¡®La gram¨¢tica¡¯, el incre¨ªble caso de la lengua menguante
Decir o no decir, he ah¨ª el dilema que Ernesto Caballero roza en esta parodia del ¡®Pigmali¨®n¡¯ de Bernard Shaw, en la que Mar¨ªa Ad¨¢nez encarna a una militante de la precisi¨®n l¨¦xica y Jos¨¦ Troncoso al psicoterapeuta que intenta devolverla al redil
?Se te ha comido la lengua el gato?, le preguntaban ret¨®ricamente sus mayores a los ni?os pillados en falta, cuando, tras inquirirles por su mala conducta, permanec¨ªan callados y circunspectos. A la lengua espa?ola el olvido de una parte mollar de su l¨¦xico le est¨¢ dando buenos bocados, en cierta medida por la influencia que ejercen buena parte de la industria audiovisual, las redes sociales y las grandes agencias de comunicaci¨®n, la mayor¨ªa de ellas originarias de pa¨ªses anglosajones. La protagonista de La gram¨¢tica, comedia de Ernesto Caballero escenificada en Matadero Madrid, es una humilde limpiadora de la Real Academia de la Lengua Espa?ola que adquiere un dominio virtuoso del l¨¦xico y de la sintaxis tras recibir un golpe en la cabeza, proporcionado por un diccionario en ca¨ªda libre. Como Pablo de Tarso tras precipitarse al suelo desde su caballo, camino de Damasco, esta mujer del mont¨®n ve la luz de sopet¨®n, abraza una nueva fe y consagra su vida en adelante a limpiar, fijar y dar esplendor a su idioma materno.
Su reci¨¦n adquirido celo l¨¦xico aboca a la protagonista a una crisis familiar, laboral y existencial: nadie de su entorno le tolera que le est¨¦ corrigiendo constantemente. Hablar con desali?o resulta tan confortable como llevar bata: ni su marido ni sus hijos admiten de buen grado que la mujer les imponga ese habla suya de etiqueta, repentina. El asunto que Caballero plantea en La gram¨¢tica resulta oportuno y tiene gracia: la precisi¨®n de la lengua bien dicha incomoda a la mayor¨ªa social, que prefiere comunicarse m¨¢s por encima, sin entrar en detalles y sin esforzarse en dar con el dardo en la palabra. Por ello, en esta obra las autoridades no pretenden corregir a quien habla mal, sino a quien mejor se expresa, para que vuelva a integrarse en la mayor¨ªa. Poco importa que la sintaxis est¨¦ de su lado: su buen decir perturba el normal discurrir de las cosas.
La gram¨¢tica parodia el papel que est¨¢ desempe?ando la RAE al validar locuciones como ¡®hacer esp¨®iler¡¯, cuyo uso popular impulsado por el viento de cola de los medios de comunicaci¨®n ha venido a desplazar el empleo ancestral del verbo destripar, tan expresivo en s¨ª. Decir: ¡°No me destripes el final de la novela¡± ser¨¢ siempre m¨¢s elocuente que rogarle a alguien: ¡°No me hagas esp¨®iler¡±. La sustantivaci¨®n acad¨¦mica del acr¨®nimo DANA (Depresi¨®n Aislada en Niveles Altos), reci¨¦n validada tambi¨¦n, puede ser el espaldarazo que arrincone definitivamente el uso de la locuci¨®n ¡®gota fr¨ªa¡¯, mil veces m¨¢s sugestiva.
?Y qu¨¦ decir del estiramiento eufem¨ªstico de verbos como influir, concretar, recibir, conectar o abrir, reconvertidos en influenciar, concretizar, recepcionar, interconexionar o aperturar? ?Qui¨¦n va a querer aclarar cosa alguna, pudiendo clarificarla? De todo ello habla muy por encima Caballero en esta obra que invierte el asunto del Pigmali¨®n de Bernard Shaw. La limpiadora encarnada por Mar¨ªa Ad¨¢nez es el reverso de Eliza Doolittle, la verdulera a la que el doctor Higgins se propone ense?ar a expresarse con el estilo, la prosodia y la cadencia de una duquesa. En cambio, el psicoterapeuta de La gram¨¢tica, encarnado por Jos¨¦ Troncoso, quiere que su antagonista desaprenda su reci¨¦n adquirida pericia l¨¦xica, someti¨¦ndola a un procedimiento similar a los usados en la desintoxicaci¨®n de drogodependientes.
Todo el espect¨¢culo es par¨®dico: el p¨²blico es invitado a presenciar una sesi¨®n cl¨ªnica chusca, como las que Albert Boadella plante¨® en su d¨ªa en varios montajes de Els Joglars. Tanto el tema como las interpretaciones (especialmente la de Mar¨ªa Ad¨¢nez, tan comprometida con su papel) y la puesta en escena, limpia y clara, tienen inter¨¦s, pero se resuelven en fuegos de artificio, porque la sobrevenida exactitud l¨¦xica de la protagonista no va acompa?ada por el don de llamar a las cosas por su nombre: nada incomoda m¨¢s que llamar al pan, pan. Hubiera sido una manera de meter esta comedia ligera m¨¢s en harina.
La gram¨¢tica
Texto y dirección: Ernesto Caballero.
Reparto: María Adánez y José Troncoso.
Nave 10 Matadero. Sala Max Aub (Nave 10). Madrid. Hasta el 22 de diciembre. A partir de enero en Vigo, Barcelona, Castellón, Tarragona, Salamanca, Elche, Leganés, Alcobendas, Torrevieja
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