¡®Ficciones¡¯, teatro para rebullir en la butaca

Esta obra parece a ratos una genialidad y por momentos desconcertante. Empieza como una pel¨ªcula de terror y sigue como un espect¨¢culo de variedades, un corto de terror gore y una performance surrealista. Cuando crees que le has pillado el asunto, la cosa cambia de registro y te saca de quicio. Tan pronto te suelta una reflexi¨®n filos¨®fica como te asalta con un delirio estilo Muchachada Nui. Combina el humor agudo con ocurrencias tontas y conversaciones de barra de bar. Se hace larga, pero no quieres que acabe. Te aburres y te r¨ªes. Es confusa, pero te atrapa. ?Qu¨¦ hacemos los espectadores con todo esto? Cada cual que lo gestione a su manera, habr¨¢ quienes salgan cautivados y otros aturdidos, pero no hay duda de que se trata de un trabajo singular y magn¨¦tico, que no resulta redondo pero que contiene instantes de esos que te hacen rebullir en la butaca. Esos chispazos reveladores por los que nos sigue gustando ir al teatro. Lo recomendable es simplemente dejarse llevar. Y ante todo disfrutar de su magn¨ªfico reparto, cinco actores arrebatadores que no tienen miedo a descabalarse ni hacer el rid¨ªculo ni parecer feos o guapos, que nos invitan a jugar con ellos a los disfraces para explorar fant¨¢sticos mundos de ficci¨®n a trav¨¦s de personajes tan ins¨®litos como reales. Memoricen sus nombres: Javier Ballesteros, ?ngela Boix, Leticia Etala, Beatriz Ja¨¦n y Macarena Sanz.

Hablamos de Ficciones, cuarta producci¨®n de la agrupaci¨®n Exl¨ªmite, despu¨¦s de Iliria, la maravillosa Los Remedios y Cluster. Liderada por Fernando Delgado-Hierro en la parte dramat¨²rgica y Juan Ceacero en la direcci¨®n de escena, la compa?¨ªa ha ido consolidando poco a poco su voz dentro del teatro emergente espa?ol a base de evitar carriles oxidados y creando su propio p¨²blico: gente joven que conecta con sus referencias y sus formas. ?Espectadores para el futuro? Ojal¨¢. De momento son puro presente.

Ficciones comienza con un breve v¨ªdeo de autoficci¨®n que resume el proceso de creaci¨®n de la obra que estamos viendo como las t¨ªpicas pel¨ªculas de terror de j¨®venes en el bosque: la compa?¨ªa al completo se encierra en una casona de pueblo para ensayar, el dramaturgo se comporta de manera extra?a, el director est¨¢ amargado, los actores hacen cosas raras¡­ Se acaba la proyecci¨®n y empieza la fiesta en el escenario, decorado como un sal¨®n de bodas por el que desfilar¨¢ un variopinto carrusel de personajes. Algunos inventados: una mujer a la que le excita el dolor y la deformidad, otra que camina con una cabeza parlante que narra todo lo que ella hace, otra que quiere ser actriz y acaba montando una matanza en la fiesta de los premios Goya. Otros son verdaderos: el escritor Jorge Luis Borges ¨Dreferente declarado ya desde el t¨ªtulo¨D en conversaci¨®n con su compatriota y tambi¨¦n autora Mariana Enriquez; la familia Panero, en una escena de ensue?o; la fascista francesa Marine Le Pen, desbocada en un fren¨¦tico discurso de ensalzamiento de la identidad espa?ola; la diva Maria Callas, que surge como una especie de Mr. Hyde, pero esto no pretendan entenderlo aqu¨ª, hay que verlo.

Todo ello dispuesto con el objetivo de explorar la naturaleza de la ficci¨®n, sus v¨ªnculos con la realidad y su papel en la construcci¨®n de las identidades individuales y colectivas. Esto que parece tan complejo chisporrotea durante toda la funci¨®n como quien no quiere la cosa, de manera tan laber¨ªntica como lo es el propio concepto, sin pretender dar respuestas pero s¨ª pellizcos, que no es poco. Como dec¨ªamos, el espect¨¢culo funciona mejor escena por escena que en conjunto, no cuaja del todo, se desmadra en algunos momentos y no le vendr¨ªa mal una poda, pero es tan estimulante como un c¨®ctel tropical cuando lo pruebas por primera vez.

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