Una vida entregada a desmontar los mitos del franquismo
En ¡®La forja de un historiador¡¯, ?ngel Vi?as repasa, a los 83 a?os, sus grandes l¨ªneas de investigaci¨®n. Diplom¨¢tico espa?ol en la dictadura, fue de los primeros en bucear en los archivos extranjeros
¡°En un momento, el locutor inform¨® de que los tanques sub¨ªan por Atocha para aplastar una huelga. No era cierto. La falsedad me produjo tal impresi¨®n que no la he olvidado¡±, escribe ?ngel Vi?as en su ¨²ltimo libro, La forja de un historiador (Cr¨ªtica), donde, a sus 83 a?os, recoge sus grandes aportaciones a la historia contempor¨¢nea y c¨®mo lleg¨® hasta ellas. Era un ni?o aquel d¨ªa que, mirando por la ventana, descubri¨® las mentiras adultas, con p¨²blico y objetivo, pero recuerda el impacto del hallazgo porque sobre ¨¦l termin¨® construyendo una carrera profesional. Quedaba inaugurada la etapa de querer comprobarlo todo por s¨ª mismo, lo que en el futuro lo llevar¨ªa a bucear en los archivos alemanes, sovi¨¦ticos, brit¨¢nicos, italianos, espa?oles... para desmontar el relato franquista sobre la Guerra Civil y la dictadura.
Su padre, tendero, quer¨ªa que fuese inspector de Hacienda. ¡°Entonces los impuestos se decid¨ªan por un m¨¦todo de ¡®estimaci¨®n objetiva¡¯ que era de todo menos objetivo y que terminaba con mi madre llorando en la tienda, as¨ª que mi padre pens¨® que meti¨¦ndome ah¨ª podr¨ªa ablandar a mis futuros compa?eros para que no fueran tan duros con los peque?os comerciantes¡±. Vi?as obedeci¨®, m¨¢s o menos. Sac¨® la oposici¨®n de t¨¦cnico comercial del Estado, pero una estancia en Alemania activ¨® la conversi¨®n del economista a historiador. Tras trabajar en el FMI en Washington, a principios de 1971 lleg¨® a Bonn como agregado comercial. Enrique Fuentes Quintana, director del Instituto de Estudios Fiscales, le propuso que aprovechara para investigar las relaciones econ¨®micas entre Alemania y Espa?a durante la Guerra Civil. ¡°Cuando empec¨¦ a ver los archivos pens¨¦: ¡®?Esto es lo m¨ªo!¡¯. Me fascin¨®. En ese momento, ante los alemanes, yo era un diplom¨¢tico de Franco, as¨ª que me dieron acceso total. Adem¨¢s, entonces segu¨ªa viva gente del servicio de seguridad, militares, de las SS¡ Algunos me dec¨ªan que no recordaban nada, pero otros s¨ª¡±.
Primera l¨ªnea de investigaci¨®n: la ayuda de Hitler a Franco
¡°En el Berlin Document Center encontr¨¦ el expediente personal de un miembro del partido nazi, Johannes E. F. Bernhardt, que, con otro camarada, llev¨® a Hitler la petici¨®n de ayuda de Franco en julio de 1936. Le escrib¨ª a Argentina, donde viv¨ªa entonces, me dijo que iba a venir a Alemania y nos encontramos en julio de 1972. Entonces yo era bastante pipiolo como investigador, y ¨¦l exager¨® un poco su papel. Pero para m¨ª qued¨® claro que las tesis expuestas hasta ese momento sobre un acuerdo previo entre el Tercer Reich y los conspiradores contra la Rep¨²blica pertenec¨ªan al reino de las leyendas. A Hitler no le interesaba Espa?a. Lo que ocurri¨® es que tras la ocupaci¨®n de Renania, en marzo de 1936, estaba en un periodo de euforia, de acumulaci¨®n de poder, y viendo papeles y m¨¢s papeles, llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que en ese momento buscaba reforzar su posici¨®n frente a Francia. Ah¨ª es cuando aparece la petici¨®n de Franco. Hitler ve la oportunidad, ayudando a Franco, de tener su apoyo en una eventual confrontaci¨®n con Francia, que ya quer¨ªa entonces. Con los a?os, fui haciendo m¨¢s sofisticado ese planteamiento, con la aproximaci¨®n de Mussolini a Hitler, c¨®mo se organiza la ayuda, qui¨¦nes participan¡¡±
El hispanista Paul Preston, autor, entre otras obras de referencia, de la biograf¨ªa de Franco y el libro El holocausto espa?ol, cuenta que descubri¨® al historiador espa?ol gracias a esa primera investigaci¨®n: ¡°Mi maestro, el gran Herbert Southworth, me escribi¨® para anunciar la publicaci¨®n de un libro innovador, La Alemania nazi y el 18 de julio (1974) de un profesor de econ¨®micas, ?ngel Vi?as. Al leerlo, coincid¨ª totalmente: se trataba de un libro que cambiaba radicalmente la comprensi¨®n de la dimensi¨®n internacional de la Guerra Civil espa?ola y publiqu¨¦ una rese?a elogiosa del libro en la revista literaria del Times¡±.
?Qui¨¦n quiso la Guerra Civil?
¡°Era¡±, prosigue Vi?as, ¡°la pregunta del mill¨®n porque la conspiraci¨®n del 18 de julio no fue como nos la hab¨ªan contado. El golpe de Estado de 1936 se dio con falsos pretextos de sovietizaci¨®n o golpe comunista en Espa?a y con la ayuda fascista, pero de Mussolini, no de Hitler. El Duce necesitaba a los mon¨¢rquicos espa?oles que desde el primer momento conspiraron contra la Rep¨²blica, y estos, a su vez, el apoyo del dictador. Evidentemente, la parte activa fueron los primeros, ya que Mussolini no puso a Espa?a en su punto de mira hasta que consigui¨® su principal objetivo: la conquista de Abisinia. En cuanto lo logr¨®, prest¨® atenci¨®n a las demandas mon¨¢rquicas. No tard¨® m¨¢s de dos semanas en instrumentarlas tras los contratos del 1 de julio de 1936 [para suministrar aviones y armas a los insurgentes espa?oles] .Por eso no se puede escribir la historia de la Guerra Civil sin documentaci¨®n de archivos extranjeros¡±.
El oro de Mosc¨² y los papeles de Negr¨ªn
¡°Este tema me acompa?¨® por lo menos 30 a?os¡±, recuerda Vi?as, quien celebra haber ¡°desmontado la mitolog¨ªa franquista y contribuido a la rehabilitaci¨®n de Juan Negr¨ªn¡±, al que el PSOE de Indalecio Prieto expuls¨® en 1946 acus¨¢ndolo de ser un t¨ªtere de la URSS y haber enviado el oro de la Rep¨²blica a Mosc¨² y al que el partido devolvi¨®, simb¨®licamente, el carn¨¦ en octubre de 2009, cinco d¨¦cadas despu¨¦s de su muerte. ¡°La dictadura se pas¨® su vida denunciando el ¡®robo¡¯ del oro¡±, recuerda Vi?as, ¡°pero en los archivos departamentales del Banco de Espa?a encontr¨¦ un yacimiento de diamantes. Desde el primer momento de la sublevaci¨®n, el gobierno republicano hab¨ªa empezado a vender oro al Banco de Francia. Pero no me dejaban ver el expediente Negr¨ªn. En una cena con el gobernador del Banco de Espa?a se lo afe¨¦. Despu¨¦s de echarme una bronca, por fin, lo sacaron de una caja fuerte y me dejaron examinarlo. Y ah¨ª se ve que el oro se vende. Posteriormente, pag¨¢ndome los viajes y la investigaci¨®n de mi bolsillo, consult¨¦ los archivos sovi¨¦ticos. Tuve suerte porque en Nueva York hab¨ªa conocido al ministro de Exteriores ruso, Lavrov, y me dio la autorizaci¨®n para verlos. Despu¨¦s, con los papeles de Negr¨ªn en la mano, demostr¨¦ que la idea fue suya, que convenci¨® a Largo Caballero y con este al resto del gobierno; que, adem¨¢s, hab¨ªa tratado de vender oro en Londres... Tambi¨¦n, que era preciso romper el cerco que a la Rep¨²blica hab¨ªa impuesto, con malas artes, pero contundente eficacia, la banca internacional. La derrota de la Rep¨²blica hubiera sido mucho m¨¢s r¨¢pida de no haber tomado decisiones dram¨¢ticas, pero indispensables para no rendir las armas¡±.
A principios de los noventa, le ofrecieron ir a Nueva York, a Naciones Unidas, o a Buenos Aires, y el Vi?as diplom¨¢tico eligi¨® la primera ciudad para satisfacer al Vi?as historiador porque all¨ª viv¨ªa el hijo de Juan Negr¨ªn y confiaba en convencerlo para que le dejara ver sus papeles. Una vez instalado, comprob¨® que tras el fallecimiento de su esposa, este se hab¨ªa mudado a Niza. A¨²n as¨ª, fue a verle e insisti¨®, sin ¨¦xito. Cuando Juan Negr¨ªn hijo muri¨®, los documentos pasaron a manos de Carmen Negr¨ªn, en Par¨ªs. La nieta del ¨²ltimo jefe de Gobierno de la II Rep¨²blica permiti¨® a este peri¨®dico acceder al archivo secreto en 2008 y por supuesto tambi¨¦n a Vi?as antes de digitalizar todos los documentos y depositarlos en la Fundaci¨®n Juan Negr¨ªn de Canarias y en el Centro Documental de la Memoria Hist¨®rica de Salamanca. ¡°En raras ocasiones he sentido tanta emoci¨®n al buscar documentos¡±, recuerda. Entre ellos, encontr¨® ¡°la copia de un acuerdo, firmada por el secretario del Consejo de Ministros de la Rep¨²blica el 6 de octubre de 1936, en el que se autorizaba al presidente, Francisco Largo Caballero, y al ministro de Hacienda, Juan Negr¨ªn, a que tomasen todas las medidas que consideraran oportunas para poner a salvo el resto de la reserva met¨¢lica del Banco de Espa?a. Tuve en mis manos la prueba clara y terminante de que Negr¨ªn no hab¨ªa obrado a su antojo al decidir trasladar el oro desde Cartagena a Mosc¨². Esta era una afirmaci¨®n que la dictadura hab¨ªa aireado como prueba de la vesania del gran contrincante de Franco durante la Guerra Civil¡±.
La cl¨¢usula secreta del pacto con EEUU
¡°En un expediente muy delgadito, dentro de un voluminoso legajo lleno de operaciones comerciales que no parec¨ªan interesantes¡±, Vi?as encontr¨® una cl¨¢usula secreta del ¡°convenio defensivo entre los Gobiernos de Espa?a y de los Estados Unidos¡±. Dec¨ªa: ¡°En caso de evidente agresi¨®n comunista que amenace la seguridad de Occidente, podr¨ªan las fuerzas estadounidenses hacer uso de las zonas e instalaciones situadas en territorio espa?ol como bases de acci¨®n contra objetivos militares, en la forma que fuera necesario para la defensa de Occidente...¡±. Vi?as pidi¨® una valoraci¨®n de esa cl¨¢usula a Juan Jos¨¦ Rovira y S¨¢nchez-Herrero, diplom¨¢tico clave en la ejecuci¨®n de los acuerdos con EEUU, quien le dijo: ¡°Creo que es totalmente inadmisible y que viola de lleno la soberan¨ªa espa?ola¡±. Para Vi?as, ¡°la historia de Espa?a hubiera cambiado de no haber habido esos pactos con Estados Unidos, el pa¨ªs que m¨¢s ha influido en la Espa?a de la dictadura y que m¨¢s contribuy¨® a la estabilidad y la normalizaci¨®n exterior de la pol¨ªtica espa?ola¡±.
Los sobornos brit¨¢nicos
¡°En 2013,¡± cuenta Vi?as, ¡°los brit¨¢nicos desclasificaron unos documentos que eran oro puro. Fui corriendo a Londres. Se conoc¨ªa, en l¨ªneas generales, por la tesis de Dennis Smyth, que hab¨ªan pagado sobornos a generales espa?oles para evitar la entrada de Franco en la segunda Guerra Mundial, pero la operaci¨®n, que se hizo con la ayuda de Juan March [banquero mallorqu¨ªn], iba mucho m¨¢s all¨¢. Entre los receptores figuraron ¡®h¨¦roes de la Cruzada¡¯ como Aranda, Galarza, Kindel¨¢n u Orgaz, que tambi¨¦n jugaba con los nazis, y el propio hermano de Franco, Nicol¨¢s. Los objetivos de esos millones de libras en dinero negro fueron cambiando con el paso del tiempo, pero respond¨ªan a la l¨®gica de la pol¨ªtica brit¨¢nica hacia nuestro pa¨ªs entre 1931 y 1975, esto es, una aplicaci¨®n fr¨ªa de los principios que orientan sus relaciones con otras naciones y por la cual el Reino Unido no tiene ni enemigos ni amigos permanentes, solo intereses permanentes¡±. En su rese?a del libro sobre este asunto, Operaci¨®n Sobornos (2016), el historiador Santos Juli¨¢, fallecido en 2019, destaca: ¡°Los documentos ahora desvelados por Vi?as confirman que se trat¨® de una de las m¨¢s brillantes operaciones encubiertas que llev¨® a cabo Reino Unido y la principal operaci¨®n oculta de ¨ªndole estrat¨¦gica que los brit¨¢nicos montaron en Espa?a¡±.
Preston est¨¢ a punto de cumplir ¡°medio siglo de amistad con Vi?as¡±. Con motivo de la efem¨¦ride y de la publicaci¨®n de La forja de un historiador destaca su ¡°contribuci¨®n a la historiograf¨ªa y su estatus como figura de la primera importancia¡±: ¡°El conjunto de sus obras tuvo un efecto monumental revindicando la reputaci¨®n de Juan Negr¨ªn, cambiando para siempre la visi¨®n de los historiadores serios de los factores internacionales que decidieron el resultado del conflicto. Luego, sus obras sobre Franco y su corrupci¨®n han cambiado la visi¨®n del legado del Caudillo¡±. Adem¨¢s de una veintena de libros, Vi?as ha impartido, recuerda el hispanista, ¡°un mont¨®n de conferencias amenas y, como profesor nato, se ha dedicado de manera generosa a ayudar a los j¨®venes profesionales¡±. Durante la entrevista con EL PA?S, Vi?as comenta que tiene previsto entregar los papeles atesorados durante toda su vida a los archivos p¨²blicos. A sus 83 a?os le brillan los ojos cuando habla de su siguiente libro: ¡°He encontrado un documento incre¨ªble, fundamental, que cambia todo lo que sabe...¡± La historia, repite a menudo, ¡°nunca es definitiva...¡±.
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