Vargas Llosa vuelve a un Per¨² afligido en su novela de despedida
Tras m¨¢s de 60 a?os de trayectoria, el premio Nobel se despide con una obra en la que la ficci¨®n se inserta en un ensayo sobre la m¨²sica criolla como m¨¢gica panacea nacional para la desuni¨®n y la desigualdad del pa¨ªs
Es imposible reprimir una cierta melancol¨ªa para quienes llevamos toda la vida leyendo las novelas y los ensayos de Mario Vargas Llosa, porque el inmenso escritor de Arequipa, tras m¨¢s de sesenta a?os de trayectoria (los cuentos de Los jefes son de 1959), anuncia, camino de sus 88 a?os, que con Le dedico mi silencio y un venidero ensayo sobre Jean-Paul Sartre se jubila. Para su retiro de la novela, g¨¦nero en el que ha dado un n¨²mero anonadante de obras maestras (desde La ciudad y los perros y La casa verde a Conversaci¨®n en La Catedral, La guerra del fin del mundo o La fiesta del Chivo), ha elegido un camino de retorno, una vuelta a su Per¨² entra?ado y afligido por las grietas y diferencias sociales, y una estratagema frecuente en su obra: la de insertar en la ficci¨®n el proceso de escritura de un libro, en este caso un ensayo sobre la m¨²sica criolla (valses, huainos, marineras¡) como m¨¢gica panacea nacional para la desuni¨®n y la desigualdad del pa¨ªs.
Quien sostiene esa tesis ut¨®pica es To?o Azpilcueta, un triste ¡°intelectual proletario¡± incapaz de mantener a su familia, que una noche queda encandilado ante el guitarrista Lalo Molfino. En su inefable genialidad vislumbra un reflejo patri¨®tico, la fuerza cohesiva con que la m¨²sica criolla ha suturado las divisiones profundas del pa¨ªs. De ah¨ª nace el prop¨®sito de escribir un libro sobre Molfino que ser¨¢ a la vez una historia apasionada y erudita de la m¨²sica folcl¨®rica peruana. De este modo, Vargas Llosa alterna los cap¨ªtulos que reproducen pasajes de ese libro en marcha con las pesquisas y peripecias de Azpilcueta, combinando narraci¨®n y ensayo y logrando el raro equilibrio de que nos interese tanto el devenir del vals peruano como la trama que gira alrededor del folclorista. As¨ª, vamos de la cuna de las canciones criollas en la Pampa de Amancaes hasta la figura patriarcal de Felipe Pinglo Alba (fallecido el mismo a?o que naci¨® Vargas Llosa), desde la internacionalizaci¨®n que promovi¨® Chabuca Granda (autora de La flor de la canela) hasta la cantante Cecilia Barraza, que en la novela es amiga y amor plat¨®nico de Azpilcueta. Y, en paralelo, vemos c¨®mo este, v¨ªctima de una fobia irreprimible hacia las ratas, se obsesiona con su libro, c¨®mo desatiende a su familia y c¨®mo permanece ciego antes la evidencia de que Per¨² est¨¢ roto y se desangra desde que en 1970 surge Sendero Luminoso (p¨¢gina 16) hasta que cae en 1992 su l¨ªder Abimael Guzm¨¢n (p¨¢gina 172).
Las referencias al grupo terrorista jalonan la novela, lo que subraya la ingenuidad de la doctrina del personaje e, impl¨ªcitamente, la fragilidad e inoperancia de las soluciones simples (la m¨²sica criolla) para problemas complejos (la creaci¨®n de un sentimiento nacional que integre a ricos y pobres, ind¨ªgenas, cholos y blanquitos, serranos y coste?os¡). Y aunque los mensajes simples puedan ser atractivos y calar en un primer momento, como ocurre con el sue?o de Azpilcueta de un Per¨² mestizo y en paz, su misma inconsistencia acaba disolvi¨¦ndolos cuando se les pone a prueba o cuando, para probarlos, se desoye o manipula la realidad, que es lo que hace el iluso folclorista con la pareja mod¨¦lica de Toni y Lala (emblema de la uni¨®n de contrarios).
Vargas Llosa no ha querido despedirse de la novela ¨²nicamente con un homenaje a su amada m¨²sica criolla sino que, ofreciendo un estudio sobre la misma y sobre la visi¨®n del mundo sentimental que expresa, la huachafer¨ªa (atenci¨®n al magn¨ªfico cap¨ªtulo XXVI), tambi¨¦n ha querido proponer una reflexi¨®n sobre c¨®mo el idealismo bienintencionado pero reductivo conduce al enga?o, la derrota y la melancol¨ªa. Si Lalo Molfino se despide de Cecilia Barraza dedic¨¢ndole su silencio, el Vargas Llosa novelista hace lo propio con sus lectores y nos deja, por un lado, asombrados ante la magnitud de todo lo escrito y, por otro, algo moh¨ªnos ante su despedida.
Le dedico mi silencio
Alfaguara, 2023
304 p¨¢ginas, 20,90 euros
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