Ricardo Cases, cr¨®nicas de un momento en la ciudad
Valencia inspira la obra realizada por el fot¨®grafo en los ¨²ltimos a?os, una vibrante mirada ba?ada por la cegadora luz del Mediterr¨¢neo que otorga a la cotidianeidad nuevos significados
A veces, el campo y el entorno rural pueden resultar tediosos. Uno no encuentra tanta gente como en la ciudad y el d¨ªa a d¨ªa es, en apariencia, menos din¨¢mico. Al menos, as¨ª lo sent¨ªa Ricardo Cases (Orihuela, Alicante, 1971) cuando, en 2018, decidi¨® cambiar el escenario al que nos tiene acostumbrados, el Levante rural, por la capital valenciana. Posaba su mirada en territorio urbano al tiempo que se impon¨ªa un reto m¨¢s: una nueva manera de fotografiar que prescind¨ªa del condicionante de desarrollar un proyecto utilizando un lenguaje particular. Un desaf¨ªo que estimulaba la perspicaz mirada de este cazador de im¨¢genes, acostumbrado a encuadrar el caos y el absurdo de un instante en inesperadas fotograf¨ªas ba?adas por la cegadora luz del Mediterr¨¢neo que otorgan a la cotidianeidad nuevos significados.
De esta investigaci¨®n surgieron un conjunto de series fotogr¨¢ficas. ¡°Cr¨®nicas del absurdo¡±, tal y como se refiere a ellas el propio autor, concebidas inicialmente como fanzines. Configuran la exposici¨®n El ficus del Parterre. Comisariada por Pablo Brezo se exhibe en el Centre del Carme (que en paralelo dedica otras dos muestras a la fotograf¨ªa espa?ola contempor¨¢nea: Etc¨¦tera!, de Cristina de Middel y Asia Town, de Miguel Trillo). La muestra toma su t¨ªtulo de la serie dedicada al ¨¢rbol m¨¢s grande y viejo de Valencia, aprisionado desde hace cuarenta a?os por una gasolinera situada a muy poca distancia. Bajo la mirada de Cases, el monumental esp¨¦cimen surge como un paquidermo, noble y salvaje, estrujado por la civilizaci¨®n. Una an¨¦cdota que no pasa desapercibida para el fot¨®grafo, consciente de que lo urbano, ¡°es raro siempre si se mira bien. [¡] Un rico laboratorio donde observar las ca¨®ticas interacciones de unos humanos con otros al nivel m¨¢s b¨¢sico¡±, como apunta Luis L¨®pez Navarro en el texto que incluye el cat¨¢logo de la muestra.
El est¨ªmulo de la ciudad llevar¨¢ al fot¨®grafo a mantener una producci¨®n compulsiva. A vagar por las calles a la espera de que, en el momento m¨¢s insospechado, el lugar se exprese por s¨ª solo. Como cuando aparece un globo que se le ha escapado a un ni?o. Un objeto que va a condicionar y a dictar a qu¨¦ disparar, mientras Cases lo persigue sin tregua. Interesado en las limitaciones que le impone la esfera para fotografiar el contexto urbano, en c¨®mo se ordena la ciudad bajo estos par¨¢metros, el autor compone como puede, sin tiempo para ajustar la exposici¨®n. ¡°El encuentro fue una epifan¨ªa¡±, recuerda el fot¨®grafo. Bajo el efecto del flash, el globo se convertir¨¢ en el c¨ªrculo blanco que determina las doce im¨¢genes de la serie Avenida Fernando el Cat¨®lico (2022). Cases ¡°se deja llevar por la experiencia sin dar importancia a lo que ocurre en las fotograf¨ªas¡±, advierte Sonia Berger, su editora al frente de Dalpine, en otro de los textos del cat¨¢logo.
Todo empez¨® cuando, en diciembre de 2018, Cases abri¨® una cuenta en Instagram bajo el nombre de Pepe Misent. Una alusi¨®n al pueblo ficticio del que se sirvi¨® Rafael Chirbes en Crematorio, La buena letra y En La orilla, con el fin de mostrar la voracidad con la que el urbanismo salvaje transform¨® la regi¨®n. ¡°Las redes, en cuanto a la conveniencia con la producci¨®n fotogr¨¢fica y su proceso, me parecen un horror¡±, asegura el fot¨®grafo. ¡°Subir una foto de un proyecto aun abierto es perverso. Es como si uno est¨¢ escribiendo una novela y va publicando p¨¢rrafos en Twitter. No quiero que los likes me condicionen. Solo uso las redes cuando una fotograf¨ªa est¨¢ definida o madurada dentro de un proyecto¡±. Sin embargo, el autor no dud¨® en comenzar a publicar en la cuenta ficticia fotograf¨ªas que nunca subir¨ªa con su nombre, al tiempo que compr¨® una impresora que le permiti¨® autoeditarse en casa. As¨ª fue produciendo fanzines mientras iba perfilando su lenguaje. Se trata de publicaciones de tirada corta que difundi¨® en Todocolecci¨®n, una plataforma de libros de segunda mano y monedas. Ah¨ª muestra una fotograf¨ªa donde se superponen los est¨ªmulos visuales que va encontrando a su paso por la ciudad.
El proceso ¡°podr¨ªa tener una relaci¨®n con mi pasado, cuando trabajaba en el diario El Mundo, con la b¨²squeda de la cr¨®nica, pero se trata de un reportaje que tiene el sentido opuesto al de un peri¨®dico ya que no le interesa a nadie, salvo a m¨ª¡±, se?ala Cases. ¡°En mis fotograf¨ªas existe una cierta empat¨ªa con las situaciones que implican a quienes est¨¢n en la cuerda floja¡±. Si en sus trabajos anteriores el autor volv¨ªa al lugar, a la idea una y otra vez, aqu¨ª no. Son cr¨®nicas del momento. Del reflejo de una experiencia en su forma m¨¢s fiel. La ocasi¨®n en que el sonido ensordecedor de una m¨¢quina de voltear naranjas recorre un barrio y saca al vecindario a la calle para transformarlo en un fest¨ªn de luz, color y ruido. Por lo general, son im¨¢genes articuladas en un solo paseo fotogr¨¢fico, donde el autor va estableciendo relaciones formales o de significado, que atraen al espectador como frases cortas y espont¨¢neas.
El autor hace uso del de flash para eliminar la profundidad espacial y establecer relaciones entre elementos. ¡°Es mi herramienta de trabajo y divertimento¡±, destaca. ¡°Siempre persigo lo mismo: hacer una foto que no he hecho. Algo que sea diferente formalmente. Que me sorprenda a m¨ª mismo, no a la gente. Como el globo, que me permiti¨® relacionarme con la realidad de otra forma. Ser¨¢ el objeto el que finalmente llegue a imponerme incluso el t¨ªtulo de la serie¡±.
La exposici¨®n surgi¨® por iniciativa del museo y supuso para el fot¨®grafo la oportunidad de ordenar algo que estaba vivo y darlo una coherencia. Sin embargo, el autor opt¨® por eliminar las referencias a sus publicaciones en la muestra. ¡°Yo no soy un hacedor de libros. Soy un fot¨®grafo, con fotograf¨ªas muy meditadas que elijo para cada una de mis publicaciones¡±, destaca Cases. ¡°La fotograf¨ªa contempor¨¢nea tiene mucho que ver con juegos corales de im¨¢genes, pero, quiz¨¢s, mi actitud est¨¢ m¨¢s condicionada por el hecho de que vengo del siglo XX, donde, en cierto modo, al fot¨®grafo se le exig¨ªa una fotograf¨ªa ic¨®nica. Me he formado con el grupo Afal, donde los fot¨®grafos no hac¨ªan tanto hincapi¨¦ en la serie. De ah¨ª que me gusta vivir una sola foto¡±. Una fotograf¨ªa que, por otra parte, tiene ver con un golpe emocional. ¡°Necesito estar en un contexto que me emocione para alcanzar una imagen en la que encuentre ciertas calidades. No me emociono de la misma manera en Miami que aqu¨ª. Ya solo con el olor a azahar, cuando llega mayo y empieza a salir la flor del naranjo, me pega un viaje. Es como cuando los futbolistas juegan en casa. Los naranjos me impulsan a llegar a la otra porter¨ªa con cierta brillantez¡±.
¡®El ficus del Parterre¡¯, Ricardo Cases. Centre del Carme. Valencia. Hasta el 18 de junio.
¡®El ficus del Parterre¡¯, Ricardo Cases. Generalitat Valenciana. 112 p¨¢ginas.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.