¡®La carretera¡¯, de Manu Larcenet: todo el horror de Cormac McCarthy en un trazo
El dibujante franc¨¦s transmite con precisi¨®n la asfixiante sensaci¨®n de dolor y rabia, de miedo primordial, en el apocal¨ªptico mundo sin humanidad descrito en la novela del autor estadounidense
La extenuante y asfixiante carretera que describe Cormac McCar?thy en su muy reconocida creaci¨®n genera extra?as conexiones con la carrera de Manu Larcenet. Formado en esa imponente escuela de humor que es Fluide Glacial, supo explotar su indudable talento para la s¨¢tira en sus colaboraciones con Lewis Trondheim en series tan famosas como La Mazmorra, pero ser¨ªa en la mirada autobiogr¨¢fica y el costumbrismo donde encontrar¨ªa su mayor ¨¦xito, uniendo esa facilidad para la iron¨ªa con la introspecci¨®n sobre su persona y pasado en series como Retorno a la Tierra o la multipremiada Los combates cotidianos.
Sin embargo, era evidente que el autor necesitaba algo m¨¢s y sus colaboraciones y obras con L¡¯Association permiten descubrir un creador en constante b¨²squeda y mutaci¨®n, dejando entrever un perfil muy alejado de las obras que le dieron la fama. Su trazo cambia continuamente, se vuelve org¨¢nico y de una dureza apoyada en el cortante blanco y negro, en un camino de b¨²squeda personal intrincado y complejo que se plasmar¨ªa en obras como Blast o El informe de Brodeck. Un viaje privado que evidenciaba la tensi¨®n constante entre la exigencia personal creativa y la propia lectura particular que el autor hac¨ªa de su ¨¦xito, en una lucha llena de claroscuros y sofocaciones que solo pod¨ªa encontrar como resultado que su salud mental se resquebrajara, como narra con absoluta y desnuda sinceridad en la recientemente publicada Terapia de grupo (Norma Editorial).
Con esa referencia, es f¨¢cil encontrar en el acercamiento a la adaptaci¨®n de La carretera (Norma Editorial) toda una serie de lecturas paralelas e incluso subterr¨¢neas, que van entrecruz¨¢ndose en una tupida red de confluencias: frente a ese viaje en busca del yo interior, del pasado y del presente ¨ªntimo de Kerouac, la obra de McCarthy introduce con su componente posapocal¨ªptica una espantosa mirada hacia fuera, a la otredad m¨¢s temible, al alejamiento de la humanidad de cualquier idea o definici¨®n que se tuviera de lo que es el ser humano.
Y, en ese aislamiento contagiado de pavor ante el simple contacto con los otros, ese asfixiante escenario de omnipresente gris de las cenizas como ¨²nico recuerdo del futuro de la humanidad, Larcenet se mueve con inhumana precisi¨®n apoyado en su reflejo. Su pincelada vuelve a sumergirse en ese lado oscuro que el ser humano intenta ocultar continuamente y, como en la adaptaci¨®n de la obra de Claudel, delinea atm¨®sferas opresivas de mancha poderosa, que resultan perturbadoras en su insana capacidad de trasladar la maldad y el dolor. La historia de ese hombre dispuesto a que su hijo sobreviva a un desastre global, en una ruta hacia ninguna parte contaminada de muerte y hedor, permite a Larcenet un aut¨¦ntico ejercicio de expresividad m¨¢xima: no es solo adaptar la historia de la novela ganadora del Pulitzer, es crear una narraci¨®n visual que consiga transmitir esa sensaci¨®n de futuro moribundo desde el impacto gr¨¢fico, maximizando el sonido de los silencios, la potencia de las miradas y la reflexi¨®n de quien lee.
No toma la referencia del estilo de Gustave Dor¨¦ ilustrando la bajada a los infiernos de Dante como gu¨ªa para un despliegue de virtuosismo en el dibujo, no es la exactitud del trazo lo que quiere replicar, sino el infierno que nos aterra desde esas l¨ªneas. Y, sin duda, lo consigue: es imposible sobrevivir indemne a la lectura de esta obra de Larcenet, porque las im¨¢genes se quedan creando un desasosegante poso de dolor y rabia, de miedo primordial que recuerda la naturaleza salvaje del ser humano.
En ese escenario, el creador franc¨¦s logra que el miedo del lector hacia el otro sea un espejo de sus propios miedos, colocando en el mismo nivel creaci¨®n y lectura al apropiarse por completo de la obra de McCarthy para sus intereses, pero sin perder la potencia inabordable de la prosa del estadounidense. Una obra que, m¨¢s que leerse, se siente. Como debe ser en las grandes obras del c¨®mic.
La carretera
Adaptaci¨®n del libro de Cormac McCarthy
Norma, 2024
160 p¨¢ginas. 29,50 euros
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