?Es la adolescencia un monstruo cargado de terrores y violencia?

Adolescencia: ese momento de la vida que la mayor¨ªa de las personas prefieren olvidar. Como si fuera una enfermedad que se cura con el tiempo. Quiz¨¢ por eso resulta tan dif¨ªcil observarla sin condescendencia desde la edad adulta. Alberto San Juan y Andr¨¦s Lima, viejos c¨®mplices desde los noventa con el grupo Animalario, vuelven a unir sus talentos en una nueva obra teatral titulada Asesinato y adolescencia ¡ªesta vez San Juan como dramaturgo y Lima como director¡ª justo con el objetivo de acercarse a ese periodo sin prejuicios ni clich¨¦s preconcebidos, sino con mirada po¨¦tica. Se centran para ello en un punto fijo: la violencia. La que los j¨®venes reciben de la sociedad y la que devuelven. Y con una pel¨ªcula de referencia: M, el vampiro de D¨¹sseldorf, antiguo pero todav¨ªa escalofriante filme de Fritz Lang sobre un asesino de ni?as en el Berl¨ªn de los a?os treinta, con su turbadora est¨¦tica expresionista. En ese sentido, Asesinato y adolescencia es un espect¨¢culo cautivador que logra convertir los miedos, las frustraciones y las ilusiones de la adolescencia en vivencia po¨¦tica. Como si todo ello conformara un estado de ¨¢nimo que se respira en el escenario en todo momento. Con un perturbador juego de luces y sombras a la manera del cine expresionista. Una magn¨ªfica banda sonora que potencia los efectos visuales. Y sobre todo, un imponente muro que constituye el ¨²nico elemento escenogr¨¢fico, pero que funciona y se transforma como un ser vivo y que adem¨¢s parece la personificaci¨®n de ese estado de ¨¢nimo que la obra asocia con la adolescencia. Un monstruo cargado de terrores y violencia.

Lo que no funciona tan bien es la narrativa documental que se intercala con el plano metaf¨®rico. Es resultado de talleres previos que Lima y San Juan hicieron con adolescentes reales, algunos de cuyos testimonios son proyectados en v¨ªdeo sobre el muro. A lo que hay que sumar el argumento que sustenta la acci¨®n: una serie de asesinatos de chicas a modo de thriller. La mezcla rebaja la eficacia po¨¦tica. Tampoco se ensamblan las escenas de los dos protagonistas: una adolescente rabiosa y el supuesto asesino, interpretados por dos buenos actores, Luc¨ªa Ju¨¢rez y Jes¨²s Barranco, pero que se presentan demasiado difusos, esquem¨¢ticos y en algunos momentos hasta exagerados y cargados de clich¨¦s. Justo lo contrario de lo que se pretende. Tal vez porque la adolescencia no es un bloque tan compacto y oscuro como la aborda este espect¨¢culo.

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