¡®Biograf¨ªa de X¡¯, de Catherine Lacey: un fascinante y magn¨¦tico ¡®Orlando¡¯
La autora estadounidense dinamita los l¨ªmites de la biograf¨ªa en una novela que hibrida g¨¦neros y subg¨¦neros y amontona formas que condensan el ¡®momentuum¡¯ contempor¨¢neo
Charlotte Marie, o Cynthia Malone, Char, o simplemente C. M., ha estado casada con el mundo. O una parte enorme, siempre cambiante, del mismo. C. M., la investigadora, la narradora en primera persona ¡ªuna primera persona que entrevista, e indaga, que se esconde y se muestra, que piensa y permite pensar¡ª de Biograf¨ªa de X, estuvo casada con una mujer que, como el/la Orlando de Virginia Woolf, contuvo multitudes, y fue, desde el principio, y a conciencia, un misterio. Un misterio que convirti¨® la vida de todo aquel que se cruz¨® en su camino en algo apasionantemente valioso. Porque X ¡ªCaroline Luanna Walker Vine, Dorothy Eagle, Deena Stray, Clyde Hill, Martina Riggio, Cassandra Edwards, Bee Converse, Cindy O, Yarrow Hall, Vera, y algunos nombres m¨¢s¡ª es algo as¨ª como un foco capaz de hacerte brillar en el cruce de dos mundos: el que crees estar habitando, y el que habit¨®, desde el principio, ella, pura intervenci¨®n, o interferencia, y ejemplo de c¨®mo de moldeable puede llegar a resultar la realidad.
Con un magnetismo feroz, inigualable, la clase de magnetismo que convierte a una novela en un cl¨¢sico, uno instant¨¢neo por necesario ¡ªsu clarividencia es tal que, en ella, confluye todo nuestro tiempo, en todos sus infinitos matices, y ahora ver¨¢n por qu¨¦¡ª, Catherine Lacey se adentra, bajo la voz imperiosamente ¨ªntima de C. M., la voz de quien convivi¨® con el misterio y lo sigue haciendo, lo har¨¢ para siempre, en la historia de X, artista iconoclasta, escritora de culto, productora musical, fuerza de la naturaleza de identidad mutante, y aparente. Lo hace, Lacey, hibridando g¨¦neros y subg¨¦neros ¡ªde la ucron¨ªa al ensayo documental, de la novela de aventuras social a las memorias de alg¨²n tipo de subsuelo, o todos a la vez¡ª, y amontonando formas ¡ªel ensamblaje de entrevistas, cartas, fotograf¨ªas, narraci¨®n en primera persona de un presente que s¨®lo es pasado¡ª, jugando con la verosimilitud y el fake, con lo real y lo posible, y dando (a) luz a un artefacto que condensa el momentuum contempor¨¢neo.
All¨¢ por 1928, cuando Virginia Woolf public¨® Orlando ¡ªnovela subtitulada ir¨®nicamente una biograf¨ªa¡ª, puso su frondosa e ind¨®mita pluma a las ¨®rdenes del yo inagotable de un alguien que pod¨ªa vivir, y viv¨ªa, cientos de a?os, un alguien que se transformaba, y se med¨ªa con cada una de sus limitaciones ¡ªse expand¨ªa en ellas¡ª, en un intento de acabar de una vez por todas con el g¨¦nero factual y limitado de la vida escrita, es decir, con la biograf¨ªa. Que su padre, sir Lesley Stephen, fuese un reputado bi¨®grafo, no es casual. Tampoco lo fue la b¨²squeda de Woolf de otra manera de biografiar, o de ninguna manera de hacerlo, matando, ingeniosa y sabiamente al padre, al huir de lo cuantificable en todo aquello que pod¨ªa referirse a una vida, y abrazar el nebuloso, el incontenible flujo de conciencia, la otra manera de fijar a un alguien, de explorarlo, cartografiarlo, volverlo visible, desde una mutabilidad, por otro lado, que hace imposible toda idea de que algo ¡ªese yo¡ª se detenga.
?Y no es eso lo que ocurre con X? Nacida en el perverso y conservador ¡ªde un conservadurismo religioso aterrador, aterrador hasta impedir todo pensamiento libre¡ª Territorio del Sur, la parte oscura de una Norteam¨¦rica dividida ¡ªcomo se dividieron Alemania y Berl¨ªn despu¨¦s de la II Guerra Mundial: con un muro de contenci¨®n, tras el que se encontraba otro mundo, por completo distinto¡ª, Carrie Lu escapa de una vida de joven madre y combatiente fingiendo una muerte que podr¨ªa haber ocurrido, y dejando que, a partir de ese momento, fuese el mundo quien la modelase, cruzando, resuelta y temerariamente, todas las puertas que se abr¨ªan ante ella, o que pod¨ªan llegar a abrirse, volvi¨¦ndose un alguien irrastreablemente distinto cada vez, como quien juega con una personalidad m¨²ltiple de una ¨²nica cara sin necesidad de que esa cara cambie. Dejando claro, a cada nueva encarnaci¨®n, c¨®mo de necesitada est¨¢ la realidad, y cualquiera dentro de ella, de ficci¨®n, una ficci¨®n que sublime lo posible, como hace, en tanto artefacto sabiamente construido, esta novela monstruo.
Vivimos en una realidad m¨²ltiple, una realidad de espejos que observan a otros espejos, pantallas que ocultan mientras muestran, ?y en qu¨¦ consiste el arte, la obra de X, eso que quedar¨¢ cuando ella ya no est¨¦, si no en reflejar espejismos que no se contentaron con ser espejismos, y a la vez, no fueron m¨¢s que espejismos, posibilidades, algo a la vez real e irreal? Usados como brochazos con los que adornar el lienzo, los nombres de otros artistas intervenidos en alg¨²n sentido por X ¡ªDavid Bowie, Denis Johnson, Patti Smith, Chris Kraus, y un largo etc¨¦tera¡ª sirven para propulsarlo, colocarlo en el limbo l¨²dico de lo viable pero incre¨ªble, un limbo en el que lo inventado ¡ªlos otros nombres, los nombres que X tom¨® como desv¨ªo¡ª tiene el mismo peso que lo historiografiado, permitiendo que cada p¨¢gina se nutra de todo aquello que la humanidad ya ha escrito, y lo que a¨²n no. Ambiciosa y certera, Lacey ha escrito el exorcismo a una ¨¦poca vac¨ªa que necesita llenarse de otras para no ser nunca nada y todo a la vez.
Biograf¨ªa de X
Traducci¨®n de N¨²ria Molines Galarza
Alfaguara, 2024
456 p¨¢ginas, 22,90 euros
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