo subi¨® una vez m¨¢s a su aldea de Sesga y all¨ª la esperaba una mujer para ella desconocida que le guardaba una foto: era de 1964 y retrataba a los cuatro hermanos Lindo Garrido. Result¨® ser una antigua interna de la familia y en su imagen encontr¨® un pasado que desconoc¨ªa y que le confirmaba lo atada que estaba a ese lugar. Fue su particular epifan¨ªa. La novela, sin embargo, se separa de la autobiograf¨ªa de la anterior: ¡°He hecho un esfuerzo tremendo de invenci¨®n. Nunca me hab¨ªa sentido tan arrebatada por una historia. Fue un dolor de coraz¨®n acabarla, dejar a los personajes. Al libro que dediqu¨¦ a mis padres puedo regresar continuamente porque forma parte de mi historia, est¨¢ vivo. Pero a esto no. Esto se acaba aqu¨ª¡±.
La creadora de Manolito Gafotas ha optado por la m¨²sica de cuento para una literatura, esta vez, adulta. ?Ya no habr¨¢ m¨¢s literatura para ni?os por su parte? ?No m¨¢s Manolito Gafotas? ¡°Si tengo alg¨²n tiempo libre¡ A lo mejor habr¨ªa uno cuando me vea con¡ La verdad es que no lo s¨¦¡±, Lindo duda, indecisa, hasta confesar. ¡°Ahora mismo mi sensaci¨®n es que me he quedado muy vac¨ªa. No se me ocurre nada. Todo lo he volcado ah¨ª. Lo que soy. Para este libro he tenido que crear un estilo literario que se diferencia de otras formas de escribir que he utilizado. Ha sido un esfuerzo de imaginaci¨®n y de tratar de contar algo muy real de manera un poco fant¨¢stica y ahora mismo estoy cansada. Creo que no se me ocurrir¨ªa nada y tambi¨¦n quiero tener la sensaci¨®n de que, si no se me vuelve a ocurrir nada, no voy a escribir nada m¨¢s. No me siento tan profesional¡±.
Se refiere a otros escritores que, con base a su edad, calculan que les quedan, por ejemplo, cuatro libros. ¡°Me produce melancol¨ªa haber acabado este libro. Me provoc¨® tristeza que algo que me ha entusiasmado tanto se haya acabado. As¨ª que si me preguntas si tengo alg¨²n plan para el futuro, no tengo ninguno. Ninguno. Lo que deseo es que llegue a los lectores. Pero despu¨¦s de eso no quiero hacer nada durante un tiempo¡±. La coincidencia ha querido que su primera pel¨ªcula como directora, Alguien que cuide de m¨ª, se estrene pr¨¢cticamente a la vez que la publicaci¨®n de su libro. Llega a las salas el 28 de abril y se une a una andadura intensa como guionista, columnista (de EL PA?S), colaboradora de radio y una versatilidad, en suma, que ella siente que le ha costado un precio en cuanto a reconocimiento entre los de su edad. ¡°Me siento m¨¢s querida y respetada entre la gente joven que entre los de mi generaci¨®n, porque yo era siempre una persona rara en su mundo¡±, asegura. ¡°Tal vez por curiosidad, porque he ido haciendo esto o lo otro, cambiando de oficio, de g¨¦nero, atrevi¨¦ndome con muchas cosas y esa actividad m¨ªa tan incesante me colgaba de alguna manera el sambenito de poco clasificable o de poco seria en la realizaci¨®n de un oficio que se supone tan serio como el literario. Y ahora que vivimos en un mundo que aprecia m¨¢s los g¨¦neros h¨ªbridos, hacer incursiones en otros oficios y que las artes est¨¦n m¨¢s relacionadas unas con otras, siento que se me comprende m¨¢s desde un punto de vista de una mujer joven que de mi propia generaci¨®n, en la que me he sentido un poco desplazada¡±.
¡ª?Y c¨®mo definir¨ªa usted su literatura?
¡ªCreo que es muy expresiva, humana y fiel a la naturaleza imperfecta de los seres humanos. Cuando trato de contar una historia no pienso en primer lugar en un tema, sino en los personajes. Son estos los que me interesan y a trav¨¦s de ellos puedes entrar en asuntos que preocupan a la sociedad. Mi literatura trata de ser compasiva con la imperfecci¨®n.
Me siento m¨¢s respetada entre la gente joven que entre los de mi generaci¨®n. En su mundo era una rara¡±
En ese sentido se siente cercana a Alice Munro, que define como ¡°poco discursiva y poco ideol¨®gica, pero al tiempo comprensiva hacia c¨®mo somos las mujeres, tantas veces imperfectas, negligentes, caprichosas o amantes a la vez de nuestros hijos¡±. ¡°Me gusta estar en la tradici¨®n de los escritores que se acercan al alma humana y que tratan de comprenderla y de dejar libres a sus personajes en la l¨ªnea de Munro, tan deudora de Ch¨¦jov¡±. A ello suma una tradici¨®n cervantina a la que debe ¡°el sentido del humor al tratar de rebajar la gravedad del momento con la incursi¨®n de la iron¨ªa¡±.
La literatura le aporta ¡°todo¡±, asegura. Al cine le agradece la riqueza del trabajo colectivo en equipo. Al columnismo, que le obliga a estar al d¨ªa. Y pr¨¢cticamente nada agradece a las redes, en las que est¨¢ presente, pero se niega a reaccionar (¡°me las lleva un amigo porque no tengo la presencia de ¨¢nimo suficiente como para entrar en una pelea¡±). Considera que contribuyen al abaratamiento de la opini¨®n p¨²blica y a una sociedad en exceso reactiva. ¡°Hay veces que tienes que escuchar y simplemente pensar. Salir a la calle a dar un paseo. Y ya est¨¢¡±.
De momento su novela, En la boca del lobo, nos lleva muy lejos del ruido, de las redes y de la ciudad, a un lugar donde convivir con Mary Shelley, Mary Oliver, Emily Bront?, Joseph Conrad o Caperucita Roja y en un territorio a salvo donde, en lugar del lobo, solo nos devorar¨¢ la literatura.
¡®En la boca del lobo¡¯. Elvira Lindo. Seix Barral, 2023. 272 p¨¢ginas. 19,90 euros. Se publica el 29 de marzo.
La pel¨ªcula ¡®Alguien que cuide de m¨ª', dirigida por Elvira Lindo y Daniela Fejerman, se estrena el 28 de abril.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.