Lo nuevo de Sufjan Stevens, Mitski, Troye Sivan, Corinne Bailey Rae y otros discos del mes
Los cr¨ªticos musicales de ¡®Babelia¡¯ seleccionan los ¨¢lbumes m¨¢s destacados de las ¨²ltimas semanas
Sufjan Stevens, el hombre invisible
Por Laura Fern¨¢ndez
Sufjan Stevens?
Asthmatic Kitty / Popstock!
Por m¨¢s lis¨¦rgico, disonante, electr¨®nico, barroco y cr¨ªptico que se muestre ¡ªah¨ª est¨¢n los recientes e inexplicables cinco vol¨²menes de Convocations (2021), m¨²sica de un futuro que tal vez no exista¡ª, la sensaci¨®n es que Sufjan Stevens, de alguna forma, se disuelve en cada nuevo disco que publica. Cada tema es, literalmente, un pedazo de s¨ª mismo. O, se dir¨ªa, contiene una parte de su alma, y es una parte en extremo vulnerable y poderosa a la vez. Algo min¨²sculo que, terriblemente da?ado, sana, crece, se vuelve gigantesco y para siempre indestructible cuando toma forma de canci¨®n. Y podr¨ªa decirse que todo eso nunca ha sido m¨¢s evidente que en su nuevo ¨¢lbum, el liberador, triste, redentor y luminosamente compasivo, apenado y magistral Javelin.
Grabado solo en su casa con gran delicadeza ¡ªla misma con la que crece un primer corte, ¡®Goodbye Evergreen¡¯, que se erige en cl¨¢sico instant¨¢neo del ¨¢lbum¡ª, junto a un pu?ado de colaboradores amigos, como el guitarrista de The National, Bryce Dessner, que vive en la misma manzana, Javelin se interna en el inagotable mundo interior del de Detroit, extrayendo gemas capaces de dar sentido a toda su carrera, y a una manera de estar en el mundo, como la enorme ¡®Shit Talk¡¯. Sufjan entrega las armas en un majestuoso corte de m¨¢s de ocho minutos, repiti¨¦ndose que no piensa luchar ¡ª¡±I don¡¯t wanna fight at all¡±, se dice¡ª, orgulloso de no hacerlo, feliz de no participar, de perder para el resto pero no para ¨¦l.
Hay una paz inmensa en ese cierre ¡ªque precede al cristalino y hondo tributo a Neil Young: ¡®There¡¯s a World¡¯, el corte de Harvest, suena a descarte de Carrie & Lowell, el ¨¢lbum de duelo por sus padres, de un aterciopelado altfolk, que m¨¢s puntos en com¨²n tiene con este¡ª, y en canciones, casi f¨¢bulas, como la expansiva ¡®My Red Little Fox¡¯. No hay forma de saber a ciencia cierta de qu¨¦ forma impact¨® la muerte de su novio, Evans Richardson, en la concepci¨®n o la producci¨®n de Javelin. El artista le dedica el ¨¢lbum, y hay en ¨¦l preguntas sin respuesta como ¡®Will Anybody Ever Love Me¡¯? ¡ª¡±?me querr¨¢ alguien alguna vez?¡±¡ª, que parecen disparos de dolor, bell¨ªsimamente domesticados, e ¨ªntimamente relacionados con su p¨¦rdida.
Y lo cierto es que el disco del hombre que naci¨® invisible y que as¨ª se sigue considerando ¡ªeso dice de s¨ª mismo en ¡®So You Are Tired¡¯¡ª es puro paisaje emocional. Y que la tristeza que, en Carrie & Lowell, se ten¨ªa a s¨ª misma por un esbozo de un algo insoportable, aqu¨ª despliega sus alas y construye una nueva cima en la carrera de Stevens, puede que la m¨¢s alta, aunando y llevando m¨¢s lejos el furor contenido de ¡®Chicago¡¯, en aquella ¨¦poca, digresiva y antol¨®gica, de su ambicioso Illinois (2015). Lo hace a trav¨¦s de una intimidad poderos¨ªsima, la de aquel que trata de cerrar la herida, todas las heridas, frente a los dem¨¢s. Porque es as¨ª, y no de otra manera, como se comunica con el mundo y consigo mismo.
Mitski, elegancia retro
Por Xavi Sancho
Mitski
Dead Oceans/Popstock!
Mitski es una de aquellas artistas muy conocidas en ¨¢mbitos muy restringidos. Tanto que, hace un par de a?os, tras entregar su disco Laurel Hell, un artefacto maravilloso cargado de sintetizadores ochenteros y tristeza post coitum, la artista japonesa afincada en Nashville declar¨® que lo dejaba, que no pod¨ªa con la fama. Quienes la conoc¨ªan y le acababan de regalar su primer ¨¦xito en las listas estadounidenses no daban cr¨¦dito. Quienes no la conoc¨ªan tienen ahora una nueva oportunidad para familiarizarse con su juego, que no es otro que el del pop lun¨¢tico, aquel que sostiene una calidad indiscutible gracias al talento, pero que se puede presentar en formas casi dispares seg¨²n el momento emocional en que se halle su creadora. Mitski estaba muy enfadada en Laurel Hell. Ahora, en cambio, parece estar en paz consigo misma, hasta el punto de atreverse de nuevo a bromear con sus dudas y con lo rid¨ªculos que nos podemos llegar a sentir los humanos de tanto proyectar nuestras inquietudes esperando alg¨²n tipo de respuesta coherente a nuestros balbuceos sin sentido.
As¨ª, el disco est¨¢ repleto de momentos en los que Mitski flirtea con el terreno de lo manido, pero termina saliendo airosa de casi cada envite en el que se ha metido, record¨¦moslo, ella solita. Estamos hablando de un disco en el que se describe una ruptura sentimental dram¨¢tica, para a rengl¨®n seguido celebrarla porque nos acaba de dar la opci¨®n de poder ir por casa desnudos. Y lo hace con una aproximaci¨®n musical que deja atr¨¢s lo sint¨¦tico y lo ochentero para abrazar a Gram Parsons, a Lee Hazlewood y Nancy Sinatra, a Glen Campbell, incluso a Phil Spector. Hay ritmos de vals, hay orquestaciones suntuosas de aquellas que se grababan en estudios revestidos de madera y coca¨ªna en el Los ?ngeles de Harry Nilson. Hay melod¨ªas que fluyen y coros infantiles. Hay elegancia retro, la que nace de un gusto impecable y un talento que no necesita sentirse original para brillar. Hay un poso que sabe un pel¨ªn amargo, del que a veces apetece beberse de un trago; otras, simplemente echar un chorro a una sala a ver qu¨¦ sale.
La metamorfosis de Corinne Bailey Rae
Por I?igo L¨®pez Palacios
Corinne Bailey Rae?
Thirty Tigers / Sony
Cuatro discos en 17 a?os. Sus apariciones son tan espor¨¢dicas que el nombre de la cantante brit¨¢nica Corinne Bailey Rae te suena, pero cuesta recordar de qu¨¦. De hecho, tras escuchar Black Rainbows lo l¨®gico es pensar que no es quien cre¨ªas. ?De verdad esta chica es quien firmaba ¡®Put Your Records On¡¯, agradable, pero inocua, en 2006? Lo es, aunque ahora recuerde en una canci¨®n a los Radiohead m¨¢s ruidosos de la etapa de Kid A y en otra recuerde a pioneras del pospunk como ESG. Su nuevo ¨¢lbum est¨¢ inspirado por lo que llama una ¡°metamorfosis personal¡± motivada por su descubrimiento del Stony Island Arts Bank, un archivo de Chicago que rescata la memoria de olvidadas personas de color. Bienvenidos sean los cambios si son as¨ª.
Lydia Loveless, un nuevo ¡®look¡¯
Por Fernando Navarro
Lydia Loveless?
Bloodshot
Lydia Loveless apareci¨® en 2014 en el country-rock como un peque?o hurac¨¢n con el disco Somewhere Else. Un trabajo con el que se hizo fuerte como una voz repleta de pundonor y sonidos de carretera aguerridos, entre la euforia y el dolor masticado, consolidados en 2016 con otra gran obra como Real. Con su timbre desgarrado y sus guitarras afiladas, siempre habit¨® en ella un coraz¨®n algo punk. Ahora, ofrece un cambio bien interesante. Suena m¨¢s pop, menos acelerada y con un atractivo toque new wave, incluso power-pop como en ¡®Do the Right Thing¡¯. Como si hubiera cambiado las botas por las Converse y, de paso, se hubiera puesto mechas coloridas. M¨¢s cerca de Amanda Shires que de Lucinda Williams. El nuevo look le sienta muy bien.
Bailando con Troye Sivan
Por Beatriz G. Aranda
Troye Sivan?
Universal
El australiano Troye Sivan, ya asentado como estrella global del pop y tambi¨¦n como icono LGTBI+, publica su disco particular de liberaci¨®n pospand¨¦mica. Se trata de un festivo artefacto donde la narraci¨®n se centra en la celebraci¨®n del estar juntos, sobre todo si es bailando al ritmo de un house excesivamente coloreado, en la l¨ªnea de los trabajos de Bruno Mars, y en un contexto fluido, abierto y sexual. Apoyado en la composici¨®n por nombres omnipresentes en la m¨²sica comercial, como Oscar G?rres (Taylor Swift, Sam Smith) e Ian Kirkpatrick (Dua Lipa), el disco despega cuando la producci¨®n se vuelve m¨¢s funk, como en ¡®What¡¯s The Time Where You Are¡¯ o en ¡®Silly¡¯, que en los publicitados singles que han sido ¡®Rush¡¯ o ¡®One of Your Girls¡¯.
Travis Birds transmite verdad
Por Carlos Marcos
Travis Birds?
Calaverita Records
La m¨²sica de la madrile?a Travis Birds no da opci¨®n a que se escuche mientras se realiza otra actividad. Este disco, el tercero de su carrera, no es de esos. Posee una textura vocal que te atrapa por su vehemencia y una propiedad que muchos quisieran y a solo algunos se le ha concedido: transmitir verdad. Es poner el disco, cerrar los ojos y disfrutar del camino. Lo que cuenta con esa voz tan personal contribuye al ensimismamiento del oyente: historias de deseos, ya sean carnales o imaginarios, que tambi¨¦n vale. Ya tenemos un hilo conductor seductor, ahora hay que ponerle m¨²sica y Birds apuntala su propuesta tocando sin planes: puede sonar un poco latino, o aflamencado, o rock. Un disco sensacional.
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