Leonard Cohen en la guerra ¨¢rabe-israel¨ª
Hace 50 a?os, el cantautor canadiense viaj¨® al Sina¨ª en pleno conflicto de Yom Kipur. La experiencia le hizo abandonar algunas ideas preconcebidas
Un aeropuerto militar en la pen¨ªnsula del Sina¨ª. El avi¨®n de transporte Hercules aterriza y un pu?ado de soldados israel¨ªes salta a la pista. Hay reclutas de 18 a?os con el miedo en la cara: est¨¢n all¨ª para enfrentarse con las tropas egipcias, incluyendo a los temidos comandos. Pero eso puede esperar, el oficial al mando les comunica que ¡°un famoso cantante americano¡± (sic) quiere actuar para ellos. Sale un se?or de unos 40 a?os con guitarra, vestido con ropa de civil de color caqui. Algunos reconocen ¡®Bird on the Wire¡¯ e identifican al poco glamuroso personaje. Son unos minutos de rara belleza antes de que les ordenen subirse a los camiones. Al poco, toma tierra otro Hercules y la escena se repite. El cantante se queja de que le est¨¢n saliendo callos en los dedos, pero cumple con la misi¨®n encomendada; deben saber que no est¨¢n solos en esa contienda.
Hay una copiosa bibliograf¨ªa sobre Leonard Cohen, pero todav¨ªa quedan zonas de sombra. El hombre vivi¨® buena parte de los a?os sesenta y setenta en una isla del mar Egeo, rodeado de una comunidad bohemia que no mostraba particular atenci¨®n a su faceta musical (¡°A tu edad, ?qu¨¦ es eso de ponerte a competir con Dylan?¡±). Muchos de sus amigos isle?os ni siquiera se enteraron cuando, en octubre de 1973, abord¨® un barco que le acerc¨® hasta Atenas, desde donde vol¨® hacia Tel Aviv.
No llevaba su guitarra: s¨®lo un bolso de cuero con mudas y poco m¨¢s. Llegaba a un pa¨ªs atenazado por el v¨¦rtigo existencial de la posibilidad de perder una guerra que hab¨ªa comenzado en el Yom Kipur (D¨ªa de la Expiaci¨®n) con el ataque simult¨¢neo de Egipto en el Sina¨ª y de Siria en los Altos del Gol¨¢n. Cohen respond¨ªa al llamado de la sangre, pero tambi¨¦n hu¨ªa de una incierta situaci¨®n personal: empeoraba su relaci¨®n con Suzanne Verdal, la madre de su hijo Adam, y en Melody Maker anunciaba su prop¨®sito de abandonar el negocio musical. El a?o anterior, hab¨ªa concluido una gira europea tras un concierto en verdad desastroso en Jerusal¨¦n (tal vez, tal vez no hab¨ªa sido buena idea tomar LSD precisamente esa noche).
?Qu¨¦ plan ten¨ªa en Israel? Quer¨ªa presentarse en un kibutz y ofrecerse para trabajar en labores agr¨ªcolas, a fin de que alguno de los miembros del colectivo pudiera incorporarse al Ej¨¦rcito; fantaseaba con apuntarse a una de las m¨ªticas granjas de colonos ateos, que hac¨ªan ostentaci¨®n de comer cerdo en fiestas de guardar. En realidad, nada hizo por llevar a cabo su nebuloso prop¨®sito. Sin embargo, s¨ª lig¨® ¡ªcon la recepcionista de su hotel¡ª si hemos de creer lo que cuenta en un texto de 45 p¨¢ginas mecanografiadas, inaccesible hasta despu¨¦s de su muerte en 2016. Termin¨® recalando en el Caf¨¦ Pinati, lugar de cita para m¨²sicos en Tel Aviv. Fue all¨ª donde el cantante Oshik Levi se fij¨® en ¨¦l y le abord¨®.
Puede explicarse que, hasta entonces, Cohen no hubiera sido reconocido. Israel estaba obsesionado por potenciar una identidad propia y all¨ª no encajaba la cultura pop. O al menos eso se pensaban en la Oficina del Primer Ministro, que controlaba la radiodifusi¨®n: aseguran que, durante los a?os cincuenta y sesenta, muchos j¨®venes israel¨ªes prefer¨ªan escuchar la palestina Radio Ramala, que s¨ª programaba ¨¦xitos internacionales. Algunos todav¨ªa maldicen al primer ministro Eshkol por, supuestamente, vetar un concierto de The Beatles.
En 1961, Leonard practicaba el turismo revolucionario y viaj¨® a la Cuba castrista, donde vagabunde¨® hasta que su Embajada le sugiri¨® marcharse r¨¢pido
Tipo arrollador, Oshik Levi convenci¨® a Cohen que su lugar estaba con los artistas que actuaban para los soldados, cerca de la primera l¨ªnea. Consiguieron una guitarra prestada y volaron hacia el Sina¨ª en un DC-3 Dakota. Un s¨ªntoma del desconcierto ambiental: nadie puso objeciones a que se trasladaran al frente con alguien que, t¨¦cnicamente, era un ciudadano extranjero. Y que posiblemente estaba fichado por las agencias de seguridad, por lo menos las canadienses y estadounidenses: en 1961, Leonard practicaba el turismo revolucionario y viaj¨® a la Cuba castrista, donde vagabunde¨® hasta que su Embajada le sugiri¨® marcharse r¨¢pido. Coincidi¨® con el desembarco de bah¨ªa de Cochinos y brevemente fue arrestado por unos milicianos, convencidos de que hab¨ªan pillado a ¡°un esp¨ªa yanqui¡±. Cohen no pod¨ªa imaginar que, en la guerra de 1973, varios miles de militares cubanos luchar¨ªan contra Israel, en el Gol¨¢n.
Levi y sus c¨®mplices ¡ªla cantante Ilana Rovina, el guitarrista Matti Caspi, el c¨®mico Pupik Arnon¡ª puentearon al departamento de prensa del Tz¨¢hal, las Fuerzas de Defensa de Israel, que entonces concentraba sus energ¨ªas en publicitar la visita del vocalista francoargelino Enrico Macias, jud¨ªo sefard¨ª. La pandilla del Caf¨¦ Pinati iba por su cuenta y riesgo, con su ¡°invitado especial¡±: no qued¨® constancia oficial de aquella gira, ni siquiera se sabe cu¨¢ntas actuaciones dieron. Llegaban a una base y se ofrec¨ªan a tocar las veces que fueran necesarias, especialmente para las unidades m¨¢s vapuleadas. Se alimentaban de raciones de combate y dorm¨ªan donde pod¨ªan, generalmente en el suelo. Nada de divismos: el nombre de Leonard era dif¨ªcil de pronunciar y ¨¦l decidi¨® cambiarlo por Eliezer, m¨¢s com¨²n entre aquellas tropas.
Alguien podr¨ªa argumentar que la m¨²sica de Cohen no resultaba especialmente adecuada para guerreros en plena batalla (el chiste repetido en los mordaces medios ingleses era que sus discos deb¨ªan ser prohibidos, por ¡°incitaci¨®n al suicidio¡±). Pero algunos soldados ya conoc¨ªan ¡®Suzanne¡¯ o ¡®Bird on the Wire¡¯, que hab¨ªan tenido versiones de ¨¦xito. Y la inspiraci¨®n volvi¨® a fluir en el Sina¨ª. Entre bolo y bolo, compuso ¡®Lover, Lover, Lover¡¯, cuyo estribillo sugiere una historia de desamor pero esencialmente desarrolla una conversaci¨®n entre el cantante y Yav¨¦.
Impact¨® a aquellos soldados que dominaban el ingl¨¦s, especialmente por la ¨²ltima estrofa, donde Cohen tomaba una postura inequ¨ªvoca: ¡°Me fui al desierto para ayudar a mis hermanos que combat¨ªan¡±. Les caus¨® consternaci¨®n que esos versos finales desaparecieran de la versi¨®n grabada, editada al a?o siguiente en el ¨¢lbum New Skin for the Old Ceremony. De hecho, estuvieron perdidos hasta que el periodista israel¨ª Matti Friedman tuvo acceso a las libretas donde Leonard tomaba notas durante su aventura b¨¦lica.
En fotos, Cohen canta junto al entonces general Ariel Sharon, que seg¨²n su hijo no estaba nada interesado en su m¨²sica
En ese mismo disco tambi¨¦n aparece ¡®Who by Fire¡¯, la adaptaci¨®n de un ancestral c¨¢ntico lit¨²rgico del juda¨ªsmo, ¡®Unetanneh Tokef¡¯. La letan¨ªa de Cohen ¡ªrecuerden, el apellido significa ¡°sacerdote¡±¡ª enumera formas de morir, tanto medievales como contempor¨¢neas, puntuadas por una pregunta que parece cuestionar la existencia de un Dios con poder sobre los humanos: ¡°Y qui¨¦n, si puedo preguntar, ?qui¨¦n est¨¢ llamando?¡±.
El pasado a?o, Matti Friedman public¨® un libro del mismo t¨ªtulo, Who by Fire, que se ha anunciado que servir¨¢ de cimiento para el guion de una pel¨ªcula o serie, todav¨ªa en preproducci¨®n. Friedman rastre¨® entre los acompa?antes de Cohen y sus espectadores uniformados, construyendo un mosaico contradictorio pero con el aliento de lo vivido. Sus pistas, a veces, llevaban a callejones sin salida. En fotos, Cohen est¨¢ cantando y al lado sonr¨ªe el entonces general Ariel Sharon. ?Ten¨ªa aquel halc¨®n alg¨²n inter¨¦s por las canciones del canadiense? Absolutamente ninguno, reconoce su hijo.
En el Sina¨ª empez¨® a tener dudas. Vio a unos heridos y sinti¨® alivio: eran egipcios. Una reacci¨®n que luego le hizo avergonzarse
Lo que late en muchas de las especulaciones es el deseo de simplificar las creencias espirituales de Cohen y, de rebote, alistarle en la defensa autom¨¢tica de las decisiones del Estado de Israel. Y no. Incluso en el Sina¨ª empez¨® a tener dudas: en un momento, divis¨® un grupo de heridos y sinti¨® alivio al o¨ªr que eran egipcios; una reacci¨®n que luego le hizo avergonzarse, al reflexionar que tanto sufr¨ªan los egipcios como los hebreos.
Ese humanismo radical explica los matices que introdujo en ¡®Lover, Lover, Lover¡¯: aparte de eliminar la estrofa donde se situaba en uno de los bandos, en algunos conciertos explic¨® que la canci¨®n fue ¡°escrita para los israel¨ªes y los egipcios durante la guerra del Sina¨ª¡±. Evitemos las obviedades: Cohen encajaba mal en el traje de pacifista. Dicen que conserv¨® en Montreal la pistola de su padre, veterano de la Gran Guerra fallecido prematuramente. Uno de sus primeros ¨¦xitos en Europa fue su lectura de ¡®La complainte du partisan¡¯, que ofrec¨ªa una visi¨®n altamente rom¨¢ntica de la Resistencia francesa.
Pod¨ªa detectar cierto atractivo en la guerra. Hablando en 1974 para la revista brit¨¢nica Zigzag, confesaba que ¡°aquello te atrapa. El desierto es hermoso y durante unos momentos piensas que tu vida tiene sentido. La guerra es maravillosa, una de las pocas ocasiones en que puedes mostrar lo mejor de ti. Cada gesto es preciso, cada esfuerzo se hace al m¨¢ximo. Nadie se escaquea. Una sensaci¨®n de comunidad, de parentesco, de hermandad. Son oportunidades para sentir cosas que resultan imposibles en la moderna vida urbana¡±.
¡°Soy bueno en el amor, soy bueno en el odio, es en medio donde me quedo paralizado¡±, escribi¨® en uno de sus versos
No confundan esas impresiones con la justificaci¨®n incondicional de las pol¨ªticas israel¨ªes. En El Libro de la Misericordia (1984) echaba chispas contra la arrogancia del pa¨ªs que invadi¨® L¨ªbano para apoyar a las crueles Falanges cristianas: ¡°Israel y t¨² que te llamas Israel, la Iglesia que se llama Israel, y la rebeli¨®n que se llama Israel, y cada naci¨®n elegida para ser una naci¨®n, ninguna de estas tierras son vuestras, todas sois ladronas de la santidad, todas est¨¢is en guerra con la Misericordia¡±.
Sin embargo, en Oriente Pr¨®ximo es dif¨ªcil mantener la equidistancia. En la gira de 2009, se present¨® ante un estadio repleto en Tel Aviv; tambi¨¦n quer¨ªa tocar en Ramala en un modesto centro cultural palestino, pero no fue posible: el concierto de Tel Aviv supon¨ªa una violaci¨®n del boicoteo cultural a Israel. Cohen intent¨® donar los ingresos del concierto grande a Amnist¨ªa Internacional, para repartir entre ONG pacifistas: tambi¨¦n fue rechazado por el mismo ¡°pecado¡±. Alguien record¨® uno de sus versos: ¡°Soy bueno en el amor, soy bueno en el odio, es en medio donde me quedo paralizado¡±.
¡®Who By Fire: Leonard Cohen in the Sinai¡¯. Matti Friedman. Spiegel & Grau, 2022. 224 p¨¢ginas. 25,30 euros. En ingl¨¦s.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.