¡®Caramel¡¯, la danza de la adicci¨®n

Las hermanas Ariadna y Clara Peya llevan a?os explorando la escena con Les Impuxibles, un colectivo art¨ªstico y familiar donde mezclan la danza, la m¨²sica y el texto. Estos ¨²ltimos a?os han tejido alianzas con autores como Marc Rosich (Limbo), Carla Rovira (A¨¹c), Bel Olid (Painball) o Mar¨ªa Velasco (Suite TOC n¨²m 6, Fam, Harakiri). El miembro m¨¢s reciente de esta familia impuxible es Pablo Messiez, quien firma el texto y la mirada externa de Caramel, reci¨¦n estrenada en el Lliure de Gr¨¤cia.

Nos encontramos en un elegante piano-bar (espacio e iluminaci¨®n de Judit Colomer), refugio et¨ªlico y musical que combina la oscuridad con el glamur. La aparente belleza del lugar esconde su alma de cueva, punto de encuentro de una de las adicciones m¨¢s comunes: el alcoholismo. Caramel indaga en nuestra relaci¨®n con las sustancias, el uso y abuso que hacemos de todo aquello que nos hace felices, nos excita, nos angustia o nos relaja. A veces todo al mismo tiempo. Los textos de Messiez danzan con la m¨²sica de Clara Peya y las coreograf¨ªas de Ariadna Peya, que esta vez no participa como int¨¦rprete. Los sobret¨ªtulos hacen el espect¨¢culo m¨¢s accesible, en una propuesta biling¨¹e en lo que se refiere al texto y promiscua en lo esc¨¦nico.

La obra no se acaba de mojar, ni parece que tenga muy claro qu¨¦ nos quiere decir. La droga es mala, la droga es buena, todo depende del contexto

Los dos a?os de investigaci¨®n y entrevistas con especialistas que hay tras Caramel se traducen en un espect¨¢culo demasiado prudente. Caramel no se acaba de mojar, ni parece que tenga muy claro qu¨¦ nos quiere decir. La droga es mala, la droga es buena, todo depende del contexto. Ya lo sabemos. Veneno o elixir, las condiciones econ¨®micas y culturales determinan nuestra relaci¨®n con ella y, en especial, c¨®mo seremos percibidos por la sociedad. El actor Joan Sol¨¦ (c¨®mplice habitual de Messiez) ejerce el papel de encantador crooner trasnochado que susurra al micr¨®fono, a medio camino entre el cantante de hotel y un so?oliento Albert Pla. Se agradece much¨ªsimo la presencia de la actriz Sandra Pujol: ya sab¨ªamos que es muy buena, dice el texto de maravilla y tiene mucha gracia, pero es que aqu¨ª se nos revela como una excelente bailarina. Queremos ver m¨¢s a Sandra Pujol en nuestros escenarios. Entre los bailarines de la pieza, destaca Helena Gispert con su solo en vestido rojo: esa mujer tiene una presencia esc¨¦nica y un magnetismo innegables. Yasser D¡¯Oquendo y Pol Guimer¨¤ est¨¢n un poco desaprovechados, as¨ª como la siempre estimulante Mabel Olea, que aqu¨ª nos regala un ¡°solo con silla¡± marca de la casa: la contorsi¨®n puede ser muy expresiva.

Clara Peya ejerce de maestra de ceremonias de este local nocturno y taciturno que tras el cristal aloja un mundo de soledad y tristeza

Al piano, Clara Peya ejerce de maestra de ceremonias de este local nocturno y taciturno que tras el cristal aloja un mundo de soledad y tristeza. La m¨²sica de Caramel es m¨¢s dulce que en otras propuestas de Les Impuxibles, menos minimalista o machacona, acerc¨¢ndose a ratos a una nana lis¨¦rgica. Los textos de Messiez quedan un poco anecd¨®ticos: sus mejores hallazgos aparecen cuando abandona la gravedad (¡°Deja de echarle a la droga la culpa de tus ganas de morir¡±) y se pone m¨¢s terrenal (¡°Qu¨¦ rico el gusto feo de la coca¡±). Su voz en off declamando el texto sobre el chemsex es uno de los momentos m¨¢s duros del montaje: droga, deseo y autodestrucci¨®n no hab¨ªan estado nunca tan cerca. Eros y T¨¢natos est¨¢n de chill.

Entre el uso recreativo y la adicci¨®n hay una infinidad de posibilidades. La hero¨ªna puede ser la protagonista intr¨¦pida de una historia o una sustancia letal. Los forros en rojo de las chaquetas (vestuario de Joan Ros) son la sangre que circula, pura o contaminada, por nuestros cuerpos danzantes. Caramel se revela como una propuesta que seducir¨¢ tanto a los seguidores de Les Impuxibles como a los de Pablo Messiez. No tengo tan claro que salgamos del teatro sabiendo algo que no sab¨ªamos, o habiendo hecho una reflexi¨®n que ya podr¨ªamos haber hecho en casa. Tras la funci¨®n, nos reunimos en el bar para tomar una copa. ¡°?Me pones otra?¡±.