Marina Otero: una exploraci¨®n punk de la locura
El nuevo espect¨¢culo de la bailarina y core¨®grafa argentina de moda en Europa se vive como una experiencia est¨¦tica por momentos muy poderosa
Apenas han pasado tres a?os desde la irrupci¨®n en Europa de la argentina Marina Otero, pero amasa ya una legi¨®n de seguidores en los circuitos teatrales de vanguardia. Es bailarina y core¨®grafa, pero en sus espect¨¢culos no solo hay danza sino tambi¨¦n palabras, v¨ªdeos, boleros o canciones pop a todo volumen. Todo ello creado, fusionado e interpretado por la propia artista, que se toma a s¨ª misma como materia prima de creaci¨®n: su vida, su mente y su cuerpo. Son autobiograf¨ªas atravesadas por un sentimiento tr¨¢gico, un pensamiento punk y una voluntad de provocaci¨®n que le llevan a explorar todo hasta el extremo e incluso el patetismo. El amor, el dolor, la violencia, el baile. Es lo que seduce de Marina Otero.
Por eso cuando se escribe o se habla de esta creadora se cita a menudo a la espa?ola Ang¨¦lica Liddell. Es referente declarado de la argentina, pero la comparaci¨®n no es pertinente m¨¢s all¨¢ de lo autobiogr¨¢fico, el desgarro y la impudicia. La palabra de Ag¨¦lica Liddell es densa, metaf¨®rica y poderosa, mientras que la de Marina Otero es prosaica. La po¨¦tica en su caso emana del cuerpo.
Caus¨® sensaci¨®n la primera obra que present¨® en Espa?a, Fuck me, tercera entrega de su proyecto Recordar para vivir, tras Andrea y Recordar 30 a?os para vivir 65 minutos. En aquella el punto de partida fue una hernia discal que le imped¨ªa bailar, por lo que escogi¨® a seis bailarines desnudos para que tomaran su lugar en el escenario someti¨¦ndose a sus ¨®rdenes. Despu¨¦s vino Love me, pieza ¨ªntima de peque?o formato, menos sugerente y de escasa acci¨®n, con la artista sentada en silencio frente al p¨²blico mientras se proyectan sus reflexiones sobre s¨ª misma en una pantalla de fondo. Instalada ahora en Madrid, acaba de estrenar en los Teatros del Canal un nuevo cap¨ªtulo, Kill me, que recupera algo de la fuerza que tuvo Fuck me porque vuelve a poner el cuerpo en el centro de la creaci¨®n.
La pieza comienza con la proyecci¨®n de un v¨ªdeo de unos 15 minutos que mezcla v¨ªdeos personales grabados con el tel¨¦fono m¨®vil, fotograf¨ªas o collages, mientras la voz en off de la autora se recrea en un fracaso amoroso y nos cuenta c¨®mo cay¨® en la locura de amor. Asegura tambi¨¦n que le diagnosticaron TLP (trastorno l¨ªmite de la personalidad) y que la obra que estamos viendo es un acto de reconstrucci¨®n a trav¨¦s de la ficci¨®n: su objetivo es erigir un alter ego de Marina Otero violento y vengador como Sarah Connor, personaje de la saga cinematogr¨¢fica Terminator, acompa?ada en escena por otros cinco int¨¦rpretes (cuatro mujeres y un hombre) relacionados de alguna manera con las enfermedades mentales.
Pero el relato tiende al regodeo y se hace largo. Lo interesante empieza cuando aparecen los cuerpos y la funci¨®n se llena de capas. Primero los de Marina Otero y las otras cuatro int¨¦rpretes, que irrumpen en escena solo calzadas con botas y rodilleras, violentas y a la vez vulnerables en su desnudez, peluca pelirroja id¨¦ntica: es un alter ego cl¨®nico. El conjunto es hipn¨®tico porque sintetiza visualmente el mon¨®logo anterior. Despu¨¦s saldr¨¢ el actor Tom¨¢s Pozzi como una especie de encarnaci¨®n del m¨ªtico bailar¨ªn Nijinsky: no tanto del personaje como de su locura. A partir de ah¨ª, cada una de las int¨¦rpretes se ir¨¢ despojando de su peluca para narrarnos sus relaciones con la locura. Lo cuentan con palabras, bailando, cantando, pero sobre todo con una verdad corporal emocionante. Magn¨ªficas todas: Ana Cotor¨¦, Josefina Gorostiza, Myriam Henne-Adda y Natalia Lop¨¦z Godoy.
Lo potente del espect¨¢culo no es tanto la exploraci¨®n del yo, sino que convierte ese viaje en experiencia est¨¦tica. Esa es la voz singular de Marina Otero.
Kill me
Texto y direccio?n: Marina Otero. Inte?rpretes: Ana Cotore?, Josefina Gorostiza, Natalia Lope?z Godoy, Myriam Henne-Adda, Marina Otero y Toma?s Pozzi. Teatros del Canal de Madrid, hasta el 23 de junio. Teatre Lliure de Barcelona, del 19 al 23 de marzo de 2025.
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