¡®Las bingueras de Eur¨ªpides¡¯: un vendaval de libertad

¡°Una compa?¨ªa de teatro de mujeres que act¨²an, escriben, dirigen, producen, se divierten y, sobre todo, son due?as de su universo creativo¡±. As¨ª se presentan Las Ni?as de C¨¢diz y no hay definici¨®n m¨¢s precisa. La parte m¨¢s importante es la que dice ¡°due?as de su universo creativo¡±. En eso consiste ser artista. Ellas lo son porque a lo largo de su trayectoria han ido forjando un lenguaje propio que no se parece a ning¨²n otro, pero a la vez evoca muchos porque procesa elementos de la cultura popular y de la alta cultura. El Carnaval de C¨¢diz con las ra¨ªces grecolatinas de la ciudad. Lo particular y lo universal. Por eso conectan visceralmente con el p¨²blico.

?C¨®mo se compaginan las coplas de las chirigotas con el teatro grecolatino? En esta compa?¨ªa eso se produce de forma natural. Antes que Las Ni?as de C¨¢diz fueron La Chirigota de las Ni?as. Y mucho antes que ellas anduvieron por las mismas calles las Puellae Gaditanae, ¡°mujeres artistas, irreverentes, provocadoras y libres¡± del imperio romano. Tras dos exitosos montajes, Lys¨ªstrata (2017) y El viento es salvaje (2019), la compa?¨ªa est¨¢ inmersa ahora en una intensa gira con su ¨²ltima producci¨®n, Las bingueras de Eur¨ªpides, inspirada en Las Bacantes. No es una versi¨®n actualizada del cl¨¢sico, pero contiene su esencia. La tragedia rezuma bajo capas de guasa gaditana. El aliento de los dioses se percibe en la respiraci¨®n de los personajes. La dimensi¨®n ¨¦pica se mezcla con el devenir cotidiano.

Cuatro mujeres se re¨²nen con frecuencia en un bingo clandestino. Es un espacio de libertad para ellas. Pero siempre bajo amenaza: un polic¨ªa furioso, hombre ¡°de orden¡±, est¨¢ empe?ado en cerrar el local y meter en vereda a esas se?oras ind¨®mitas. El destino es tozudo.

La obra es descacharrante de principio a fin. Coplas, di¨¢logos en verso y cancionces burlonas. A la vez, como dec¨ªamos, profundamente tr¨¢gica. Con escenas llenas de poes¨ªa que quedan para la memoria. Como cuando una de las protagonistas relata c¨®mo el viento de Levante desat¨® en ella un vendaval sexual. Todo fluye gracias al desparpajo y la naturalidad que derrochan los seis int¨¦rpretes: cuatro actrices y dos actores con los que apetece correrse una juerga despu¨¦s de la funci¨®n. Lo pasan tan bien como el p¨²blico.

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