Una dominatriz llamada Nancy Sinatra
La nueva recopilaci¨®n, ¡®Start Walkin¡¯ 1965-1976¡¯, resume la etapa ¨¢lgida de la hija mayor de Frank Sinatra
Uno de los misterios del pop es su ignorancia del concepto de la inmaculada concepci¨®n: puede generar obras magistrales a partir de ingredientes espurios, sin alegar coartadas de autenticidad o una secreta voluntad creativa. Pienso en la discograf¨ªa de Nancy Sinatra (Nueva Jersey, 80 a?os), ahora condensada por el sello Light in the Attic en la primorosa colecci¨®n Start Walkin¡¯ 1965-1976.
Nancy Sinatra pertenec¨ªa a esa categor¨ªa odiosa, los hijos de famosos que entran en el negocio familiar. Debut¨® en Reprise Records, el sello paterno. Ninguna sorpresa: Reprise era entonces sin¨®nimo de nepotismo. Durante cuatro a?os, lanz¨® discos que ol¨ªan a confusi¨®n e, incluso, a desesperaci¨®n (alguna versi¨®n del cancionero de Frankie).
Hasta que encontr¨® la horma de su zapato. Lee Hazlewood era un buscavidas de Oklahoma que lleg¨® a California avalado por sus ¨¦xitos con Duane Eddy, el de la guitarra profunda. Seg¨²n la leyenda, fue el Viejo Ojos Azules quien le rog¨® que hiciera algo por la carrera de su hija mayor. En realidad, la idea parti¨® del cazatalentos Jimmy Bowen, aunque Sinatra vigil¨® de cerca el primer encuentro entre Nancy y Lee. La jugada del reci¨¦n llegado consisti¨® en sexualizar a Nancy, pero con un matiz diferenciador: en These Boots Are Made for Walkin¡¯ la convirti¨® en una dominatrix, dispuesta a machacar con sus botas al compa?ero infiel. Frank no se molest¨® por esa audacia: dos a?os despu¨¦s, escenificar¨ªa con su hija Somethin¡¯ Stupid, con ecos incestuosos. Primera regla del show business: no se discute con el ¨¦xito.
Conviene advertir que aqu¨ª no se incluye Somethin¡¯ Stupid. Start walkin¡¯ 1965-1976 es una antolog¨ªa con agenda propia, que potencia la figura de Lee Hazlewood como compositor, productor y (en muchos temas) pareja en duetos. La Nancy Sinatra resultante es una mujer aventurera, independiente, l¨¢nguidamente dispuesta al erotismo. Tambi¨¦n experimentada en viajes qu¨ªmicos, sugeridos en Sugar Town o Some Velvet Morning. ?Se enter¨® pap¨¢ Frank de que cantaba a las drogas? Daba lo mismo: recuerden la primera regla del showbiz.
Start Walkin¡¯ 1965-1976 junta, en vinilo o en CD, 23 canciones, apoyadas por fabulosas fotos y textos. Retrata una evoluci¨®n: de las aparatosas orquestaciones que requer¨ªa Hazlewood a arreglos m¨¢s asc¨¦ticos, como la colaboraci¨®n con Ry Cooder en Hook and Ladder. Y la deriva de Nancy hac¨ªa el country, ya sugerida en su versi¨®n de Jackson, ¨¦xito de Johnny Cash y June Carter.
En realidad, Nancy volaba a ciegas. En todo: aunque ahora asegura que estaba contra la guerra de Vietnam, acud¨ªa all¨ª a entretener a las tropas. Como artista de radiof¨®rmula, no funcionaba en t¨¦rminos de elep¨¦s: generalmente, entraba al estudio para grabar singles de dos canciones, que resolv¨ªa en sesiones de tres horas con los instrumentistas del Wrecking Crew. Se qued¨® perdida cuando, sin avisar, Hazlewood se exili¨® en Suecia. Lee lo vendi¨® como gesto de oposici¨®n a la intervenci¨®n en Vietnam, cuando ¨Ccuenta Nancy- esencialmente hu¨ªa de los inspectores de Hacienda. Esas cosas ocurren: ella estaba c¨®moda entre la aristocracia de Hollywood mientras ¨¦l, vaya, segu¨ªa siendo un p¨ªcaro.
Babelia
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