Mi hijo dibuja para explorar sus miedos y huir de la depresi¨®n
Esta es la historia de Arturo, mi hijo, y de su personaje Square, de lo dif¨ªcil que es intentar hacer re¨ªr cuando has olvidado para qu¨¦, y de reencontrarle el sentido a todo jugando a ser un cruce entre Jeff Kinney y Riad Sattouf
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La depresi¨®n adolescente es a¨²n invisible, por innombrada e impensable, y a veces dibujar, eso que hac¨ªas de ni?o para intentar encajar en el mundo, te saca, lejos de casa, en mitad de un viaje de fin de curso, del agujero. Esta es la historia de Arturo, mi hijo, y de su personaje Square, de lo dif¨ªcil que es intentar hacer re¨ªr cuando has olvidado para qu¨¦, y de reencontrarle el sentido a todo jugando a ser un cruce entre Jeff Kinney y Riad Sattouf.
La libreta es s¨®lo una libreta Miquelrius, la cl¨¢sica libreta de tapa dura en la que Roberto Bola?o sol¨ªa escribir, y a la que sol¨ªa llamar Stella Maris, cada vez, en honor al campin en el que trabajaba, Estrella de Mar. Una miquelrius diminuta, de bolsillo, que el chaval, un chaval de 15 a?os al borde de los 16, antidepresivos y calmantes en la maleta, usa para documentar su viaje de fin de curso y, de paso, no estar en ning¨²n lugar, y estar en todos a la vez. Porque, a trav¨¦s de esa libreta, dice, est¨¢ volviendo a ser ni?o, y, a la vez, est¨¢ extendi¨¦ndose hacia el futuro, un futuro en el que hasta hace un mes no cre¨ªa y al que no se ve¨ªa perteneciendo porque, simplemente, no sent¨ªa que encajase. Que fuese como los dem¨¢s. ?Y en qu¨¦ consiste encajar, le pregunto? ?En qu¨¦ ser como los dem¨¢s?
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Existen muchos dem¨¢s, le digo. Hay dem¨¢s como Ib¨¢?ez, y Riad Sattouf, como Charles Schulz, Liniers, Calpurnio y Sarah Andersen. Arturo se mud¨®, siendo ni?o, a las vi?etas de Ib¨¢?ez y Calpurnio. Se instal¨® en ellas como quien se instala en un lugar mejor, el ¨²nico posible desde el que observar el mundo a salvo, y, de alguna forma, intervenir en ¨¦l. Porque, como cualquiera llamado a ser dibujante, Arturo primero ley¨®, ansiosa y obsesivamente ¡ªno s¨®lo esas vi?etas, sino tambi¨¦n los Cuentos de los hermanos Grimm, una ¨²nica novela de Jules Verne, y las dos Alicias de Lewis Carroll¡ª al menos una decena de veces, y luego, me cuenta, trat¨® de ordenar todo lo que le ocurr¨ªa, siempre desde el deseo de que todo fuese distinto, mejor, desde las suyas propias.
La manera en que su cerebro neuroat¨ªpico ha destilado la narrativa a trav¨¦s de las vi?etas podr¨ªa considerarse un milagro
Eran vi?etas de agentes secretos, dice. Pero no ten¨ªan ning¨²n sentido, dice tambi¨¦n. La manera en que su cerebro neuroat¨ªpico ha destilado la narrativa a trav¨¦s de las vi?etas podr¨ªa considerarse una especie de milagro. Que alguien con un trastorno del espectro autista que le impide resumir lo que le ha ocurrido en un d¨ªa sea capaz de captar lo que importa de una situaci¨®n ficticia hasta comprimirla en una tira c¨®mica que, adem¨¢s, como en cualquier escena imaginada por Larry David para Seinfeld, tenga a la vez un sentido de incomprensi¨®n del mundo, y de absoluta puesta en evidencia de su absurdo, es, s¨ª, una especie de milagro. Y uno al que Arturo lleg¨® tratando de encajar. Pero no entre todos los dem¨¢s, como ¨¦l cree, sino entre esos otros dem¨¢s que lo hicieron antes que ¨¦l.
Dice Alejandro Zambra que uno escribe para pertenecer, y en ese escribe cabe tambi¨¦n un dibuja, porque ese escribe es un crea. Uno crea para formar parte de algo cuando siente que no lo hace. Arturo cre¨® a su personaje, Square ¡ªun cuadrado con un sombrero en forma de tri¨¢ngulo ¡°y los pies y las manos de Cuttlas¡±, dice, el famoso vaquero de Calpurnio¡ª, ¡°un d¨ªa de invierno, ten¨ªa 11 a?os, estaba en el patio, acababa de cambiar de colegio¡±. Square era ¨¦l, dice. ?l, en otro lugar, uno en el que todo ir¨ªa siempre bien. Por entonces a¨²n se empe?aba en tratar de desarrollar argumentos. Se dio cuenta de que no iba a poder hacerlo despu¨¦s de participar en un taller de c¨®mic en una biblioteca. Pero pod¨ªa probar con situaciones cerradas. Con tiras c¨®micas. Y eso fue lo que hizo.
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Con el tiempo, y la relectura constante, aun obsesiva, de Ib¨¢?ez, Calpurnio, Liniers y Charles Schulz ¡ªque se incorporaron a esos 11 a?os y todo son p¨¢ginas dobladas, ideas que siempre le llevan a otras ideas y a las que vuelve todo el rato en sus recopilatorios¡ª, Square se ha convertido en eso que le permite desencriptar el mundo, o hacerlo m¨¢s habitable, en alg¨²n sentido amable, suyo. Cuando Square desaparece, desaparece tambi¨¦n ¨¦l, de alguna forma, y hasta que se subi¨® a ese avi¨®n, con destino a Praga, hac¨ªa demasiado que nada, ni siquiera ese cuadrado con su propio villano ¡ªTrivillan, un tri¨¢ngulo con sombrero cuadrado, ¡°todo aquello que no me gusta o me da miedo de lo que soy¡±, dice¡ª, eso que era ¨¦l mismo, ten¨ªa mucho sentido. La depresi¨®n adolescente es a¨²n invisible.
Lo que hay en esa miquelrius es, pues, otro tipo de milagro. Es un diario de viaje que empez¨® siendo un lugar seguro que ni siquiera sab¨ªa que lo era. La ¨²nica raz¨®n por la que se decidi¨® a dibujarlo ¡ªy a escribirlo, en vi?etas de a veces p¨¢gina completa, un cruce entre Jeff Kinney y Riad Sattouf¡ª es por tener algo que hacer cuando se acabase todos los libros, y los c¨®mics, que se hab¨ªa llevado. Quer¨ªa estar en Praga, pero tambi¨¦n quer¨ªa estar en casa. No hay una fotograf¨ªa de ese viaje en la que no aparezca dibujando. El tama?o de la libreta, que llevaba a?os por casa sin destino, era perfecto. Y el formato, algo nuevo para ¨¦l, y algo que, dice, no repetir¨¢ hasta que no vuelva a viajar sin nosotros. Nosotros ¨¦ramos el lector. Y he aqu¨ª el mejor ejemplo, el m¨¢s puro, de su ¡ªnuestra¡ª importancia.
Laura Fern¨¢ndez es periodista y escritora. Su ¨²ltimo libro se titula ¡®Hay un monstruo en el lago¡¯ (Debate).
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