¡®Polilla¡¯, novela entre la autobiograf¨ªa y el reportaje period¨ªstico sobre la trata de mujeres en Sarajevo tras la guerra
Un amante peligroso, un padre protector y negligente, el deseo, la sumisi¨®n... En el debut literario de Alba Mu?oz, lo autobiogr¨¢fico y lo period¨ªstico se retroalimentan
En La vida material, Marguerite Duras habla sobre la desgracia como una sospecha permanente: cuando llega, algo se siente reconfortado, como una vuelta al estado natural de las cosas. ¡°No es sufrimiento, sino la confirmaci¨®n de un desconsuelo inicial, casi de infancia (¡) como si de golpe recuperaras el conocimiento de lo imposible que ten¨ªas a los ocho a?os¡±. Pens¨¦ en este fragmento cuando la narradora de Polilla se plantea qu¨¦ hace que ella y su madre estallen en llantos cada vez que ven el final de la pel¨ªcula Sentido y sensibilidad. Lo que las emociona no es exactamente el cl¨ªmax rom¨¢ntico ni la esperanza de un amor correspondido, sino la sorpresa de la protagonista cuando ve truncada la sospecha de la que habla Duras, cuando la resignaci¨®n se rompe por un instante. Es una sensaci¨®n escurridiza, pero Alba Mu?oz (Barcelona, 1985), o su versi¨®n de 21 a?os, la busca, determinada, en sus viajes como reportera intr¨¦pida en Bosnia, en una relaci¨®n peligrosa con un exiliado de guerra desconocido, en el desaf¨ªo al padre y en cualquier espejismo de libertad, aunque queme.
Polilla es el debut de Mu?oz en un g¨¦nero injustamente desatendido, el periodismo literario o lo que en ingl¨¦s llaman personal essay. En un tono sorprendentemente sereno, frases concisas y met¨¢foras medidas, cuenta varios viajes a Sarajevo, que empezaron casi por casualidad cuando, salida de la Facultad de Periodismo, la narradora se suma a un viaje organizado a los Balcanes con la ambici¨®n de encontrar historias que contar. All¨ª conoce y se enamora de Darko, de madre serbia y padre jud¨ªo, viril y m¨¢s tonto que ella, y decide separarse del grupo para seguirlo a un secuestro consentido en la casa familiar y a una historia de deseo y sumisi¨®n: ¡°Llevo tres d¨ªas encerrada y no quiero salir¡±, dice la primera frase del libro.
El relato de la relaci¨®n de sexo y violencia se imbrica con la investigaci¨®n period¨ªstica sobre la red de prostituci¨®n que se cre¨® en Bosnia, ¡°el burdel de Europa¡±, durante las guerras yugoslavas y tambi¨¦n posteriormente, cuando se ilegaliz¨® la trata y pas¨® a la clandestinidad ante la pasividad internacional. Lo describe con testimonios muy bien perfilados, como el de Nikolina, una de las prostitutas, que le hace descubrir la relaci¨®n con lo femenino de otro modo, y con la presencia constante de Margaret Moth, una especie de ¨¢ngel de la guarda del reporterismo. ¡°Mi pasi¨®n investigadora me hizo creer en la compartimentaci¨®n higi¨¦nica de la vida. (¡) Ten¨ªa veintid¨®s a?os y pose¨ªa una historia perfecta y un amor imperfecto ¡ªes decir, perfecto¡ª, dos mundos que, estaba convencida, discurrir¨ªan en paralelo y sin tocarse, como las dos mitades de una cabeza separadas por una raya impecable¡±. Pero lo mejor de Polilla es que eso no es verdad.
La autora no mercadea con el yo para conseguri la empat¨ªa del lector con los hechos, sino que estos tienen profundidad gracias a su voz
Lo autobiogr¨¢fico y lo period¨ªstico se retroalimentan de modo que a veces uno es escenario del otro y otras al rev¨¦s, y el reportaje, los personajes que encuentra por el camino, y la vida propia se acaban fundiendo en una sola cosa. El Sarajevo de Polilla ser¨ªa peor si no tuviera como espejo la ciudad perif¨¦rica y gris donde creci¨® la autora, porque Mu?oz no mercadea con el yo para conseguir la empat¨ªa del lector con los hechos, sino que estos tienen profundidad gracias a su voz.
Y esta voz tiene a favor la distancia. Cuenta la autora que el reportaje se convirti¨® en una obsesi¨®n: ¡°Necesitaba sumergirme en la realidad como quien se sumerge en la ficci¨®n, para alejarme de un dolor que avanza a pesar de todo, como un r¨ªo helado¡±, escribe. Ya ten¨ªa un tema publicable, y no pod¨ªa dejar de engordarlo con m¨¢s entrevistas hasta que fue imposible darle forma. Desde entonces, ha dedicado muchos a?os a novelarlo, y lo que ha pasado en estos a?os ha determinado el tono. Despu¨¦s de sus viajes a Bosnia, el feminismo se ha institucionalizado y cualquiera tiene vocabulario terap¨¦utico a mano para llamar a Darko maltratador y a la narradora v¨ªctima del padre demasiado protector y a la vez negligente, a quien va dedicado el libro y que va ganando peso a medida que pasan las p¨¢ginas. Pero Mu?oz escribe con una autoconsciencia siempre alerta y no se victimiza. Los hechos no se presentan con causas y consecuencias f¨¢ciles, y la autora se aleja misteriosamente de las situaciones antes de que lleguen a cualquier conclusi¨®n.
Cuando est¨¢ encerrada bajo llave en la habitaci¨®n del bosnio, Mu?oz describe una calma extra?a, ¡°parecida a la que siento cada vez que entro en una ruina bosnia. S¨¦ que en cualquier momento el edificio puede venirse abajo, y que si eso sucede poco podr¨¦ hacer yo. No s¨¦ c¨®mo lo hago, pero camino entre los escombros con el cuerpo tenso y la mente serena¡±. Polilla es la historia de la b¨²squeda fren¨¦tica de esta lucidez moment¨¢nea, la victoria sobre la sospecha de resignaci¨®n que surge cuando consigue alinear peligro, deseo, libertad y casualidad en una tensi¨®n s¨®lo evidente cuando se narra.
Polilla
Alfaguara, 2024
192 p¨¢ginas. 18,91 euros
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