No vengo a hablar de mi libro
El periodista Borja Hermoso recopila en ¡®La conversaci¨®n infinita¡¯ sus charlas con escritores y fil¨®sofos como George Steiner, Clara Jan¨¦s, Javier Mar¨ªas, Irene Vallejo o J¨¹rgen Habermas

El periodismo es en general ef¨ªmero, vol¨¢til. Cada exclusiva es valiosa solo hasta que se publica la siguiente y cada cr¨®nica resiste su peso siempre que otro tsunami no cambie las prioridades y arrase con todo lo anterior. Es ley de vida. Y ni siquiera la m¨¢xima que siempre acompa?¨® el oficio ¡ªel peri¨®dico de hoy envolver¨¢ los bocadillos de ma?ana¡ª ha resistido el paso del tiempo, pues nadie pondr¨ªa hoy en contacto la tinta de las p¨¢ginas con los alimentos, si es que seguimos hablando de papel. Con las noticias en Internet ni siquiera se puede envolver nada.
Hasta aqu¨ª, la verdad.
Pero hay un recodo que desaf¨ªa todo esto y que tambi¨¦n es verdad. Se trata de un libro, un buen libro. La conversaci¨®n infinita, de Borja Hermoso, publicado por Siruela, recoge las entrevistas que este periodista de EL PA?S y antes de El Mundo ha hecho en las ¨²ltimas d¨¦cadas a figuras del pensamiento, la filosof¨ªa y la cultura. Su trabajo resiste el paso del tiempo y no envolver¨¢ bocadillos, ni en sentido real ni figurado. Su contenido nos hace mejores.
Logra Borja Hermoso (San Sebasti¨¢n, 1963) traspasar la barrera de la intimidad, de los lugares comunes y extraer petr¨®leo de pensadores o protagonistas de la vida cultural espa?ola y europea muy fajados en el manejo de la conversaci¨®n. La excusa es muchas veces un libro a punto de publicarse o cualquier otra de las razones que en las redacciones llamamos ¡°perchas informativas¡±, pero el autor logra salir del formato ¡°vengo a hablar de mi libro¡± y hacerles hablar de la vida, de la muerte, de los j¨®venes, de la lectura, de nuestro modo de vida, de las redes y de las derivas de la sociedad. Porque el Pisuerga pasa por Valladolid o porque s¨ª.
Y es entonces cuando se abre paso el acopio de reflexiones sobre un mundo cambiante en el que la lectura m¨¢s profunda est¨¢ dando paso a las audiencias fragmentadas, en el que las ¨²ltimas recesiones han dejado en la cuneta a mucha gente y el ruido ambiental enturbia cualquier aspiraci¨®n de claridad. El corpus final que constituye el libro, m¨¢s all¨¢ de la suma de entrevistas individuales, adquiere sentido. Hay pensamiento que pervivir¨¢.
Es as¨ª como nos enteramos de que Juan Mars¨¦ cre¨ªa que en este pa¨ªs ¡°se casca y se grita demasiado¡±. ¡°La gente est¨¢ atiborrada de informaci¨®n y la mayor¨ªa no sabe qu¨¦ hacer con ella¡±, respond¨ªa el autor. De que Adela Cortina siente que en el colegio se culpaba de todo al demonio; en la carrera, al sistema; y hoy, a la globalizaci¨®n. ¡°?Algo tendremos que ver, digo yo!¡±. El fil¨®sofo Pascal Bruckner reflexiona inteligentemente sobre la vejez a partir de una premisa clara: ?acaso voy a lamentarme hoy de tener 60? Pensemos que en diez a?os ser¨¢ a¨²n peor. J¨¹rgen Habermas confiesa que es un patriota alem¨¢n. Y particularmente especial es la entrevista con George Steiner, conseguida gracias a la insistencia mediante correo postal. He aqu¨ª un peque?¨ªsimo extracto:
¡ª ?Qu¨¦ es ser jud¨ªo?
¡ª Un jud¨ªo es un hombre que, cuando lee un libro, lo hace con un l¨¢piz en la mano porque est¨¢ seguro de que puede escribir otro mejor.
A lo que m¨¢s tarde el gran pensador que fue Steiner a?ade: ¡°?Le debo todo a Hitler!¡± Se refiere, claro, a la huida del nazismo. Pero si alguien cree que es f¨¢cil obtener reflexiones as¨ª de un intelectual se equivoca. M¨¦rito del entrevistador.
Tambi¨¦n nos cuenta que Roberto Saviano recibe hasta bragas y sujetadores por la admiraci¨®n que suscit¨® su libro sobre la Camorra, una obra que le mantiene escondido de los asesinos. Fernando Savater revela que ley¨® los mejores libros demasiado pronto, cuando a¨²n no se enteraba de nada, y que en el momento de la entrevista, reci¨¦n enviudado, su vida era como la de los ni?os: comer, dormir y llorar. A Antonio Gala le daba pena Rajoy, presidente en el momento de la entrevista, ¡°porque no sabe qu¨¦ hacer¡±. ¡°Estamos gobernados por una panda de gilipollas¡±. O Irene Vallejo confiesa el fracaso que esperaba de su Infinito en un junco, que al final considera un ¡°fracaso fallido¡±. Porque triunf¨®.
La conversaci¨®n infinita es, por tanto, mucho m¨¢s que la suma de entrevistas. Es un manual de pensamiento inteligente para comprender nuestro tiempo. Am¨¦n.

La conversaci¨®n infinita
Siruela, 2023
260 p¨¢ginas. 21,95 euros
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
